"Existe una ecología de los idiomas y las culturas que debe ser tan comprendida y respetada como la ecología que defiende la atmósfera y el paisaje, porque preserva un aspecto importante de nuestro mundo", afirma el lingüista peruano Juan Carlos Godenzzi.
Casi todos los países de América son multilingües y, por consiguiente, son campos de confrontación de grupos sociales y etnoculturales muy diversos, en los que la lengua y la cultura oficial hegemónica es impuestas a veces por mecanismos de opresión, exclusión o marginación, añade Godenzzi.
"En consecuencia, la búsqueda de la equidad en la diversidad cultural forma parte de la lucha para democratizar a las sociedades", expresa luego.
Godenzzi, jefe de la Unidad de Educación Bilingüe e Intercultural del Ministerio de Educación de Perú, es editor, junto con el lingüista español Julio Calvo, del libro "Multilingüismo y Educación Bilingüe en América y España".
El volumen contiene 17 ensayos e informes presentados en las Terceras Jornadas Internacionales de Lengua y Cultura Ameríndias, celebradas en Valencia, España.
Las jornadas fueron una iniciativa conjunta del Instituto Valenciano de Lengua y Cultura Amerindias, y del Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de las Casas, organización no gubernamental con sede en Cusco, Perú.
Godenzzi dirigió hasta el año pasado la Escuela Andina de Postgrado creada por el Centro Bartolomé de las Casas para integrar e institucionalizar la investigación de la problemática social en el espacio andino.
El libro aborda, desde distintas vertientes culturales y geográficas, el problema de la educación y la interculturalidad en varios países hispanoamericanos, e incluye algunos aspectos de los problemas de confrontación cultural y lingüística en España.
"En las jornadas de Valencia se vincularon las preocupaciones interculturales en América Latina con la reciente historia de España, en donde recién en 1978 se abrió una vía de restitución cultural y lingüística a las comunidades no castellanas sometidas a la dictadura y el centralismo borbónico", dice Calvo.
En el libro se incluyen investigaciones sobre el educación en la regiones andina y amazónica de Perú, el proceso de castellanización en la región maya yucateca, el nahuatalt como lengua minoritaria en México, así como estudios sobre la situación de las lenguas maya, quechua, guaraní y q'eqchi.
Respecto de la problemática intercultural en España, se incluyen informes sobre la situación en Galicia, Valencia y el País Vasco.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) recomienda la adopción de programas educativos bilingües, incorporando las lenguas nativas a los programas oficiales.
Está demostrado que aprender a leer y escribir en la lengua materna contribuye al desarrollo de la comprensión de lectura en una segunda lengua.
En un estudio desarrollado entre 1964 y 1973 en 26 escuelas en Chiapas, México, se encontró que el aprendizaje de la lectura y escritura en la lengua materna no iba en desmedro del aprendizaje oral de la segunda lengua, ni de la posterior lectura y escritura en ese idioma.
Los niños que estudiaban en escuelas piloto donde se enseñaba a leer en idioma nativo y castellano oral superaban a sus pares de las escuelas de control respecto de la lectura comprensiva en el segundo idioma.
Al margen de la discusión técnica en materia pedagógica, el problema del bilingüismo educativo es también un asunto político, relacionado con la situación de la democracia multicultural en cada país.
Por otro lado, la situación de equidad, o de inequidad, en las relaciones interculturales en un país se refleja en la orientación de sus programas de educación en las zonas habitadas por poblaciones étnicamente minoritarias.
La educación monolingüe es objeto de vivo debate político en Estados Unidos, donde grupos conservadores del Congreso discuten leyes para erradicar el español, idioma materno de la creciente población de origen hispano.
Pero si la educación bilingüe es enarbolada en Estados Unidos por la comunidad hispanoparlante para preservar su identidad cultural, la situación es prácticamente inversa en la mayor parte de América Latina, donde el español es la lengua oficial que hegemoniza a idiomas y culturas nativas.
Al llegar al continente americano, hace 500 años, los conquistadores españoles intentaron imponer su lengua, pero, para explotar con más eficacia a las comunidades nativas, debieron convertirse en multilingües y aprender los idiomas nativos.
El proyecto de conversión religiosa de la población indígena movió a los sacerdotes católicos a aprender las lenguas nativas. Una congregación religiosa editó el primer diccionario bilingüe quechua-español, publicado en 1560.
En Perú, mediante las mismas leyes coloniales que obligaban a los nativos a abandonar sus ropas tradicionales y utilizar la indumentaria de corte europeo (y vendida por mercaderes españoles), se prohibió también el uso de idiomas autóctonos.
Los colonizadores consiguieron a medias su objetivo respecto de la indumentaria, y todavía es posible encontrar a los varones adultos de las aldeas indígenas de Cusco vestidos con prendas que descienden de las capas y jubones hispanos, claro que en colorida versión local.
Pero no pudieron erradicar el quechua, que siguió floreciendo no solo como lengua cotidiana sino también en la creación poética. (FIN/IPS/al/mj/ed cr/98