El proyecto de creación de un Centro Multilateral Antidrogas conformado por América Latina y Estados Unidos ronda como un fantasma la reunión en Panamá del Grupo de Río y la Unión Europea, pese a que no está contemplado en la agenda en debate.
"No, no hay nada previsto sobre eso", fue la respuesta del embajador panameño ante el Grupo de Río, Giancarlo Soler, al ser consultado por IPS si el centro antidrogas sería materia de las conversaciones comenzadas el miércoles en Panamá.
El proyecto fue presentada hace dos años por el presidente de Panamá, Ernesto Pérez Balladares, en una reunión del Grupo de Río en Quito, pero no ha sido incorporado a la agenda de ese mecanismo latinoamericano de concertación y coordinación política.
No obstante, el embajador especial estadounidense Thomas McNamara, quien sorpresivamente arribó a Panamá el martes, se ha entrevistado por separado con varios cancilleres latinoamericanos para hablar del centro antidrogas que se instalaría en este país, conocido por las siglas CMA.
El canciller de Ecuador, José Ayala, confirmó el miércoles que sostuvo un encuentro con McNamara para tratar "asuntos bilaterales y algunos aspectos" del proyecto lanzado por Pérez Balladares, aunque mantuvo en reserva las propuestas del funcionario estadounidense.
McNamara no limitó sus gestiones al ámbito bilateral. En efecto, el miércoles pidió pidió una cortesia de sala y expuso durante 10 minutos y a puertas cerradas ante los 14 cancilleres del Grupo de Río el plan de creación del CMA en instalaciones que Estados Unidos entregará a Panamá.
Una fuente presente en la reunión dijo que McNamara invitó a los países de América Latina y el Caribe a sumarse a las negociaciones para la creación del centro multilateral, que están empantanadas por desavenencias entre Estados Unidos y Panamá.
El canciller panameño Ricardo Alberto Arias no comentó el contenido de la exposición de McNamara, pero advirtió en rueda de prensa que el Grupo de Río mantiene su reivindicación de "la multilateralidad y la solidaridad" como "ejes de cualquier política" antidrogas en que se involucre.
Hasta ahora, el proyecto de centro antidrogas ha sido discutido en forma bilateral por Washington y Panamá, que primero deben arribar a un acuerdo de principios, para luego pasar a otra instancia de negociación con los países interesados en formar parte de la iniciativa.
La negativa de Panamá a firmar tres borradores de acuerdos alcanzados el 23 de diciembre entre McNamara y el grupo de negociadores panameños causó malestar en Washington, según confirmó Arias la semana pasada.
Las desavenencias se refieren al momento y la forma en que se debe negociar con terceros países y a los deberes y derechos que tendrían los mismos, así como a las atribuciones y el número de militares estadounidenses asignados al CMA.
"No queremos arriesgarnos a que ese centro sea interpretado y mucho menos utilizado como una base militar", advirtió Pérez Balladares al ser consultado sobre la negativa de su gobierno a firmar los convenios del 23 de diciembre.
Según un documento del Pentágono estadounidense, Washington pretendia firmar el acuerdo bilateral con Panamá antes de ir a la negociación con otros países, para evitar que éstos pidieran formar parte de la dirección conjunta del proyectado CMA.
Militares estadounidenses se harían cargo de las funciones operativas del centro, según el esquema propuesto por Washington.
Por parte, Panamá pretende que la dirección se otorgue a una junta civil compuesta por un representante por estado miembro y reservarse la presidencia de ese cuerpo. Cada país participante se haría cargo de sus propios gastos.
Mientras, México, Colombia y Brasil, los tres primeros países que manifestaron interés en negociar su ingreso en el CMA, presentaron varias condiciones para sumarse a la iniciativa.
Colombia solicita que el centro, además de vigilar y comunicar el tránsito de aviones y barcos con cargamentos de droga en la región, recopile y proporcione información a los países miembros sobre la producción y consumo de narcóticos.
En cuanto a Brasil, se opone a que las atribuciones del CMA superen los límites de la vigilancia e información sobre tráfico de drogas en América Latina.
Washington propone que los militares estadounidenses asignados al CMA en Panamá asuman tareas de rescate y salvamento en otros países de la región, y que el centro capacite en la lucha antidrogas a jueces, fiscales y policías latinoamericanos.
El Grupo de Río, integrado por Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, México, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela, y por un representante de América Central y otro del Caribe, desarrolla en la capital panameña su octava reunión institucional con la Unión Europea. (FIN/sh/ff/ip/98