AFGANISTAN: Discriminación de la mujer bloquea ayuda de ONU

La única mujer que preside una oficina de la ONU en Afganistán afirma que la política contra la mujer de las milicias Talibán que controlan dos tercios del país impiden entregar ayuda en alimentos.

Daniela Owen, a cargo de la oficina del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Herat, cerca de la frontera de Afganistán con Irán, denunció en esta capital que "Talibán no deja que nuestro personal supervise nuestros proyectos".

Las tres mujeres que integran su personal no pueden entrar a la oficina porque un edicto de Talibán prohibe a las mujeres, exceptuando las empleadas en servicios de salud, trabajar fuera de sus hogares.

Las milicias Talibán ("estudiantes" en persa), que tomaron Kabul en septiembre de 1996 y luego avanzaron hacia el norte del país, tienen por objetivo crear un gobierno islámico unido en Afganistán, e impusieron fuertes restricciones a la vida de las mujeres.

Las mujeres afganas viven en una situación de arresto domiciliario virtual, tras los decretos de Talibán según los cuales las mujeres y niñas no pueden asistir a clases ni emplearse.

Tambén se prohibe a las mujeres abandonar su casa si no van acompañadas de su esposo, padre, hermano o hijo. Además, las mujeres no pueden ser tratadas por médicos hombres.

Cuando Talibán anunció al PMA de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que su personal ya no podría ir a la oficina, el organismo ajustó su modus operandi para que las empleadas trabajaran desde sus hogares.

La supervisión de los proyectos es esencial para el éxito de los esfuerzos del PMA por entregar alimentos muy necesarios para viviendas afganas, en especial el seguimiento de los proyectos de capacitación y panadería para mujeres, que entregan pan a precios subsidiados.

El personal también debe determinar qué nuevos proyectos se necesitan y realizar encuestas puerta a puerta para recopilar datos sobre la situación alimentaria en Afganistán.

Las regiones norte y central del país sufren escasez de alimentos y las agencias de ayuda advirtieron sobre la posibilidad de un desastre a largo plazo.

La disposición de Talibán aisló a las mujeres del PMA porque sólo pueden conectarse con la oficina por teléfono y radio, y mediante visitas de colegas no afganas.

Si dejan su casa, tienen permanente temor de ser acosadas, arrancadas de la supuesta protección de los vehículos de la ONU y golpeadas, detenidas o aprisionadas sólo por aparecer en público. El personal del PMA también tiene la carga de saber que podría dañar la seguridad de sus familias.

Owen estuvo en Roma recientemente para recibir el Premio Día Internacional de la Mujer del PMA en representación del personal en Afganistán, al que se entregó "por su compromiso con la mejora de la vida de las mujeres".

Recientemente, el PMA consideró reclutar a mujeres pushtu parlantes del vecino Pakistán para hacer sus tareas.

"Pero Talibán respondió decretando que cualquier mujer musulmana que trabaje en Afganistán debe estar acompañada de su familia", dijo Owen, y agregó que Afganistán es un destino sin familia para el PMA. (FIN/IPS/tra-en/dds/pd/lp/hd dv/98

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