El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, logró cierto alivio para la crisis de Indonesia, pero admitió antes de marcharse hoy del país que su institución se equivocó al elogiar el manejo económico del régimen de Alí Suharto.
A pesar de esa admisión, Wolfensohn fue criticado frente a frente en una reunión reservada por activistas e intelectuales opositores que consideraron que el Banco contribuyó a que afloraran los problemas.
Los interlocutores del funcionario internacional sostuvieron, además, que el anunciado desembolso de 100 millones de dólares para aliviar el desempleo será de poca ayuda en esta coyuntura.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) condujeron a Indonesia por el mal camino económico y debería aportar una ayuda mayor, afirmaron.
"El Banco Mundial siempre tendió a complacer al gobierno al decir cosas bonitas sobre la economía indonesia. Estos juicios impulsaron a administradores de fondos extranjeros y donantes a conceder préstamos, la mayoría de ellos a corto plazo", dijo Rizal Ramli, jefe del centro académico Econit.
Ramli integra un grupo de activistas, académicos y dirigentes opositores que mantuvieron el miércoles una reunión reservada con Wolfensohn en la que se desarrolló una discusión franca y acalorada.
Los activistas admitieron que los pasados préstamos del Banco ayudaron a Indonesia a reducir la pobreza, pero aconsejaron que la institución demostrara ahora su sinceridad aliviando el peso de los repagos de la deuda.
Por una parte, el Banco podría usar su influencia para reprogramar los pagos de la deuda externa indonesia, considerada una fuente de continuo temor sobre el futuro del país.
La caída de la moneda nacional, la rupia, dejó en evidencia una gigantesca deuda externa que el país es incapaz de pagar en los plazos acordados. Buena parte de esta deuda está constituida por préstamos al sector privado no bancario por un total de 65.000 millones de dólares.
Activistas de Indonesia preguntan por qué el modelo de progreso y desarrollo del país, considerado durante años por el Banco Mundial y el FMI "el más exitoso" del mundo, demostró de repente estar equivocado.
Varios voceros argumentaron que el Banco ignoraba los problemas de corrupción, nepotismo y debilidad del sistema bancario cuando concedió los créditos.
La adhesión de la institución internacional a la política económica indonesia desalentó las reformas en los monopolios que se estaban desmantelando y fue un factor que alentó a los bancos extranjeros a conceder créditos.
"No hicimos todo bien en el pasado", admitió Wolfensohn, quien consideró que el Banco fue demasiado optimista sobre la economía indonesia.
"Me atrapó el entusiasmo. Yo no era el único que pensaba hace 12 meses que Indonesia estaba transitando un muy buen camino", dijo el funcionario.
Wolfensohn anunció que la prioridad del Banco es estabiizar la economía y ayudar a los que se vean perjudicados en ese proceso. "Indonesia debe solucionar por sí misma muchos problemas para recuperarse", agregó.
La falta de confianza en su propio futuro contribuyeron a que se desatara la crisia, agregó.
El Foro de ONG Internacionales sobre Desarrollo Indonesio (Infid) exhortó al Banco a revisar la políticas, la observancia de los derechos humanos y el apego a la ley de las autoridades del país antes de considerar asistencia.
Pero Wolfensohn evitó efectuar declaraciones políticas y aseguró que al ayudar al país no pretendía "ayudar a Suharto ni a la oposición política".
"La corrupción, por ejemplo, es un problema económico. Lo que yo no puedo hacer es reorganizar todos los países, así que espero que ustedes mismos solucionen el problema", dijo a los activistas indonesios.
Durante la visita de Wolfensohn, el Banco anunció que aceleraría el desembolso de 100 millones de dólares para proyectos que contribuirán a la creación de 75 millones de días-hombre de puestos de trabajo a bajo salario para el resto de 1998.
El Banco y su filial regional, el Banco de Desarrollo Asiático (AsDB), acordaron con el gobierno una serie de préstamos por 150 millones de dólares para minimizar el impacto de la crisis. También se disminuyeron los desembolsos de capital para varios proyectos de infraestructura.
El Banco anunció que desembolsaría 1.000 millones de los 4.500 millones de dólares ya comprometidos en asistencia a Indonesia. Del total, 450 millones se destinarán a semillas y fertilizantes para agricultores, que sufren la peor sequía en medio siglo.
El programa de austeridad del FMI establece que el gobierno dejó de subsidiar este mes los granos, azúcar y harina y lo hará con el combustible y la electricidad en abril.
Wolfensohn se marchó de Indonesia este jueves, luego de reunirse con el presidente Alí Suharto, y se dirigió a Filipinas. (FIN/IPS/tra-en/ky/js/mj/if/98