El presidente de Rusia, Boris Yeltsin, despachó hoy un enviado especial a Iraq para intentar resolver la crisis entre Bagdad y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) acerca del equipo de inspección de armas.
El vicecanciller Viktor Posuvalyuk partió este lunes hacia Bagdad. En noviembre, una misión similar de Moscú logró aliviar la anterior crisis sobre las inspecciones de la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) en Iraq.
Al precipitar una nueva crisis con UNSCOM, encargada de supervisar la destrucción de todas las armas no convencionales de Iraq, el presidente iraquí Saddam Hussein colocó a la diplomacia rusa en una difícil situación.
El Kremlin reiteró este lunes que el uso de la fuerza contra Iraq debido a la actual crisis sería inaceptable y contraproducente.
Así mismo, Moscú sugirió en repetidas ocasiones que las sanciones en vigor desde 1991 deberían aliviarse y finalmente levantarse, tan pronto como Iraq cumpla con las resoluciones de la ONU relativas al desarme.
Tanto Rusia como Francia y China se beneficiarían económicamente del fin de las sanciones, porque ganarían acceso a los yacimientos petrolíferos de Iraq.
Ya se aprobaron varios contratos de transporte de petróleo para cuando terminen las sanciones. Además, Rusia tiene posibilidades de ayudar al desarrollo de yacimientos petrolíferos de Iraq y espera ganar otros dos grandes contratos industriales.
También está la cuestión de las deudas pendientes. Iraq debe a Francia 6.000 millones de dólares y a Rusia 7.000 millones, que no serán reembolsados mientras duren las sanciones.
En las últimas semanas, Rusia aprovechó rápidamente el acuerdo "petróleo por alimentos" entre Iraq y la ONU, que permite a Bagdad vender petróleo por 2.000 millones de dólares en períodos renovables de seis meses para adquirir alimentos y medicinas y pagar sus aportes al foro mundial.
Las empresas rusas LUKoil y Onako firmaron un contrato la semana pasada para adquirir nueve millones de barriles de crudo iraquí entre las dos. Otras siete compañías rusas también suscribieron contratos por 28,8 millones de barriles la semana anterior.
Varios grupos políticos de Rusia apoyan abiertamente a Iraq, aliado de Moscú en la era soviética, en su lucha contra la ONU, y para conquistar la opinión pública utilizan argumentos humanitarios.
Un artículo pro-iraquí publicado en el diario Rossiiskaya Gazeta, por ejemplo, publicó que 1,5 millones de iraquíes, entre ellos 600.000 niños, murieron de hambre o enfermedades en los últimos siete años debido a las sanciones.
El Partido Liberal Democrático, del ultraderechista Vladimir Zhirinovsky, envió a Iraq dos aviones cargados de medicamentos en medio de gran publicidad.
Sin embargo, el canciller ruso Yevgenii Primakov, quien no desea aparecer como un obstáculo, declaró en reiteradas ocasiones que es "esencial" que Bagdad cumpla con las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero Primakov también solicitó una mayor efectividad de la UNSCOM para asegurar la cooperación constructiva de Iraq con esa comisión y así habilitar el camino para levantar las sanciones.
A fines del año pasado, Iraq dejó de cooperar con la UNSCOM porque sus equipos estaban integrados en su mayoría por estadounidenses y británicos.
Un vocero de la cancillería rusa, Valery Nesterushkin, confirmó que Moscú ofreció a la UNSCOM el uso de aviones para realizar vuelos de control sobre territorio iraquí. "Nuestros líderes militares reafirmaron que Rusia cuenta con aviones adecuados para las misiones planeadas por la comisión ad hoc".
Otro vocero de la cancillería, Gennadii Tarasov, anunció el 20 de este mes que Moscú presentó a la UNSCOM una lista de unos 60 expertos que podrán vigilar la destrucción de las armas nucleares, biológicas y químicas de Iraq.
Pero no queda claro hasta qué punto esta medida será de utilidad. Fuentes diplomáticas de París cercanas a la UNSCOM dijeron a IPS que existen varias razones por las que Estados Unidos y Gran Bretaña asumieron el papel de líderes en la comisión.
Francia, por ejemplo, prefirió no situarse en una posición de posible conflicto con Iraq y sencillamente se negó, en varias ocasiones, a ofrecer expertos para el equipo de inspectores.
Rusia no se mostró tan reacia pero asumió el problema al brindar información a Iraq sobre las inspecciones antes de que éstas se realizaran y mediante la "pérdida" de documentos vitales.
"La perspectiva de que 60 expertos rusos se integren a los equipos no me entusiasma", comentó la fuente de París.
Sin embargo, la disposición de Rusia para contener la ira de Estados Unidos tiene sus límites.
"Moscú querrá discutir con Estados Unidos sobre Iraq, el cual desafía abiertamente a la ONU", añadió la fuente. "Mientras los programas nucleares y de misiles de Bagdad fueron cancelados, no se puede decir lo mismo de los programas de armas biológicas y químicas".
Información aportada por Washington sugiere que, en la década de 1980, Iraq produjo 8.000 litros de esporas de ántrax, suficiente para eliminar la vida del planeta.
Hasta hace poco, Iraq contaba con unos 20.000 litros de la toxina botulinus, un mortal veneno biológico utilizado en gran parte para armar misiles, además de diversas armas químicas en cantidades industriales.
Fuentes de UNSCOM señalaron que los agentes biológicos se utilizaron en cohetes de 122 milímetros de calibre, proyectiles de artillería y tanques.
Después de la guerra del Golfo, 30 de los 75 misiles armados con ojivas químicas o bacteriológicas fueron destruidos y Bagdad aseguró que eliminó los 45 misiles restantes.
Pero los inspectores de la UNSCOM no están convencidos. Ya encontraron tres de estas ojivas en Iraq y creen que hay más ocultas.
En estas circunstancias, Moscú debe sopesar las ventajas económicas que le traerá la presión por el rápido retiro de las sanciones contra Iraq frente al daño político que le provocará esta actitud indulgente si Bagdad sigue violando los acuerdos internacionales. (FIN/IPS/tra-en/jmp/ai/rj/ip/ml-aq/98