La coronación de la Virgen de la Caridad del Cobre por parte del papa Juan Pablo II se convirtió hoy en un acto a favor de la libertad, el diálogo y la reconciliación entre todos los cubanos.
Que la Virgen "reúna a sus hijos por medio de la reconciliación y la fraternidad", dijo el pontífice en un saludo enviado a "todos los hijos de Cuba que en cualquier parte del mundo veneran a la Virgen de la Caridad".
Vamos a coronar, añadió, la imagen de la "madre de todos los cubanos, sin distinción de razas, opciones políticas o ideologías".
Cientos de miles de personas llenaron la Plaza de la Revolución Antonio Maceo de Santiago de Cuba, 967 kilómetros al este de La Habana, durante la tercera de las cuatro misas públicas previstas durante la visita del Papa Cuba, que concluye este domingo.
El vicepresidente y ministro de Defensa, Raúl Castro, y el ministro de Cultura, Abel Prieto, se encontraban entre los asistentes a la misa que rindió homenaje a la Patrona de Cuba.
Caridad del Cobre para los católicos y Ochún para los santeros, la virgen mestiza de Cuba, diosa del amor y de la familia, es considerada uno de los elementos fundacionales de la nación cubana.
"Quien no ama a Dios, no ama a la Patria", dijo Juan Pablo II, citando a Antonio Maceo, héroe de la independencia en cuyo honor se construyó la Plaza de la Revolución de Santiago y quien siempre llevaba sobre su pecho una medalla de la Caridad del Cobra.
"La historia enseña que sin fe desaparece la virtud, los valores morales se oscurecen, no resplandece la verdad, la vida pierde su sentido trascendente y aún el servicio a la nación puede dejar de ser alentado por las motivaciones más profundas", añadió.
La Iglesia "no busca ninguna forma de poder político", aseguró el Papa y, al mismo tiempo, defendió el deber y el derecho de los laicos católicos "de participar en el debate público en igualdad de oportunidades y en actitud de diálogo y reconciliación".
Para el pontíce, "el bien de una nación debe ser fomentado y procurado por los propios ciudadanos a través de medios pacíficos y graduales"
"De este modo cada persona, gozando de libertad de expresión, capacidad de iniciativa y de propuesta en el seno de la sociedad civil y de la adecuada libertad de asociación, podrá colaborar eficazmente en la búsqueda del bien común", opinó.
En Cuba está prohibida toda organización política alternativa al Partido Comunista, los medios de prensa están monopolizados por el Estado y cualquier tipo de asociación debe contar con el visto bueno oficial.
La homilía sucedió este sábado a un duro mensaje de bienvenida dado al Papa por el arzobispo de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiu, quien manifestó que algunos cubanos "han confundido la Patria con un partido".
Meurice Estiu presentó "el alma de una nación" como una diadema de "realidades, sufrimientos, alegrías y esperanzas" y subrayó que "la nación vive aquí y vive en la diáspora. El cubano sufre, vive y espera aquí y también sufre, vive y espera afuera".
"Somos un único pueblo que navegando a trancos por todos los mares seguimos buscando la unidad, que no será nunca fruto de la inconformidad sino de un alma común y compartida a partir de la diversidad", agregó.
El arzobispo de Santiago presentó al pontífice a todos aquellos cubanos "que no encuentran sentido a sus vidas, que no han posido optar y desarrollar un proyecto de vida".
"Le presento además a un grupo creciente de cubanos que han confundido la Patria con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas y la cultura como una ideología", dijo en una crítica a la tendencia oficial de equiparar Patria y Revolución.
"Este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras geográficas con verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa independencia debe brotar de una soberanía de la persona humana", dijo Meurice Estiu y pidió al Papa que rogara por los presos cubanos. (FIN/IPS/da/ag/ip-cr/97