Indonesia se tambalea al borde del precipicio económico, mientras sus preocupados vecinos Malasia y Singapur superan tensiones en sus relaciones para discutir la forma de ayudar a Jakarta y salvar el propio pellejo en tiempos de crisis.
El primer ministro de Singapur, Goh Chok Tong, acordó esta semana con el primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, forjar un frente unido para que la región pueda salir de la crisis económica.
La visita de Goh a Kuala Lumpur marcó la tercer reunión en un mes de los primeros ministros.
Los problemas económicos de Asia, en especial el fantasma de los alzamientos políticos y sociales en Indonesia, brindó nuevo ímpetu para que Kuala Lumpur y Singapur mejoren sus relaciones, resolviendo disputas por tierra y aguas territoriales.
Mahathir y Goh miran con prudencia el desempleo, los disturbios y el descontento social en Indonesia, preocupados por las consecuencias de una implosión en sus propios países.
La prensa local destacó que autoridades malasias comenzaron a patrullar áreas costeras en medio de preocupaciones de que los problemas de Indonesia desaten un flujo de personas en busca de empleo y refugio en países vecinos.
Una parálisis económica prolongada en Indonesia impediría la recuperación en Malasia y Singapur. La moneda malasia, el ringgit, resultó golpeada en la tormenta financiera asiática, y también el dólar de Singapur, pero en menor medida.
Goh dijo que él y Mahathir están preocupados por la situación en Indonesia, y advirtió sobre el peligro del plan de Indonesia para instalar una tablilla monetaria para equiparar la rupia al dólar.
La rupia, dijo Goh, será "una moneda muy volátil", y haría más difícil a los indonesios importar bienes esenciales. Con crecientes costos de los alimentos y creciente desempleo en Indonesia "puede esperarse el alzamiento social allí".
Otros analistas son pesimistas sobre la recuperación de la confianza en Indonesia bajo el gobierno de Ali Suharto, presidente durante 32 años, quien se prepara para ganar en marzo un séptimo mandato de cinco años.
Mientras, Singapur y Malasia creen que la reparación de sus propias relaciones sólo puede ayudarlos a resistir la crisis de Asia.
Kuala Lumpur y Singapore enviaron funcionarios a reanudar las negociaciones para preparar un acuerdo para referir sus reclamos por la isla de Batu Puteh ante la Corte Internacional de Justicia.
Mahathir aseguró a Singapur que el abastecimiento de agua de Malasia continuará más allá de las fechas de expiración contractual, sobre nuevos términos a ser decididos. Además, celebró la iniciativa de Singapur para estimular más inversiones en la manufactura e infrastructura en Malasia.
En un comunicado tras la visita de Goh, ambos líderes acordaron "cooperar uno con otro y con los socios de ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) para restaurar la estabilidad de las monedas regionales".
Entre estas propuestas figuran el uso de monedas regionales para el comercio intra-ASEAN.
Pero, por el momento, todos los ojos están puestos en Indonesia. "La seria situación económica intensificará la crisis política. Si afecta las instituciones financieras de Singapur, los singapurenses lo sentirán", dijo Syed Husin Ali, analista político y presidente del opositor Parti Rakyat de Malasia.
Una explosión sociopolítica en Indonesia también tendría repercusiones para el liderazgo de 17 años de Mahathir en Malasia. Tailandia y Corea el Sur, dos de los tres más golpeados de los países asiáticos, ya tuvieron cambios de dirigencia, y los analistas observan de cerca el proceder de Suharto durante la crisis. (FIN/IPS/tra-en/an/js/lp/ip if/98