Carlos Flores, que este martes jurará la Presidencia de Honduras, se propone un "cambio de piel" en la administración, con una "nueva agenda", un proyecto de país aún desconocido que intenta insertar la economía en el mercado internacional y disminuír la pobreza.
Flores, del gobernante Partido Liberal, tiene 47 años y es considerado por sus seguidores un gran "estadista". Ganó los comicios generales de noviembre con más de un millón de votos, sobre un total de 2,8 millones.
Es el quinto presidente elegido democráticamente en Honduras desde la restauración de la democracia, hace 17 años. Sus críticos lo creen escurridizo, autoritario, poco comunicativo y de ideas conservadoras.
Desde que triunfó en las elecciones, sólo interveino tres veces en público. La última vez lo hizo el domingo de noche, para dar a conocer su gabinete, que presentó como "político, técnico y administrativo".
Flores destacó que en su equipo de ministros "hay gente nueva", que "tiene la posibilidad de ofrecer nuevas ideas en beneficio de la nación". "Este es un gabinete que tiene mucha credibilidad y dará mucha tranquilidad" a Honduras, dijo el presidente entrante.
Para el área económica, destinó a técnicos con experiencia en organismos financieros multilaterales y a representantes del sector privado, favorables a la continuidad del proceso de ajuste estructural comenzado en 1990.
Las áreas de educación, salud, cultura, trabajo y proyección social fueron reservadas para antiguos dirigentes sociales de la década de los 70, algunos de ellos simpatizantes de la izquierda y ahora "reconvertidos".
Pero otros integrantes del gabinete que este martes entrará en funciones han sido vinculados a la Alianza para el Progreso de Honduras (APROH), el brazo político del anticomunismo en los años 80.
Los sensibles ministerios de Recursos Naturales, Agricultura y Ambiente estarán a cargo de terratenientes y de políticos favorables al llamado Proyecto de Transformación Nacional, que tiene la oposición de grupos ecologistas y de la sociedad civil.
Ramón Custodio, del no gubernamental Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), dijo este lunes que le "preocupa" la conformación de la nueva Corte Suprema de Justicia, donde "se percibe que prevalecieron intereses políticos partidarios y de personas particulares".
Custodio advirtió que tres magistrados de probado apoyo a los derechos humanos y a las reformas del Poder Judicial "no fueron ratificados y ahora contamos con una Corte que tiene como exponentes a abogados defensores de personas procesadas por presuntos casos de corrupción".
"A otros los hemos visto muy allegados a los militares y esto nos preocupa, pero confiamos en que los cambios para la modernización judicial no retrocedan, porque eso sería grave para el país", agregó.
Respecto de la Cámara Legislativa, la preocupación se debe a que varios congresistas llegaron al hemiciclo en busca de inmunidad para eludir procesos judiciales pendientes por supuestos actos ílicitos, como el caso del ex presidente Rafael Callejas y de algunos de sus ministros.
El nuevo gobierno tiene pendiente la aprobación de una reforma del Código Procesal Penal y de la Ley Orgánica de la nueva Policía Nacional Civil, que entrará en funciones en mayo.
Flores se comprometió en su campaña para los comicios a devolver a los electores un "mejor país" y buscar la conciliación y el perdón, para edificar, según expresa, "la Honduras del nuevo milenio".
Con base en esa promesa, la jerarquía de la Iglesia Católica le recordó este lunes que debe priorizar su accionar para combatir la pobreza, que afecta a siete de cada 10 hondureños.
En Fides, su publicación semanal, la iglesia advirtió que Flores tiene el desafío de devolver la confianza a la nación y de combatir la corrupción y la violencia. (FIN/IPS/tm/ff/ip/98
