Economistas de Jordania temen que si la crisis entre la ONU e Iraq conduce a la guerra, el producto bruto interno del diminuto país de Medio Oriente caerá casi 25 por ciento, mientras el desempleo aumentará peligrosamente.
Con la excepción de Kuwait, la economía de Jordania fue la más afectada de la región por la guerra del Golfo en 1990.
Durante las últimas seis semanas, Hamdi Taba'a, presidente de la Asociación Empresarial de Jordania, observó la acumulación de buques de guerra de Estados Unidos en el Golfo con una sensación de ansiedad y de haber pasado ya por la experiencia.
Hasta 1990, como representante de Renault, Taba'a ganaba decenas de miles de dólares con la venta de camiones a una compañía estatal conjunta de Iraq y Jordania que transportaba productos por una autopista del desierto, desde el puerto jordano de Aqaba hasta territorio iraquí.
Entonces aparecieron los barcos de guerra, comenzó el conflicto del Golfo y desapareció el transporte por la autopista.
Ahora, siete años después de que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) impusiera sanciones comerciales a Iraq, Taba'a sólo vende repuestos a la compañía estatal y, aunque halló clientes nuevos, sus ingresos cayeron 75 por ciento.
"Fuimos afectados en forma muy negativa por la guerra y las sanciones. Aunque hallamos algunos mercados nuevos e intentamos diversificar nuestros productos, no logramos reponernos de la pérdida", dijo Taba'a.
Esta experiencia refleja la de miles de empresarios y comerciantes jordanos que dependían de sus lucrativos vínculos comerciales con Iraq, el principal socio comercial de Jordania antes de la guerra del Golfo.
"Todos los días les recuerdo las pérdidas económicas que tendrán si viene la guerra", señaló Fahid Al Fanek, destacado economista y columnista de varios medios de prensa.
"Un ataque contra Iraq dañaría a Jordania de la misma manera, si no más", aseguró.
Esa perspectiva influye de gran manera en la política de Ammán hacia la crisis con Iraq, según analistas.
Durante la última crisis, los estrechos lazos políticos y comerciales que se mantienen con Bagdad condujeron a que el rey Hussein apoyara abiertamente al presidente iraquí Saddam Hussein, decisión que costó a Jordania sus buenas relaciones con los estados del Golfo y unos 300 millones de dólares de ayuda anual.
Esta vez, con una ayuda anual de Washington de 100 millones de dólares y en paz con Israel, el monarca cambió de bando y responsabilizó al líder iraquí por provocar la crisis al impedir que inspectores de la ONU accedan a sitios donde se sospecha la existencia de armas de destrucción masiva.
Está previsto que la ayuda estadounidense se incremente a 250 millones de dólares el próximo año.
De todas formas, el rey comparte el sentir de otros líderes árabes que rechazaron la presión de Estados Unidos para apoyar abiertamente el uso de la fuerza y se opone al ataque militar contra Iraq.
Los economistas advierten que un ataque contra Bagdad afectará el suministro de petróleo de Jordania, que procede exclusivamente, y a bajo precio, de Iraq.
Como recompensa por su apoyo a Saddam durante la guerra del Golfo, cada año Iraq vende petróleo a Ammán por menos de 300 millones de dólares, mientras su valor en el mercado es de 600 millones.
El pago se realiza mediante productos jordanos, un arreglo que permite al reino, afectado por problemas financieros, el ahorro de esenciales reservas monetarias.
Sin el petróleo iraquí, Jordania se vería obligada a recurrir a los estados árabes del Golfo que, aún irritados por el apoyo que Ammán brindó a Saddam, no es probable que accedan a un negocio tan generoso. La otra alternativa del reino sería buscar fuentes más caras y lejanas.
Así mismo, Jordania podría perder 450 millones de dólares de exportaciones a Iraq, permitidas por el programa de petróleo por alimentos de la ONU, que habilita a Bagdad a vender una cantidad limitada de crudo.
Iraq puede utilizar los ingresos obtenidos por esta vía para adquirir productos aprobados por la ONU, en su mayoría alimentos y medicina.
Esa pérdida sería decisiva para muchos de los empresarios jordanos que, como el comerciante Taba'a, lograron sobrevivir a las consecuencias de la guerra del Golfo, a pesar de la falta del mercado iraquí.
Antes de la guerra, 60 por ciento de los productos jordanos se vendían a Iraq, sostuvo Al-Fanek. Ahora, la cifra se limita a 10 por ciento.
"Es una gran pérdida. Si se ataca a Iraq, perderemos más todavía. El mercado iraquí no se puede reemplazar", manifestó Al Fanek.
Desde la guerra del Golfo, el gobierno alentó a sus empresarios a buscar alternativas comerciales. Ammán firmó un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea y las exportaciones hacia Arabia Saudita se duplicaron el año pasado.
Pero la mayoría de los indicadores de la economía siguen siendo malos. El intercambio del mercado de valores, por ejemplo, asciende a 3.500 millones de dólares, comparado con 5.000 millones antes de la guerra. Las acciones de las compañías vinculadas a Iraq se desplomaron.
Jordania también vigila nerviosamente su frontera. Luego de la guerra del Golfo, el país recibió a 100.000 refugiados iraquíes, jordanos y palestinos que huyeron de Iraq o fueron expulsados de Kuwait. Otro conflicto podría enviar a miles más al territorio jordano.
"Hablamos de la posibilidad de 100.000 refugiados. Nos veríamos obligados a cerrar la frontera, sencillamente no podemos recibirlos", declaró el príncipe heredero Hassan en una conferencia de prensa.
"Ya hemos pasado por esto antes. Esta vez esperamos que se encuentre una solución diplomática" a la crisis, añadió. (FIN/IPS/tra-en/dh/pd/aq/ip-if/98