El servicio que obtienen las mujeres en Australia, sean ejecutivas o desempleadas, es de menor calidad y más caro que el recibido por los hombres, reveló un estudio del Centro de Leyes del Consumidor, de Melbourne.
El estudio es producto de una investigación de seis meses sobre la calidad del servicio que reciben las mujeres en Australia.
"Me sorprendió la facilidad con que hallamos discriminación contra las clientas. Pensaba que habíamos logrado mayor igualdad" ante los hombres, señaló a IPS Denise Nelthorpe, directora ejecutiva del Centro.
La idea del proyecto de investigación surgió de un estudio anterior realizado en Estados Unidos por el defensor de los derechos del consumidor Ralph Nader.
Ese estudio se concentró en el tratamiento diferenciado que reciben hombres y mujeres de las industrias de ventas y servicios y concluyó que estas reciben un tratamiento inferior y con frecuencia pagan más por el servicio que los hombres.
Nelthorpe estimó que en Australia probablemente existían condiciones similares y quiso verificarlo.
El informe del Centro confirmó sus temores e identificó al menos tres sectores de servicios donde las clientas son discriminadas, banca y finanzas, construcción y venta de automóviles.
Allyson Foster, coordinadora de la investigación y redactora del informe, dijo a IPS que hubo "interesantes diferencias" en las experiencias de los tres grupos analizados, amas de casa y desempleadas, semiprofesionales y profesionales.
Las diferencias se refieren a la forma en que las mujeres respondieron a las "situaciones de discriminación". Por otra parte, según Foster, la discriminación que sufren las clientas en el mercado es generalizada.
Aunque la mayoría de los sectores industriales aseguran que su política garantiza "un trato justo para todos", en realidad, el género hace la diferencia.
De hecho, informó Foster, el estudio no se concentró tanto en "actitudes personales como en las actitudes institucionales".
Por ejemplo, aunque las mujeres constituyen un alto porcentaje de los empleados bancarios, la "cultura del servicio está dominada por los hombres. La industria de la banca y las finanzas no toma en cuenta la manera en que las mujeres dirigen sus vidas", aseguró.
Foster mencionó el caso, denunciado ante el Ombudsman Australiano de la Industria de la Banca, en que un banco envió información de la cuenta bancaria de una mujer divorciada a la dirección de su ex cónyuge, sin el permiso de la clienta.
El banco se disculpó por la actitud, pero no explicó su proceder.
Pero Foster sostiene que el caso demuestra cómo los bancos suponen automáticamente que es el hombre el que maneja las finanzas del hogar y, por tanto, tiene autoridad sobre la cuenta personal de su esposa.
A la vez, Nelthorpe señaló que está satisfecha con el grado de conciencia de las australianas sobre sus derechos y responsabilidades. El problema radica en la forma en que responden al "comportamiento sexista y discriminatorio", añadió.
"Evidentemente, no quieren tener grandes disputas", indicó Nelthorpe. "En cierto sentido, prefiero que el cambio proceda de la industria, las mujeres tienen derecho al buen servicio".
La propia Foster recuerda situaciones en que supo que se le estaba brindando un servicio inferior debido a su género, pero no se atrevió a imponer su autoridad. "Cuando decidí comprar un auto, fui con mi madre y no regateamos. En una situación similar, mi padre hubiera podido bajar el precio", manifestó.
El informe, financiado por el Fideicomiso de Mujeres Victorianas y el Consumer Credit Education Trust, no ofrece soluciones radicales al problema.
"La solución puede ser que las mujeres se asesoren sobre cómo imponer su autoridad y combatir las fuerzas del mercado. También se trata de actitudes, que las leyes no pueden cambiar", dijo Foster.
"La gente tiene que empezar a preguntar: ¿Se trata de una práctica justificable?", añadió.
Nelthorpe cree que parte de la solución radica en alentar a las industrias a incorporar más mujeres para romper con la "cultura masculina".
La experta también recibió "señales de interés" de parte del gobierno para investigar más sobre la discriminación contra las mujeres en los servicios al consumidor.
Para Nelthorpe, sería "ideal" que las agencias de Igualdad de Oportunidades y Trato Justo del gobierno aprovechen la oportunidad y lancen una iniciativa conjunta para garantizar un mejor servicio a las mujeres, más de la mitad de los 18 millones de habitantes.
Los australianos deben reaccionar ante la "evidencia del informe de la discriminación sistemática del 52 por ciento de la población australiana", exhortó Nelthorpe.
"Todos tienen derecho a gozar de buen servicio al consumidor. No tiene mucho sentido que la industria ofrezca buena calidad sólo a 48 por ciento de la clientela", añadió. (FIN/IPS/tra-en/sa/cb/js/aq-lp/hd/98