El gobierno de México atribuyó la progresiva destrucción de la selva Lacandona, zona que representa 50 por ciento de la reserva tropical lluviosa de América del Norte, a la presencia de la guerrilla zapatista.
Las autoridaes no tienen acceso a la selva y por tanto es imposible poner en marcha programas de conservación e impedir el saqueo forestal, dijo la secretaria (ministra) de Medio Ambiente, Julia Carabia,s al participar en un seminario sobre Bosques que culminó este martes en el Congreso.
Refugio de la guerrilla zapatista, la Lacandona alberga a la mayoría de los árboles tropicales del país, 33 por ciento de los reptiles, 80 por ciento de las especies de mariposas y 32 por ciento de las aves.
De la zona selvática salen periódicamente camiones cargados de maderas preciosas, pero los inspectores no puedan hacer mucho pues "los tienen amenazados", señaló Carabias.
Representantes de los poblados de influencia zapatista e indígenas lacandones afirmaron el año pasado que no tienen nada que ver con la destrucción de la selva, ubicada al extremo oriente del estado de Chiapas, fronterizo con Guatemala.
Son los militares, que recorren todos los rincones del lugar, quienes alientan la tala del bosque y participan en el tráfico de flora y fauna, aseguran.
La selva de Chiapas, la reserva tropical más importante de América del Norte, tenía hace un siglo alrededor de 1,3 millones de hectáreas y en ella habitaban unas 2.000 personas.
Hoy, su extensión es de menos de 500.000 hectáreas y su población de alrededor de 300.000 personas.
Según Carabias, no se puede trabajar en la defensa de la selva de Chiapas pues no se tiene acceso por ser una zona de conflicto.
Cuando los pobladores de la selva denunciaron que son los miembros del ejército los reponsables del deterioro ambiental, enviaron una carta al jefe de la zona militar de Chiapas pidiendo comunicar a sus subordinados "que existen reglamentos y leyes cuyo objetivo es preservar el medio ambiente".
Con el levantamiento de la guerrilla, a inicios de 1994, llegaron a la selva Lacandona cientos de militares con equipo pesado e inslataron decenas de retenes.
En ciertas zonas los militares impiden las inspecciones o las hacen a su conveniencia. Es por ahí por donde se trafica flora y fauna, aseguran los pobladores.
Quienes han recorrido los alrededores de la selva dan cuenta que en varios retenes militares de control vehicular niños indígenas venden sin problemas a turistas animales originarios de la selva como armadillos o monos.
De no aplicarse correctivos ambientales urgentes, en los primeros años del nuevo siglo la Lacandona entrará en un proceso de destrucción irreversible, advierten organizaciones ecologístas.
Estudios independientes indican que la selva Lacandona sufre un proceso de destrucción más rápido que el de la Amazonia, en Anérica del Sur.
En la década de los 50 se inició un agresivo proceso de colonización en la zonas de las selvas de Chiapas.
Primero fueron indígenas que buscaban tierras, luego hacendados, ganaderos y empresas madereras. A ellos se sumaron más tarde poblaciones flotantes de trabajadores que laboraban en la extracción de petróleo y en la construcción de presas hidroeléctricas.
Con los nuevos habitantes, la selva comenzó a ser devastada para poder sembrar y criar ganado y se transformó en un escenario de múltiples conflictos sociales.
Con una población total de 3,4 millones de personas, 61,9 por ciento de las cuales habla alguna lengua nativa, Chiapas ocupa el primer lugar en "índices de marginación" en México, indican informes del gobierno.
Es un error culpar a la guerrilla de los problemas ambientales de Chiapas, cuando se trata en realidad de un complejo problema alentado por gobiernos que no han sabido atender a la región, señaló el grupo ambiental Greenpeace. (FIN/IPS/dc/dg/en-ip/98)