CUBA: El Papa exhorta a construir una sociedad nueva

El papa Juan Pablo II llamó a los jóvenes cubanos a construir una sociedad nueva, "la Cuba de la reconciliación y el amor", en un mensaje escrito entregado durante la segunda de las cuatro misas que oficiará en este país socialista.

"La felicidad se alcanza desde el sacrificio. No busquen fuera lo que pueden encontrar dentro. No esperen de los otros lo que ustedes son capaces y están llamados a ser y a hacer", dijo el pontífice a más de 200.000 personas en la ciudad de Camagüey, 570 kilómetros al este de La Habana.

"No dejen para mañana el construir una sociedad nueva, donde los sueños más nobles no se frustren y donde ustedes puedan ser los protagonistas de su historia", afirmó, retomando así una de las ideas centrales de su primer mensaje al pueblo cubano.

Los cubanos "deben ser los protagonistas de su propia historia nacional y personal", dijo Juan Pablo II a su arribo a Cuba, el miércoles, en una intervención en la que pidió a Cuba "abrirse al mundo" y al "mundo abrirse a Cuba".

En un altar construido junto al monumento al héroe independentista Ignacio Agramonte, en la Plaza de la Revolución de Camagüey, Juan Pablo II fue acogido este jueves por la población de una de las zonas de Cuba de más profunda tradición católica.

"Hemos visto al Papa sonreír por primera vez", comentó un locutor de la televisión ante la reacción del pontífice, por lo que podría catalogarse como la mayor manifestación religiosa vista alguna vez en este país.

El pueblo de esta provincia, la más extensa de la isla y al mismo tiempo la más despoblada, recibió al Papa con consignas cantadas: "Camagüey, Camagüey, el Papa ha llegado a Camagüey", "Juan Pablo, pastor, Camagüey te da su amor", "el Papa se queda en Camagüey".

"Juan Pablo, hermano, tú quieres a los cubanos", dijo el propio Juan Pablo II, momentos antes de terminar la misa que fue acompañada por un coro de 380 voces, música litúrgica cubana y una alegría masiva que hizo asegurar al animador de la prensa estatal que ésta ya es una visita "inolvidable".

"La Iglesia tiene el deber de dar una formación moral, cívica y religiosa que ayude a los jóvenes cubanos a crecer en los valores humanos y cristianos", dijo Juan Pablo II volviendo a una de las mayores demandas de la Iglesia Católica, la posibilidad de tener medios e instituciones para educar.

En Cuba las escuelas católicas fueron cerradas a inicios de los años sesenta como parte del proceso de nacionalización de la enseñanza decretado por el gobierno de Fidel Castro que vino acompañado de un sistema de educación universal y gratuita para todos.

"El amor auténtico y la generosidad fructifican cuando se vive no sólo de lo material y caduco", dijo Juan Pablo II al tiempo que lamentó el "relativismo" y valores como "egoísmo, división, marginación, discriminación, miedo y desconfianza hacia los otros".

En este país donde el ateísmo fue considerado doctrina oficial hasta inicios de esta década, el Papa aseguró que esta situación aumenta cuando "un joven vive 'a su forma', idealiza lo extranjero, se deja seducir por el materialismo desenfrenado, pierde las propias raíces y anhela la evasión".

Para Juan Pablo II "el vacío que producen estos comportamientos explica muchos males", como el alcohol, "la sexualidad mal vivida", el uso de drogas, el oportunismo, la falta de un proyecto de vida que no incluye el matrimonio estable, y la prostitución, "cuyas causas no siempre son personales".

Criticó, también, "el anhelo de la evasión y de la emigración" que hace a las personas huir "del compromiso y de la responsabilidad para refugiarse en un mundo falso cuya base es la alienación y el desarraigo".

En lo que podría calificarse como una exhortación para que los cubanos no busquen la solución de sus problemas en el exilio, el mensaje escrito dejado a los jóvenes, el Papa llamó a asumir el compromiso que se tiene tanto en el seno de la familia como en la sociedad civil.

No caigan "en la tentación de las diversas formas de fuga del mundo y de la sociedad", dijo a los jóvenes cubanos que "viven en condiciones materiales con frecuencia difíciles, en ocasiones frustrados en sus propios y legítimos proyectos" y a veces privados de esperanza.

"La sombra de la escalofriante crisis actual de valores que sacude el mundo amenaza también a la juventud de esta luminosa isla", advirtió.

El Papa reconoció la sinceridad, la hospitalidad y el amor a la libertad de los jóvenes cubanos y, al mismo tiempo, aseguró que "se extiende una perniciosa crisis de identidad, que lleva a los jóvenes a vivir sin sentido, sin rumbo ni proyecto de futuro, asfixiados por lo inmediato".

"Todo lo que viene de fuera del país parece deslumbrar", afirma el mensaje dirigido a los jóvenes, que son, según Juan Pablo II, "un futuro que ya comienza en el presente" de la Iglesia y de la Patria. (FIN/IPS/da/dg/ip-pr-cr/98

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