En tres años, la mitad del período para el que fue electo el presidente Ernesto Zedillo, 32 personas fueron asesinadas en México por motivos políticos.
"Sin duda Zedillo ya pasó a la historia, pues nunca tuvimos tantos muertos e impunidad en tan pocos años", dijo a IPS el sacerdote jesuita David Fernández, director del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez.
Estudios de ese grupo no gubernamental, denuncias presentadas por la oposición y datos de las comisiones estatales de derechos humanos reunidas por el diario Reforma indican que 80 por ciento de los responsables de los 329 asesinatos políticos cometidos desde fines de 1994 permanecen libres.
Por las cifras se "justifica con creces una visita urgente" del relator especial de ejecuciones extrajudiciales y sumarias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), opinó Fernández.
La ola de violencia vinculada con conflictos políticos tuvo su cresta el 22 de diciembre cuando paramilitares, al parecer contrarios a la guerrilla zapatista, asesinaron a 45 indígenas en el estado de Chiapas, en su mayoría mujeres y niños.
Según Fernández, durante la gestión de Carlos Salinas (1988- 94), período al que la oposición calificó como el más sangriento de la historia reciente del país, hubo menos asesinatos por motivos políticos que durante la primera parte de la administración de Zedillo, que inicio en diciembre de 1994.
Entre los muertos de los últimos años se encuentran miembros de todos los partidos políticos, líderes de organizaciones sociales, guerrilleros, soldados, policías, periodistas y funcionarios de organismos del Estado.
La diferencia con la gestión de Salinas es que en la de Zedillo los muertos no son personas muy conocidas ni famosas, señaló Fernández.
Durante el anterior período presidencial fueron asesinados en circunstancias aún no aclaradas el cardenal Juan Jesús Posadas, el candidato presidencial del gobernante Partido Revolucionario Institucional Luis Colosio, y el dirigente de esa agrupación José Francisco Ruiz Massieu.
El opositor Partido de la Revolución Democrática afirma que durante los seis años del gobierno de Salinas 250 de sus militantes murieron asesinados, mientras que en los tres primeros de Zedillo suman ya 313.
La violencia y el crimen organizado rebasaron la capacidad del gobierno de Zedillo y su voluntad política para actuar, sostiene Guillermo Velasco, presidente de la comisión de Vertebración Social de la Confederación Patronal.
Entre los hechos de mayor violencia registrados desde que Zedillo asumió la presidencia destacan el asesinato de 17 campesinos de una organización opositora a manos de policías en junio de 1995 y la muerte de 11 personas en agosto de 1996 por ataques del guerrillero Ejército Popular Revolucionario.
Además, está la matanza de Chiapas de fines de 1997, uno de los hechos más violentos registrados en la historia de México.
Los crímenes son la expresión más preocupante de la grave situación de derechos humanos que reina en México, señalan los grupos humanitarios.
En los últimos tres años, México fue visitado, entre otros, por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el relator especial sobre torturas de la ONU y por la relatora especial sobre venta de niños, prostitución y pornografía infantil, también de ese ente internacional.
Organismos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch enviaron delegaciones y luego emitieron informes donde aseguran que en México reina la impunidad y los asesinatos políticos y la tortura son prácticas comunes.
Las autoridades cuestionan las versiones sobre la existencia de una crisis de derechos humanos en el país y afirman que hacen todo lo posible por imponer la ley y la justicia.
El gobierno está por la solución pacífica de todos los conflictos sociales, dicen.
Si hubiera un interés mayor por el tema de los derechos humanos quizá México no tendría hoy el rostro marcado por la violencia y la impunidad, dijo el director del Centro de Derechos Humanos Agustín Pro Juárez. (FIN/IPS/dc/dg/ip-hd/98)
