El Ministerio de Eduación de Nicaragua exhortó a los padres a matricular a sus hijos en las escuelas para abatir el "amargo récord" de casi un millón de niños y adolescentes que quedan fuera del sistema educativo cada año.
El problema cubre por igual al nivel preescolar, primario y secundario, y se ve agravado en el área rural, donde el déficit de locales y maestros es muy alto.
"En el campo apenas hay preescolar y primaria y hay un desmesurado crecimiento de la población", dijo a IPS el sacerdote Juan Bautista Arríen, coordinador del Programa de Promoción de la Reforma Educativa en América Latina (PREAL).
Según el censo de 1995, hay más de 1.740.000 niñas y niños de entre 6 y 15 años analfabetos. De ellos, más de 1.200.000 viven en zonas rurales.
Los índices más altos se registran en las regiones autónomas de la costa atlántica, donde se reporta alrededor de 46 por ciento de analfabetismo, y en la zona de río San Juan, limítrofe con Costa Rica, con 44,1 por ciento.
El ministro de Educación, Humberto Belli, explicó a IPS que los marginados del sistema escolar se clasifican en dos categorías: aquellos que nunca han asistido a clases y los que han abandonado temporal o definitivamente las aulas.
Belli indicó que los niños que nunca pisaron un salón de clases suman cerca de 100.000, mientras que del total que ingresa a primer grado sólo 56 por ciento concluye el ciclo educativo escolar.
El funcionario afirmó que el gobierno intentará "garantizar que toda la niñez nicaragüense concluya por lo menos los primeros cuatro grados de primaria", para lo cual se está desarrollando una amplia campaña publicitaria y mejoras en las escuelas rurales.
El Ministerio de Educación comenzó a entregar gratuitamente textos escolares a los alumnos rurales y de zonas urbanas marginales e impulsa el programa del vaso de leche y la galleta nutricional para cada niño que curse los primeros grados de la escuela.
El gobierno también dispuso un salario extra para los maestros de las escuelas rurales y comenzó un plan para reparar decenas de locales en esas zonas, muchos de los cuales presentan una infraestructura muy deteriorada.
"Estamos rehabilitando la estructura física de las escuelas porque no puede haber atención decente a un niño si el techo está roto o si no tiene donde sentarse", comentó Belli, quien agregó que "esos problemas vitales requieren tiempo y no se resuelven con un decreto".
El sacerdote Arríen, quien fue viceministro de Educación en los años 80 y es autor de varios textos sobre el tema, sostuvo que la solución debe encararse de manera global y ligarla al mejoramiento de la calidad de vida de los nicaragüenses.
"Si no hay una mejora sustantiva de las condiciones económicas y sociales del país es muy difícil que la educación pueda superar los problemas que enfrenta", apuntó.
Arríen también señaló que "las responsabilidades son compartidas, pero la cuota mayor corresponde a los modelos de desarrollo económico vigentes, que no permiten una distribución equitativa de los beneficios de ese desarrollo".
El Informe sobre Desarrollo Humano de 1997 de la Organización de las Naciones Unidas ubica a este país en el lugar 127, el más bajo de América Latina y el Caribe, a excepción de Haití.
Las naciones vecinas, Costa Rica, El Salvador y Honduras, ocupan los lugares 33, 112 y 116, respectivamente. (FIN/IPS/rf/dm/ed/98