VENEZUELA: Privatización cierra un ciclo con venta de aluminio

Venezuela inició hoy la cuenta regresiva para la venta en marzo del complejo de empresas del aluminio, con lo que se cierra un ciclo de privatización iniciado en 1991 y se entierra el sueño del desarrollo por el Estado de un polo industrial alternativo al nacionalizado petróleo.

El Congreso aprobó en una larga sesión bicameral la venta de las cuatro empresas con una producción integrada de 625.000 toneladas anuales de aluminio primario, cuya adquisición se disputan los gigantes mundiales del sector.

Sólo dos fuerzas se opusieron a la aprobación del contrato de compra-venta, al igual que al proceso de privatización: las izquierdistas Causa Radical y su escisión de Patria Para Todos, qwue en conjunto representan 18 por ciento del parlamento.

En el Congreso se aseguró este miércoles que el precio base estará por encima de los 2.300 millones de dólares y que la oferta ganadora de la subasta pública superará holgadamente los 3.000 millones por el total del grupo, aunque sólo se traspasa 70 por ciento de las acciones.

El ministro de Hacienda, Freddy Rojas, anticipó que el gobierno espera recibir en contante al cierre de la operación unos 1.800 millones de dólares, una vez descontados el monto de la deuda pública del aluminio de 630 millones de dólares, que será pagada en cinco años por los nuevos propietarios.

Ese ingreso se sumará al percibido en enero, de 1.200 millones de dólares, por el traspaso a un consorcio latinoamericano de la Siderurgia del Orinoco, con una veintena de plantas de acero primario, vecinas de las empresas del aluminio en la selvática región de Guayana, a 500 kilómetros al sureste de Caracas.

Del resto de las acciones, 20 por ciento será traspasado en condiciones preferenciales a los 9.000 empleados del grupo, mientras el restante 10 por ciento se colocará en el futuro en la bolsa bajo un esquema de participación social.

Los ganadores del bloque del aluminio recibirán empresas con 2.500 millones de dólares en activos, una deuda total de 1.234 millones de dólares y una producción actual de 625.000 toneladas anuales de aluminio primario y algunas aleaciones

Se trata de dos empresas reductoras, una encargada de producir el insumo de anódos de carbón, con 195.000 toneladas anuales fabricados, y otra que tiene la concesión de un yacimiento de bauxita y la planta para su transformación en la pasta de alumina, básica para la producción de aluminio.

La empresa Bauxilum permite la explotación de cinco millones de tonaleadas anuales de bauxita y la producción de dos millones de alumina.

El coordinador corporativo del proceso de privatización del sector, Waldo Negrón, indicó que con la energía eléctrica abundante y barata con que cuenta el grupo de empresas, un elemento esencial en el aluminio, sólo Alemania y Australia pueden, en teoría, competir con Venezuela en el sector.

Además, las dos reductoras tienen al lado el embarque para el traslado del producto desde el rio Orinoco hacia el Atlántico. Perola mala administración y el clientelismo político generó que el grupo tenga costos de producción en el tercio más alto del mundo, cuando puede estar en el 25 por ciento más bajo.

Negrón desestimó que la crisis asiática incida en el interés por la adquisición del grupo de empresas, porque su impacto en la industria mundial del aluminio "será más que leve". El precio actual de la tonelada está en torno a los 1.500 dólares, después que hace tres años cayó por debajo de los 1.000 dólares.

Se espera que las empresas calificadas para la subasta se agrupen en tres o cuatro consorcios, y el ganador tendrá la obligación de invertir un mínimo de 300 millones de dólares en el primer cuatrienio y no mover la nómina laboral en 18 meses.

El ganador también tendrá que asegurar el abastecimiento del mercado interno, a precios de puerto de embarque, por un lapso de cinco años y en un tope similar al consumo de 1997, equivalente al 30 por ciento de las 625.000 toneladas de producción.

Con la venta del sector del aluminio se pone la losa a uno de los proyectos más ambiciosos de los 40 años de democracia: aprovechar las especiales ventajas comparativas de la confluencia de los ríos Caroni y Orinoco para desarrollar una industria pesada que aliviara la dependencia del país del petróleo.

Los principales haberes de la Corporación Venezolana de Guayana, que generó "otro país" al sur del Orinoco, serán la empresa Electricidad del Caroní (Edelca), con una capacidad de 13.000 megavatios, el bosque artificial más grande del mundo, sembrado de pinos, yacimientos de hierro y de otros minerales.

El complejo hidroeléctrico que se nutre del tumultuoso Caroní y genera más de 70 por ciento de la electricidad del país no está en los planes de privatización, pero sí la plantación de pinos y otras empresas industriales, mientras que con excepción del hierro, el sector minero se manejará mediante concesiones.

El proceso de privatización se inició en Vnezuela durante el accidentado segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, en 1991, con el traspaso a la española Iberia de la ahora quebrada compañía internacional de aviación VIASA.

El mayor éxito fue la venta de 40 por ciento de las acciones del monopolio telefónico en 1991, por 1.880 millones de dólares, que completó el actual gobierno de Rafael Caldera con la colocación en el mercado bursátil de Nueva York y Caracas de 39 por ciento en su poder, por 3.000 millones de dólares.

Edelca, el Metro de Caracas, el nacionalizado hierro y la segunda empresa petrolera del mundo, Petróleos de Venezuela, son los únicos segmentos que no está contemplado en los planes estatales traspasar a manos privadas, aunque en el sector energético existe una apertura a las transnacionales desde 1996.

Las empresas públicas se mantienen, no obstante, cercanas a la cifra de 400, según datos distribuidos este mes. (FIN/IPS/eg/dg/if/98

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