Jefes de gobierno del sudeste de Asia prometieron hoy en esta capital continuar la liberalización de sus economías afectadas por la crisis financiera, a pesar del creciente temor por el riesgo que supone depender de mercados sin controles para garantizar el rápido crecimiento.
El anuncio se hizo en la cumbre de 25 jefes de Estado y gobierno asiáticos y europeos que se inauguró este viernes y continuará hasta el sábado, en el marco de la Segunda Reunión de Asia y Europa (ASEM II), comenzada el jueves en Londres.
Europa y Asia deben "alentar y apoyar las gestiones reformistas, mantener abiertos sus mercados y resistir presiones proteccionistas, y ayudar a resolver problemas sociales que surjan de la crisis", declaró el presidente de la Comisión Europea, Jacques Santer, en la ceremonia de inauguración.
Aunque el principal punto a analizar en la cumbre será la crisis del sudeste asiático, los mandatarios también discutirán cuestiones como el trabajo infantil y la situación de la infancia en la región, los derechos humanos y la ampliación de ASEM para incluir a Australia, India, Nueva Zelanda y Pakistán.
El encuentro ya creó un Fondo de Fideicomiso de 25 millones de dólares que será canalizado a través del Banco Mundial para transferir el conocimiento práctico de Europa sobre la manera de reestructurar el sector financiero del sudeste asiático, golpeado por la crisis.
"Debemos resistir la tentación de enclaustrarnos en épocas de dificultad", exhortó el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, en la inauguración.
"Nuestra meta conjunta debe ser la de abrir más los mercados, reducir las barreras al comercio, aumentar la inversión y fomentar la competencia basada en la mayor estabilidad económica, transparencia y confianza en los mercados financieros", añadió.
Blair también declaró su fe en los paquetes de rescate reunidos por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para los países del sudeste asiático y dijo que ASEM debe "trabajar junto con el FMI para ayudar a restaurar la confianza del mercado y el crecimiento económico en Asia".
De manera similar, Santer elogió las "inmediatas gestiones de apoyo organizadas por las instituciones internacionales, instituciones en las que Europa y Asia tienen un papel considerable".
La respuesta de los países asiáticos pareció ser un "sí" rotundo, con excepción de China, cuyos líderes expresaron ciertas dudas sobre la futura liberalización del sector financiero.
Pero el primer ministro Chuan Leekpai, de Tailandia, dijo que, aunque los países en desarrollo están menos preparados y menor equipados para manejar los desafíos de la liberalización, no obstante deberían seguir adelante.
Chuan declaró que los países en desarrollo que dudan en abrir sus economías "no se deben desalentar por la actual crisis financiera de Asia, ni la deben utilizar como una excusa para cerrar sus economías".
"De hecho, debemos probarle al mundo que, a pesar de los problemas y caídas ocasionales, el libre comercio y la liberalización del mercado siguen siendo los medios más efectivos y eficientes de asegurar el crecimiento sostenido de todos los países, en desarrollo o industrializados", añadió.
Chuan y el primer ministro de Japón, Ryutaro Hashimoto, dijeron a los líderes europeos de la cumbre que la base económica de Asia sigue siendo sólida, a pesar de que este año se espera la contracción de algunas economías de la región.
Un estudio prevé una contracción de cinco por ciento de la economía de Indonesia para este año, mientras la inflación estimada ascenderá a 45 por ciento, comparada con 20 por ciento en 1997.
Además, el principal indicador económico de Japón, el índice "tankan" de las condiciones del mercado, llegó este jueves al punto más bajo de los últimos tres años, lo que revela que las empresas japonesas tienen poca confianza en el futuro económico de su país.
"La economía japonesa está al borde del colapso. Si la situación sigue decayendo, sin duda tendrá un efecto perjudicial en la economía mundial", advirtió este jueves Norio Ohga, presidente de la compañía de productos electrónicos Sony, en Tokio.
Sin embargo, el portavoz del gobierno británico Alistair Campbell declaró a la prensa en Londres que la situación de Japón recibió poca atención en la cumbre de ASEM II.
"No creo que (los líderes) piensen que la economía japonesa vaya a sufrir un colapso. Expresaron su confianza en que el pueblo japonés encuentre una salida", dijo Campbell.
La deuda externa de los principales países del sudeste asiático también es factor de preocupación. La cifra para Corea del Sur equivalía en junio a 103.400 millones de dólares, antes de que se desatara la actual crisis en julio.
Entonces, Tailandia adeudaba 69.400 millones, Indonesia 58.700 millones, China 57.900 millones, Malasia 28.800 millones, Taiwan 25.200 millones y Filipinas 14.100 millones.
Hashimoto restó importancia a la situación en Japón y pintó un panorama optimista para el resto del sudeste asiático al decir que interpretaba a la actual crisis como un factor correctivo.
"Algunos países de Asia experimentaron un ingreso excesivo de capital y, en retrospectiva, como resultado de la excesiva apreciación de sus monedas, sufrieron una corrección debida a la súbita depreciación que ocurrió a partir del año pasado y aumentaron las dificultades para conseguir capital", dijo.
Aunque los oradores en la inauguración revelaron poca disposición para referirse a las raíces de la crisis asiática, que algunos afirman radica precisamente en las políticas de libre mercado elogiadas por los gobiernos, Campbell señaló que las reformas del FMI estuvieron entre los puntos discutidos luego.
En una conferencia previa a la reunión de ASEM II, en Londres, organizaciones no gubernamentales y sindicatos obreros advirtieron que se debe detener y desmantelar la liberalización financiera ordenada por el FMI para las economías del sudeste de Asia, antes de que estas economías se puedan recuperar. (FIN/IPS/tra-en/dds/rj/aq-lp/ip if/98
