Los expertos que investigan las armas de Iraq para verificar el cumplimiento de los tratados de control de armamento aprendieron la lección de que ningún método de inspección es 100 por ciento seguro.
Terence Taylor, ex integrante de la Comisión Especial de las Naciones Unidas (UNSCOM) creada para desarmar a Iraq de sus equipos de destrucción masiva, advirtió en entrevista con IPS que los procedimientos de verificación incluidos en los tratados de desarme deben ser manejados con gran cuidado.
"Queda claro que alguien que se lo proponga puede evadir estos sistemas", sostuvo.
Las investigaciones en Iraq no surgieron de un acuerdo sino de una obligación impuesta sobre el estado derrotado, tras el cese del fuego de la guerra del Golfo en 1991, y las condiciones fueron mucho más rigurosas que las aplicadas por un tratado normal.
Aun así, a la UNSCOM le llevó años descubrir la magnitud real del programa de armas iraquí.
Según las condiciones impuestas, Iraq tuvo que declarar todos sus misiles, armas nucleares, químicas y biológicas, y eliminar todos los programas prohibidos. También tuvo que aceptar el acatamiento a largo plazo de la inspección de la UNSCOM y las condiciones de su control.
El punto de partida de la UNSCOM fueron las declaraciones de armas de Iraq. Bagdad reconoció que había desarrollado programas de armas químicas en forma limitada, pero negó contar con armas nucleares o biológicas.
"Pero teníamos idea de que las declaraciones eran erróneas", señaló Taylor, actual Director Adjunto del Instituto de Estudios Estratégicos, de Londres. "Los misiles fueron los más fáciles de descubrir y contabilizar, y el programa nuclear fue revelado con rapidez, aunque Iraq sólo lo reconoció después".
"Varios elementos del programa nuclear eran visibles, aunque muchas de las instalaciones se encontraban bajo tierra", explicó.
Otros materiales fueron más difíciles de hallar, como los circuitos de encendido eléctrico y los explosivos especiales. Pero a la UNSCOM la ayudó el hecho de que estos elementos sólo tenían un uso posible y no podían emplearse para fines más legítimos.
"Aun así, se trata de un proceso complicado y la verificación no puede garantizarse en 100 por ciento", alertó Taylor. La UNSCOM carece de información sobre sistemas de dirección, combustible nuclear y ojivas.
Los inspectores de la UNSCOM tenían una ventaja con respecto al programa de armas químicas porque Iraq se vio obligado a reconocer, entre otras cosas, la existencia de instalaciones de producción química.
"Pero Iraq siguió ocultando el alcance de sus conocimientos técnicos. Por ejemplo, no supimos del programa VX (armas químicas) iraquí hasta el año pasado. Así que, con todos los derechos de acceso de la UNSCOM, de todas maneras llevó muchos años llegar a este punto", manifestó Taylor.
La tarea más difícil fue descubrir el programa de armas biológicas de Iraq. Bagdad no lo reconoció, así que la UNSCOM elaboró una lista de instalaciones que tuvieran posibles usos múltiples e investigó cada una sistemáticamente, explicó Taylor.
Los edificios incluyeron desde fábricas de productos farmacéuticos o vacunas veterinarias, a factorías de productos lácteos y productoras de detergentes y aceite vegetal.
"El problema es que la mayoría de los edificios que producen armas biológicas también pueden tener usos pacíficos", como la fermentación, necesaria para elaborar yogur, cerveza y pan, añadió Taylor.
"Incluso la extracción de toxinas de organismos vivos es una operación ambigua. Por ejemplo, la toxina del ricino, un arma biológica, también puede utilizarse para el tratamiento del cáncer", reveló.
"Los organismos también se producen para utilizar como vacunas o pesticidas biológicos en la agricultura. La propagación de estos organismos puede hacerse mediante el rocío. En este caso, el equipo que se utilice con este fin puede parecer sospechoso", aseguró Taylor.
"Muchos lugares tienen equipos que pueden utilizarse en la producción de agentes biológicos con fines bélicos. Cuatro años le llevó a la UNSCOM descubrirlo, incluso la importación de equipos sospechosos que Bagdad sólo reconoció en 1995".
Bagdad reconoció que los agentes biológicos fueron transformados en armas sólo después de la defección del general Kamal Husain, encargado de elaborar los sistemas. Mientras, sigue sin saberse el verdadero alcance de los conocimientos técnicos de Iraq.
"Por lo general, Iraq sólo reconoce las cosas después de que la UNSCOM las descubre. Todo el programa de armas biológicas estuvo inmerso en instalaciones de usos múltiples", aseguró Taylor.
"Por ejemplo, el edificio de producción de al-Hakam estaba formalmente destinado para producir proteínas unicelulares para alimentos de animales y pesticidas biológicos". Estas instalaciones fueron destruidas posteriormente.
"Pero Iraq podría continuar la producción en cualquier otro lado ya que cuenta con el conocimiento técnico", advirtió Taylor.
El sistema de control es severo. Los equipos que puedan tener más de un uso fueron catalogados y deben ser declarados si se los traslada. "Mientras las sanciones de la Organización de las Naciones Unidas estén vigentes, la UNSCOM tiene cierta seguridad de que el programa no fue reiniciado", dijo Taylor.
"Pero esto es posible sólo gracias al amplio mandato de la UNSCOM. Y todavía tenemos que saber más sobre los programas químicos y biológicos para estar seguros de que contamos con un programa de control adecuado", declaró. (FIN/IPS/tra-en/jmp/rj/aq-lp/ip/98