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El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn llegará este domingo a Guatemala, comenzando una gira de seis días para promover una "nueva América Central en marcha", de la cual la institución financiera pretende ser uno de los motores principales.

Después de una visita de dos días a Guatemala, arribará el martes a El Salvador, donde permacerá hasta el miércoles. Ese día se desplazará a Nicaragua, el jueves estará en Panamá, y luego visitará Costa Rica, hasta el sábado, cuando se trasladará a Honduras.

Los esfuerzos del Banco Mundial por liderar a estos países en el camino hacia la globalización han enfrentado la oposición local y Wolfensohn, quien se enorgullece de reunirse con grupos civiles, arriesga ser arengado por los desencantados, como le sucedió en recientes viajes a Indonesia e India.

El presidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Shahid Javed Burki, dijo el jueves que "por primera vez en 40 años, la región entera disfruta de paz, gobierno democrático y un sentido de optimismo económico nunca experimentados antes".

No obstante, según dijo a IPS el analista político Francisco Barahona en San José, "la paz es extraordinaria en sí misma, pero debemos ser conscientes de que las causas estructurales de la violencia aún esperan soluciones".

Ian Bannon, economista del departamento de América Central del Banco, invocó las palabras de un anciano maya quien dijo a autoridades de la institución financiera "la paz llega no cuando se silencian los rifles, sino cuando se silencian los estómagos".

La mayoría de los estómagos de América Central protestan, según las propias evaluaciones del Banco.

La pobreza aflije a 75 por ciento de los guatemaltecos, 86 por ciento de los que viven en el campo y 93 por ciento de los indígenas. Casi la mitad de la población de Nicaragua, y 52 por ciento de la de Honduras vive en la pobreza. Un niño salvadoreño cada cinco está desnutrido. Las mujeres son las más afectadas.

La tarea por delante es orientar a los gobiernos, buscar un crecimiento económico liderado por las exportaciones y abrirse a mercados financieros y de capital, con la meta de construir "economías competitivas".

La receta podría cuestionarse si la crisis financiera de Asia afectara la región, pero por ahora autoridades del Banco creen que los países centroamericanos están protegidos.

Cierto efecto podrían sufrir las industrias procesadoras para la exportación o "maquiladoras", auque se cree que los inversores no se retirarán del sector en el corto plazo, dijo Bannon.

El crecimiento económico para América Central en su conjunto debería alcanzar alrededor de cuatro por ciento este año, una cifra consistente con el desempeño económico desde 1990.

El Banco estima que la inflación en toda la región caerá a únicos dígitos este año. En el caso de Nicaragua, muy por debajo del 7.000 por ciento de 1990.

Wolfensohn se reunirá con el gobierno, el sector privado, miembros de la sociedad civil y "en particular, los pobres rurales", según una declaración del Banco.

En El Salvador, Wolfensohn podría tener que evitar a grupos de ciudadanos indignados por el reitro a último momento del gobierno de la "Iniciativa de Revisión Participatoria del Ajuste Estructural", un acuerdo entre los grupos, el gobierno y el Banco Mundial para revisar el impacto del ajuste en los países.

Muchos de estos grupos continúan favoreciendo la revisión tripartita y podrían hacer a Wolfensohn un llamado para reabrir las negociaciones, según analistas.

En Nicaragua, Wolfensohn podría quedar atrapado en la creciente frustración por las consecuencias de las medidas de austeridad del socio de Bretton Woods del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Médicos nicaragüenses amenazaron el martes con una huelga general si el gobierno no negocia un aumento salarial de 1.000 por ciento. La huelga podría incluir los servicios de emergencia.

El ministro de Salud de Nicaragua, Lombardo Martínez, dijo a periodistas en Managua que la demanda de los doctores es justificada, pero que el gobierno carece de fondos para satisfacerla.

El gobierno del presidente Arnoldo Alemán, cuyo gasto público fue congelado bajo un acuerdo con el FMI, espera reunir 1.500 millones de dólares para gastos sociales a partir de una reunión en abril con un grupo consultor de países donantes. La suma sería usada para salud y educación en los próximos tres años.

Nicaragua firmó una carta de intención con el FMI para recibir un "Crédito de Facilidades Ampliadas para el Ajuste Estructural" hasta el 2000.

Managua espera calificar en esa fecha para un alivio de parte de su deuda externa de 6.000 millones de dólares, bajo la iniciativa para países severamente endeudados, liderada por el FMI y el Banco.

El Banco estaría dispuesto a respaldar un mayor gasto social en Nicaragua y El Salvador, dijo un alto funcionario, pero los gobiernos "deben asegurar que sus objetivos puedan ser financiados". (FIN/IPS/tra-enaa/mk/lp/dv-if/98

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