La propuesta para crear una Corte Criminal Internacional (CCI) en el marco de la ONU deberá considerar la necesidad de que este tribunal tenga jurisdicción sobre crímenes de violencia sexual cometidos durante los conflictos armados, planteó la Unión Europea.
"La perspectiva de género debe existir para la CCI", advirtió la ministra británica de la Mujer, Joan Ruddock, durante una reunión realizada en la sede de las Naciones Unidas (ONU).
Ruddock, quien habló a nombre de los 15 países integrantes de la Unión Europea (UE), dijo que "los procedimientos de la Corte para tratar casos de violencia sexual deberían considerar fórmulas para que las mujeres puedan aportar evidencia sin tener miedo".
El planteamiento fue presentado a centenares de delegados de organizaciones no gubernamentales (ONG) que se encuentran en Nueva York para participar en una sesión de la Comisión de la ONU sobre la Situación de las Mujeres (CSW, en sus siglas en inglés).
"Las mujeres suelen ser víctimas de conflictos armados, pero sus intereses y sus necesidades son pasadas por alto durante todas las etapas de esos conflictos", agregó Ruddock
La ministra británica destacó que para la UE las mujeres desempeñan un papel de la máxima importancia en "prevención de conflictos, pacificación y solución de los conflictos, y reconstrucción después del conflicto".
La embajadora de Estados Unidos, Linda Tarr Whelan, dijo que la CSW debería urgir a los tribunales de crímenes de guerra para que otorguen atención especial a los delitos contra mujeres y niñas, además de respaldar la propuesta para crear la CCI.
El debate para la creación de la CCI en el marco de la ONU debería concluir con una sesión especial que se realizará en junio en Roma.
La sesión del CSW, que dura dos semanas, también está revisando los avances y las deficiencias de la Plataforma de Acción adoptada en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en Beijing en 1995.
Una coalición integrada por más de 200 mujeres y activistas de derechos humanos ha lanzado una campaña mundial en busca de mayores recursos para implementar la Plataforma aprobada en Beijing.
El reconocimiento de que la violencia contra las mujeres constituye una violación de los derechos humanos fue un hecho importante tanto de la Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos realizada en Viena en 1993, como en la cita de Beijing.
Pero pese a estos pronunciamientos "la violencia contra las mujeres no ha disminuido", advirtió Charlotte Bunch, del Centro para el Liderazgo Mundial de las Mujeres.
Bunch dijo que las mujeres le están solicitando a los jefes de gobierno y otros dirigentes que tomen parte en esta campaña, rechazando públicamente la violencia contra las mujeres y presentando proyectos que impidan la existencia de este tipo de violencia en sus comunidades y países.
"La eliminación de la violencia contra la mujer debe congregar a toda la comunidad, y llegó la hora para que los hombres, especialmente hombres dirigentes, asuman esta responsabilidad junto a las mujeres", subrayó Bunch.
Un delegado de Camerún que trabaja en el Tribunal Criminal Internacional para el caso de Ruanda, Bernard Muna, aseguró que las experiencias traumáticas vividas por las mujeres en situaciones de conflicto les dejan cicatrices para toda la vida.
"La violencia sexual en tiempos de combate debería ser reconocida como un crimen contra la humanidad", propuso Muna.
Los conflictos étnicos de Ruanda y la ex Yugoslavia demostraron que la violencia contra las mujeres puede ser utilizada como instrumento de tortura, humillación y destrucción.
El Tribunal que examina el caso de Ruanda, añadió Muna, determinó que la violencia sexual puede calificar como genocidio, delito contra la humanidad y crimen de guerra. También destacó que debería existir justicia para las mujeres y las cortes criminales internacionales procesar a los autores de los delitos.
Muna informó que más de 15.000 mujeres y niñas fueron violadas en Ruanda cuando se desató la violencia étnica en 1994, de las cuales 1.100 dieron a luz niños no deseados que para ellas serían un recuerdo permanente de su tragedia.
Hubo 5.200 abortos, pero nadie sabe que pudo haber pasado con otras embarazadas, pues en total sumaron 10.000.
"Deben tomarse medidas concretas a largo plazo, en el campo de la educación, para prevenir estos conflictos", añadió Muna, quien destacó que en estos casos el procesamiento de los culpables contribuye a la cicatrización, pues las víctimas necesitan saber que se hizo justicia.
La embajadora de Noruega ante la ONU, Helga Hernes, observó que se hace un uso pernicioso de las armas más pequeñas, como rifles de asalto, pistolas y ametralladoras, que con frecuencia son utilizadas por soldados y hombres en general para violentar a las mujeres.
"Las armas pequeñas son las más utilizadas en los conflictos de países pobres, y constituyen una grave amenaza para la seguridad en el mundo en desarrollo. La entrega de armas a niños y jóvenes plantea un problema que se extenderá por muchos años", dijo Hernes.
Entretanto, la comisionada especial de la ONU para la Violencia Contra las Mujeres, Radhika Coomaraswamy, de Sri Lanka, destacó las dificultades para cumplir con su trabajo, pues si bien los gobiernos están dispuestos a dialogar, no se puede contar con ellos.
"No están obligados a entregar información ni a comprometerse en acciones de seguimiento", comentó la funcionaria, que considera necesario añadir un protocolo a la Convención sobre la Violencia Contra las Mujeres.
Si existe un tratado, los gobiernos se verían obligados a entregar informes, y a revisar en forma periódica los avances que han logrado en este campo, agregó. (FIN/IPS/tra- en/td/mk/lc/ag/hd/98