ARGENTINA: El FMI con la lupa en el desequilibrio externo

El Fondo Monetario Internacional (FMI) comenzó hoy en Argentina una misión signada por el creciente desequilibrio externo de la economía como preocupación casi excluyente, un fenómeno que en 1997 precipitó el endeudamiento y la posterior ola devaluatoria en los países del sudeste de Asia.

El déficit comercial y de balanza de pagos preocupa tambien a los inversores externos, que comparan el escenario argentino con el de las vísperas de la crisis en Asia oriental y temen hacer desembolsos, advirtieron esta semana analistas de bancos internacionales reunidos en la provincia de Buenos Aires.

La caída del precio internacional de los productos agrícolas y del petróleo como consecuencia de las devaluaciones asiáticas y de la menor demanda de esa región provocó una caída en las exportaciones argentinas en los últimos meses.

Los productos más afectados por la baja de precios conforman 32 por ciento de las exportaciones argentinas.

La tendencia a la baja de las exportaciones superó los pronósticos oficiales y, por lo tanto, frustró los compromisos asumidos por el gobierno ante el FMI mediante una carta de intención que le permitió obtener un crédito de facilidades ampliadas.

La delegación del FMI, encabezada por Teresa Ter Minassián y Tomás Reichmann, analizará también la marcha de las negociaciones por las reformas laboral e impositiva, dos instrumentos que, a juicio de los representantes del organismo, contribuirían a desacelerar el crecimiento sin provocar recesión y más desempleo.

Según un anticipo difundido este miércoles por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, los datos preliminares de febrero indican que el desequilibrio comercial creció ese mes respecto de enero y por lo menos cuadruplicó el monto de febrero de 1997.

El gobierno había proyectado en 1997 un déficit no superior a 5.000 millones de dólares para todo el año, pero los funcionarios debieron renegociar a mediados de marzo con el FMI para elevar el tope a 6.000 millones, y ahora se teme que también se supere ese techo.

Los datos de febrero hacen prever a los economistas que el rojo comercial llegue este año a superar los 8.000 millones de dólares, que se sumaría al desequilibrio de la cuenta corriente, tal como lo pronosticó el consultor económico de empresas extranjeras, Miguel Angel Broda.

Temerosos una crisis de confianza, las autoridades del Ministerio de Economía relativizaron la gravedad de la tendencia y rechazaron recomendaciones de economistas privados para enfriar el crecimiento económico que llegó en 1997 a ocho por ciento.

Los funcionarios tampoco aceptan consejos de los técnicos del FMI para hacer un "ajuste preventivo" restringiendo la demanda de endeudamiento a través de un aumento de las tasas de interés que redundaría en un crecimiento más lento y una baja de las importaciones.

El Ministerio de Economía sostiene que detrás del déficit hay una creciente inversión privada, aunque algunos funcionarios admitieron que habrá que analizar a qué sectores se está orientando esa inversión y evaluar la sustentabilidad de los desequilibrios en el largo plazo.

El economista argentino Guillermo Calvo, que vaticinó la crisis mexicana de 1994, coincidió con el FMI en que se deben subir de manera drástica los requisitos de liquidez de los bancos a fin de prevenir una crisis en el sector financiero, el más vulnerable.

Calvo, profesor de la universidad estadounidense de Maryland, propuso aumentar de 20 a 90 por ciento los requisitos de liquidez en Argentina, aunque sea al costo de reducir aun más la cartera de bancos, que sufrió un severo ajuste tras la devaluación azteca que desató el "efecto tequila" en toda la región.

La preocupación por el desequilibrio era todavía incipiente en octubre, cuando, en plena crisis de las economías de Asia, las ventas externas argentinas comenzaron a caer.

En noviembre y diciembre, los efectos de la crisis asiática en Brasil, principal cliente argentino, acentuaron la caída de las exportaciones.

Pero en enero y febrero se encendieron las alarmas. En el primer mes del año, el déficit comercial fue de 800 millones de dólares y en febrero se ubicará entre 500 y 630 millones.

Los economistas privados coinciden en que la caída de los precios internacionales del maíz, el trigo, la soja, la harina de soja y el petróleo, provocarán una pérdida total de 1.400 millones de dólares este año para la economía argentina.

El cálculo surge de estimar las ventas previstas para este año al precio de 1997 y restarle el precio real de este año, que bajó entre 10 y 26 por ciento, según el rubros. (FIN/IPS/mv/mj/if/98

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