La acreditación en Colombia de Curtis Kamman como embajador de Estados Unidos abre una nueva etapa en la relación bilateral y amplía las prioridades, además del comercio y el narcotráfico, a la guerrilla y los derechos humanos.
Estados Unidos es el mayor mercado de exportaciones para la industria colombiana, mientras Colombia es el cuarto comprador latinoamericano de productos estadounidenses, recordó Kamman el jueves al recibir sus credenciales en la Casa de Nariño, sede de la Presidencia.
Kamman afirmó que "los múltiples flagelos de la droga, la guerrilla, los paramilitares y el crimen organizado" constituyen la principal amenaza a la democracia colombiana.
En Colombia mueren 28.000 personas al año de forma violenta, según diversas organizaciones de derechos humanos. Entre 13 y 15 por ciento de estas muertes son atribuidas al conflicto armado y el resto a la delincuencia común.
Kamman elogió el jueves los avances de las fuerzas militares y policiales del país en la lucha contra el narcotráfico y, al aludir a la cooperación de su país, se mostró partidario de "aprovechar los éxitos obtenidos en los últimos años".
El diplomático, experto en asuntos internacionales y seguridad nacional, sostuvo que fortalecer los esfuerzos de las fuerzas militares colombianas a través de los mecanismos legislativos de su país "no implica aumentar la presencia militar de Estados Unidos en Colombia".
Kamman destacó que otra prioridad de su gobierno es la de apoyar los derechos humanos porque "defenderlos es un reto y un deber permanente de todos nosotros", anotó.
Al respecto, dijo que se deben mantener los valores y las instituciones democráticas "que hoy se enfrentan a la corrupción y a toda clase de grupos armados ilegales".
La subversión "afecta nuestra seguridad nacional", pero no por ello deja de ser un asunto estrictamente interno de Colombia, agregó el diplomático.
"No tenemos autorización para entrar en campaña contra la guerrilla", sostuvo Kamman, al tiempo que afirmó que la mejor fórmula para eliminarla "es acabar con el narcotráfico, su mayor fuente de financiación".
Analistas políticos consideran que este cambio no representa nada más allá del fortalecimiento en las relaciones bilaterales, porque la prioridad en la agenda sigue siendo la lucha contra el narcotráfico.
Andrés Franco, politólogo de la Universidad Javeriana de Bogotá, explicó que "el cambio que se ha dado es de estilo", pues la política exterior de Estados Unidos hacia Colombia "no ha sido modificada".
Vicente Torrijos, director de la Escuela de Alto Gobierno, expresó que las nuevas prioridades dejan en evidencia "la creciente confianza y el fortalecimiento en las relaciones" entre los dos ambos países.
La canciller colombiana María Emma Mejía dijo que las relaciones van a cambiar definitivamente, "al salir de un túnel negro que no volverá a existir", anotó.
Mejía se refería así a las accidentadas relaciones de los dos países entre 1995 y 1996, cuando Estados Unidos, mediante un mecanismo unilateral de calificación del desempeño de otros países en la lucha contra las drogas, "descertificó" a Colombia en dos oportunidades consecutivas.
Este año, el gobierno de Ernesto Samper fue "certificado" nuevamente, aunque de manera condicional, el 27 de febrero.
"Han muerto los malos momentos y la mala racha. Ahora ha vuelto a brillar una nueva relación", indicó la canciller.
Kamman dijo que la certificación, "es cosa del pasado" y agregó que es tiempo de fortalecer los esfuerzos colombianos en la lucha contra el narcotráfico de parte de Estados Unidos. (FIN/IPS/mjll/mj/ip/98