/BOLETIN-AMBIENTE/ ONU: Los desechos tóxicos afectan los derechos humanos

Las campañas contra las exportaciones de desechos tóxicos y peligrosos a los países en desarrollo tienen un ángulo humanitario, además del ecológico, dictaminó la Comisión de Derechos Humanos de la ONU.

La resolución, aprobada el viernes, acogió el enfoque del grupo africano que defendió la competencia de la Comisión para investigar la práctica cada vez más frecuente del vertido de desechos peligrosos en los países pobres.

En cambio, los países industrializados y algunos en desarrollo sostuvieron que los efectos del vertido ilícito de productos tóxicos deben quedar en jurisdicción de instituciones como la Convención de Basilea o el Centro de Desarrollo Sostenible de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

"Son las organizaciones mejor dotadas para hacerlo", dijo Nancy Rubin, de Estados Unidos. "No creemos que la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos pueda hacerlo de manera importante".

Pero la Convención de Basilea, vigente desde 1992 para regular el movimiento transfronterizo de desechos, no se ocupa de derechos humanos, advirtió la representante senegalesa Absa Claude Diallo, portavoz del bloque africano.

La resolución de la Comisión de Derechos Humanos, aprobada con 33 votos favorables, 14 en contra y seis abstenciones, extendió por otros tres años el mandato de la relatora especial sobre el tema, la argelina Fatma-Zohra Ksentini.

El informe de Ksentini a la Comisión observó que, a pesar de los acuerdos internacionales, como la Convención de Basilea y la Convención de Bamako de 1991, se registra una tendencia marcada al aumento de la transferencia de productos tóxicos de países industrializados a países en desarrollo.

Un dato del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), citado por Ksentini, indicó que en 1989 los países del Norte industrial exportaron 20 por ciento de sus desechos al Sur en desarrollo.

A su vez, los estados miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), que congrega al Norte, producían en los años 80 más de 95 por ciento de los desechos peligrosos de todo el mundo.

Los mayores exportadores de desechos son Alemania, Holanda, Estados Unidos, Gran Bretaña y Australia.

El tráfico ilícito y el vertido clandestino de desechos y productos tóxicos se realiza por lo general en países en desarrollo o en regiones donde están asentadas poblaciones pobres, desheredadas o discriminadas, observó el informe.

Ese tráfico se sostiene mediante políticas fraudulentas y va acompañado -agregó- por la violación de capítulos de los instrumentos internacionales de derechos humanos.

Ksentini dijo que la disparidad en las normas jurídicas entre países del Norte y del Sur, así como la ambigüedades en los instrumentos internacionales son utilizadas como resquicios para la exportación de residuos peligrosos a los países más pobres.

Los exportadores aprovechan también la deteriorada situación económica de Africa y de otras regiones en en desarrollo.

La creciente liberalización y desregulación de los mercados internacionales también favoreció a los traficantes, al aumentar la flexibilidad para el emplazamiento de las empresas transnacionales, facilitándose así el movimiento transfronterizo de desechos tóxicos.

Los exportadores trasladan esos residuos a los países en desarrollo y ofrecen incentivos financieros atractivos, y a veces incluso sobornan a funcionarios, afirmó Ksentini.

También existe el tráfico encubierto. Entre 1989 y 1993, cerca de tres millones de toneladas de desechos fueron transportadas "legalmente" a naciones en desarrollo, en el marco de programas de recuperación financiados por países de la OCDE.

En ese aspecto, dijo Ksentini, los mayores exportadores inventariados fueron Alemania, Estados Unidos, Austria, Gran Bretaña, Australia, Canadá, Francia, Suecia y Holanda.

Los estados bálticos y los países del este y el centro de Europa son aparentemente los más buscados, seguidos por países de América Latina y el Caribe, Asia y Africa.

Alemania tiene tendencia a exportar esencialmente hacia los estados bálticos y Europa oriental y asubsidiariamente hacia América Latina y Asia.

La mitad de las exportaciones de Estados Unidos estaría dirigida hacia América Latina, mientras que Gran Bretaña aún parece preferir Asia, pero está diversificando sus exportaciones.

"El ejemplo más desmoralizador es la transferencia de productos tóxicos bajo la cobertura de asistencia humanitaria", dijo Ksentini en rueda de prensa.

La relatora especial citó el caso de una transferencia de "bienes humanitarios" procedentes de Alemania y destinados a Albania, que estaban constituidos por productos tóxicos. Al parecer, los desechos retornaron al país de origen.

Ksentini recibió el mandato de elaborar una lista de los países y de las compañias transnacionales que efectúan vertido de productos y desechos tóxicos y peligrosos en el mundo en desarrollo. (FIN/IPS/pc/ff/en hd/98

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