La visita del Papa Juan Pablo II a Cuba podría abrir nuevos horizontes para una población que ha sorteado estoicamente las privaciones y dificultades en 40 años de régimen socialista y que cree que ha llegado la hora del bienestar económico.
Los alrededor de 500.000 habaneros que acudieron el domingo a la Plaza de la Revolución para participar en la última misa del Papa en Cuba salieron con la convición de que "algo va a cambiar".
Respuestas como que "el Papa va a traer el bienestar para los cubanos", "diálogo", "distensión", "concertación" y "un nuevo espacio" fueron las que más afloraron de los labios de la población religiosa y no creyente durante la estadía de Juan Pablo II en la isla caribeña.
"En diversas ocasiones me he referido a los temas sociales. Es preciso continuar hablando de ellos mientras en el mundo haya una injusticia, por pequeña que sea", advirtió el Papa durante la misa del domingo en medio de cerrados aplausos de los asistentes.
El Papa reclamó la "realización integral" del hombre como vía para conjugar "libertad y justicia social".
"El lo vio, estaba allí cuando el pueblo aplaudió al Papa", señaló un trabajador habanero al analizar la actitud que asumirá el presidente Fidel Castro ante el apoyo popular al pedido de reformas planteadas por Juan Pablo II en la Plaza de la Revolución.
Otros, sobre todo algunos jóvenes, no creen que por el momento vayan a ocurrir cambios significativos en el aspecto económico y político.
Un joven consultado por IPS señaló que desde 1996 se ha hablado por lo menos en dos ocasiones de reformas económicas "y muy poco ha cambiado".
La gran mayoría de los cubanos consideran que los cambios deben ocurrir de manera pacifíca y bajo la batuta de Castro.
Desde 1993 el gobierno ha introducido una serie de transformaciones en el área económica, como la despenalización del dólar, el trabajo por cuenta propia, la reapertura del mercado libre agropecuario, una liberalización bancaria y otras medidas destinadas a paliar la crisis que padece el país.
Sin embargo, algunas de estas medidas han causado malestar en sectores de la población que siguen sin poder acceder a los bienes de consumo. Otros -como los nuevos trabajadores por cuenta propia- resienten las elevadas tasas e impuestos que les está aplicando el Estado.
"Lo que yo quiero es que me dejen ganar el pan con el fruto de mi trabajo", indicó un fotógrafo por cuenta propia afectado por las rígidas limitaciones que, según él, le han impuesto para desarrollar su profesión enmarcada dentro del área del dólar.
Un sector de la población que no tiene acceso a dólares también encuentra dificultades a la hora de adquirir alimentos y otros bienes de consumo, buena parte de los cuales sólo se pueden comprar en moneda extranjera estadounidense, que se cotiza a 23 pesos cubanos por unidad.
El salario promedio de un trabajador cubano es de 217 pesos.
Si bien una parte de los alimentos se reciben por la cartilla de distribución (libreta) a precios subsidiados por el Estado, no abarcan la canasta básica que acostumbra consumir la población y "apenas alcanzan para una semana".
El resto de la dieta hay que adquirirlo en el mercado libre en pesos cubanos o en dólares.
Los cambios que se piden apuntan a que haya una revalorización del peso cubano que permita fortalecer el salario percibido en esa moneda y estabilizar la economía familiar, distorsionada por la dolarización.
Además de lo económico, el Papa pidió un espacio para el catolicismo, pluralismo, cambios en la educación, y contacto de la Iglesia con las instituciones culturales nacionales para el desarrollo "de una nueva cultura".
"Los animo a proseguir en sus esfuerzos por encontrar una síntesis con la que todos los cubanos puedan identificarse, a buscar el modo de consolidar una identidad cubana armónica que pueda integrar en su seno múltiples tradiciones nacionales", indicó al Papa a 300 intelectuales durante su gira por Cuba.
"La cultura cubana, si está abierta a la verdad, afianzará su identidad nacional y la hará crecer en humanidad", subrayó el Papa a los intelectuales en la Universidad de La Habana en presencia de Castro.
Los planteamientos del Papa, dichos en medio del ambiente de libertad de opinión y movilización propiciado por Castro a propósito de la visita, formaron "una puerta que difícilmente podrá ser cerrada", indicó a IPS un conocido intelectual católico de este país. (FIN/IPS/sh/dg/ip-cr/98)