/BOLETIN-DD HH/ RUANDA: Reproches a Europa en cuarto aniversario del genocidio

Las colinas de Bisesero albergan los rastros de la muerte en la forma de un inmenso yacimiento de calaveras y huesos humanos que alguna vez pertenecieron a los miembros de un clan tutsi víctima del genocidio.

Decenas de miles de personas fueron masacradas en este lugar, donde el gobierno de Ruanda decidió rendir homenaje a las víctimas del genocidio de 1994. Las colinas están ubicadas al oeste del país, en la comuna de Gishyita, cerca de la frontera con la República Democrática de Congo.

La zona de Bisesero era habitada por un clan tutsi llamado "Abasesero", que opuso feroz resistencia al ataque de milicias extremistas hutus y soldados del gobierno de aquella época.

Unos 50.000 tutsis se habían congregado en las colinas de Bisesero huyendo de los "Interahamwe", bandas de hutus armadas de garrotes, machetes y granadas, apoyados por la artillería del gobierno.

El pueblo que se levantaba en Bisesero ya no existe. Un sobreviviente relató a la organización African Rights que "en el lugar donde pastaban las vacas y jugaban los niños sólo hay huesos, huesos en cada rincón".

"Las matanzas de Bisesero marcaron un momento muy especial en la historia del genocidio", dice un informe de 111 páginas preparado por African Rights, que tiene su sede en Londres.

Allí se consigna que los tutsis organizaron una resistencia contra soldados, gendarmes, Interahamwe y aldeanos que les permitió responder durante cerca de un mes.

Armados con garrotes, piedras y machetes, además del deseo de vivir, se enfrentaron a sus perseguidores, bien equipados por empresarios que financiaron sus vehículos, armas y hasta pagaron recompensas.

Según African Rights, los tutsis también mataron a algunos de sus sitiadores, incluso a policías.

Pero la escasez de comida y medicina, las lluvias y el frío, sumados al hecho de que no tenían la fuerza necesaria para resistir el asedio, determinaron su derrota.

Más de 20.000 personas murieron durante el ataque final, y las matanzas continuaron hasta que aparecieron tropas francesas que formaban parte de una fuerza de paz.

Los franceses estaban a cargo de la "operación turquesa", que consistía en un anillo de seguridad en el oeste del país, donde se refugió el gobierno de Ruanda con sus fuerzas de seguridad, incluyendo los Interahamwe.

El informe sostiene que los soldados franceses podrían haber salvado la vida de 2.000 aterrorizados tutsis el 26 de junio de 1994, si hubieran escuchado sus súplicas.

"Las tropas francesas dijeron que volverían en tres días, y cuando lo hicieron 1.000 personas habían sido asesinadas. Esa actitud de los militares franceses de abandonar a 2.000 refugiados aterrorizados es imperdonable", dijo African Rights, y recordó que esas fuerzas tenían vehículos, radios y armas.

"Los franceses deberían regresar las 13 armas que nosotros le quitamos a los asesinos para exhibirlas en este monumento", añadió un ex residente de Bisesero que habló anónimamente en nombre de los sobrevivientes en la ceremonia de colocación de la primera piedra de un Memorial de la Resistencia.

Durante la ceremonia realizada el día 6, el presidente Pasteur Bizimungu pidió ayuda a la comunidad internacional para poder avanzar en la reconstrucción de Ruanda.

"En Ruanda no le tenemos rencor a los europeos, pero no puedo dejar de recordar que fueron precisamente los europeos los responsables del caos que tenemos en esta región", dijo el mandatario.

Bizimungu comentó que "Europa tiene una gran cuota de responsabilidad en esta tragedia, y también debería involucrarse en la tarea de reparar sus consecuencias".

Las consecuencias del genocidio son palpables en algunas zonas del oeste, por ejemplo en Kibuye. Allí las tierras de cultivo están cubiertas por densos arbustos que cubren las colinas de Bisesero, hasta la costa del lago Kivu.

Las casas fueron destruidas y el ganado diezmado. Entretanto, los sobrevivientes claman por justicia.

Algunos de los autores del genocidio están bajo la custodia del Tribunal Penal Internacional en Tanzania. Otros andan libres.

"Muchos opinan que la justicia está negada en el Tribunal, pues hasta ahora no se ha completado ni un solo juicio y los culpables no han recibido su castigo", comentó Bizimungu.

El mandatario comentó positivamente la reciente visita a Ruanda del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, quien expresó su solidaridad con las víctimas del genocidio y lamentó que la comunidad internacional no haya hecho nada para impedirlo.

Estados Unidos asumió un papel protagónico al proceder al aislamiento y la detención de los responsables del genocidio. Las autoridades de ese país arrestaron en su territorio a Jean Bosco Barayagwiza y al pastor Elizaphan Ntakirutina, uno de los autores intelectuales de la masacre en Bisesero.

El presidente Bizimungu solicitó a Canadá que asuma una actitud similar y extradite a Leon Mugesera, quien tuvo un papel clave en las matanzas, pues con sus discursos incitó a los hutus a exterminar a los tutsis. (FIN/IPS/tra-en/jbk/mn/pm/lc-ml/hd/98

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