El enfrentamiento entre partidos políticos sumergió a Nepal en una nueva crisis política y mermó aún más la confianza de la ciudadanía en la naciente democracia, según analistas políticos.
"Los juegos de los políticos han insensibilizado a la población hacia la democracia. La gente se está volviendo indiferente", comentó Devendra Raj Panday, del Centro de Nepal para Asia Meridional, un gabinete de estrategia.
"En lugar de cumplir las promesas económicas que le hicieron a la gente, los políticos desperdician los logros de la democracia", agregó.
El primer ministro Surya Bahadur Thapa, quien está en el poder desde hace tres meses, solicitó la semana pasada al rey Birendra que disolviera el parlamento y convocara a nuevas elecciones.
En pocas horas, la oposición comunista e incluso miembros del propio partido gobernante Rashtriya Prajatantra, de orientación derechista, formularon al rey una contrapetición, solicitándole que convocara una sesión especial del parlamento para expulsar al gobierno de Thapa.
El resultado es una parálisis política. Birendra todavía está evaluando los pros y los contra.
Desde que el reino himalayo volvió a la democracia en 1990, varios gobiernos se sucedieron. Thapa, quien asumió el pasado octubre, es el sexto primer ministro en siete años y el cuarto desde las elecciones anticipadas de 1994, que produjeron un parlamento sin acuerdo.
Aunque algunos observadores políticos creen que la incertidumbre política forma parte de una democracia parlamentaria, otros temen que la inestabilidad produzca una creciente apatía hacia la democracia.
La gran mayoría de los 22 millones de habitantes de Nepal vive en la pobreza y no se ha beneficiado del cambio del régimen de partido único a la democracia. Los sucesivos gobiernos estuvieron demasiado ocupados en disputas de poder y no tuvieron tiempo de implementar cambios.
Editoriales, columnas y artículos de períodico critican duramente desde hace un año a los políticos y la política, en reflejo del creciente descontento popular.
Una serie de huelgas antigubernamentales, a veces violentas, convocadas por partidos políticos rivales alteraron la vida cotidiana entre agosto y octubre y causaron enormes pérdidas al comercio y el turismo, este último una fuente de ingresos fundamental.
La huelga es un método de protesta muy utilizado en Nepal. Miembros de la oposición salieron a las calles nuevamente tras la sorpresiva oferta de renuncia del primer ministro.
Probablemente, la decisión de Birendra será impugnada en la Suprema Corte, aunque la Constitución establece procedimientos precisos a seguir en estos tiempos de crisis política.
En las últimas dos ocasiones en que el primer ministro solicitó la disolución del parlamento, la orden del rey fue revocada por la Corte Suprema. (FIN/IPS/tra-en/sp/an/ml/ip/98