CUBA: Castro conserva poder de convocatoria

El presidente de Cuba Fidel Castro y el programa socialista que dirige hace casi 40 años parecen conservar su poder de convocatoria tras el paso por este país del papa Juan Pablo II.

Miles de personas asistieron a la tradicional Marcha de las Antorchas que, convocada por la Unión de Jóvenes Coministas (UJC), se realiza cada año en la noche del 28 de enero, día del aniversario del nacimiento del héroe nacional José Martí.

Aunque el mandatario de 71 años no se presentó en el acto central realizado en la ciudad de Santiago de Cuba, 971 kilómetros al este de La Habana, la asistencia fue tan numerosa como en años anteriores.

Esa multitud "quiere decir, para que lo sepan todos, que Santiago sigue siendo Santiago, que Santiago fue, es y será la cuna de la Revolución", afirmó el primer vicepresidente y ministro de las Fuerzas Armadas Raúl Castro.

La intervención del hermano del presidente y segundo hombre de Cuba fue interpretada como una respuesta de la máxima dirección del país al arzobispo de esa región, Pedro Meurice Estiu, que hace cinco días lanzó un violento ataque al socialismo en la isla.

Durante la misa oficiada por Juan Pablo II en Santiago de Cuba, el sábado 24, Meurice criticó al sistema cubano por haber "confundido la patria con un partido, la nación con el proceso histórico y la cultura con una ideología".

"Este es un pueblo que tiene la riqueza de la alegría y la pobreza material que lo entristece y agobia casi hasta no dejarlo ver más allá de la inmediata subsistencia", dijo el arzobispo en sus palabras de bienvenida al Papa.

La intervención fue presenciada personalmente por el vicepresidente Raúl Castro, que asistió a la tercera de las cuatro misas oficiadas por el pontífice en la isla, transmitida directo a todo el país por la televisión estatal.

El presidente del Parlamento Ricardo Alarcón consideró la actitud del arzobispo de Santiago de Cuba como "antipatriótica".

Alarcón opinó, sin embargo, que la visita papal fue "magnífica para la Iglesia Católica y el pueblo de Cuba" y reveló que el gobierno de Castro está considerando la solicitud del Papa sobre la liberación de un grupo de presos políticos.

En un desagravio a la tradición revolucionaria de Santiago de Cuba, Raúl Castro dijo que "desde el pasado aquí se empezaron a defender con el machete en la mano los valores morales, la independencia, la libertad y la dignidad que se ha hecho acreedor este pueblo luchador, el pueblo cubano".

La ciudad oriental de Santiago de Cuba fue escenario del primer hecho armado dirigido por Fidel Castro contra la dictadura de Fulgencio Batista, el ataque al cuartel Moncada el 26 de julio de 1953.

Fue también la primera urbe en recibir a Castro tras el triunfo de la revolución de 1959 y, desde entonces, se ha considerado como una de las regiones más fieles al sistema socialista.

La Marcha de las Antorchas fue realizada también en La Habana y en otras importantes ciudades de la isla, sólo unos días después que Juan Pablo II reuniera a cientos de miles de personas en cuatro plazas públicas.

Observadores locales estiman que el gobierno quiso aprovechar la manifestación para decir al mundo que a pesar de la receptividad que tuvieron los enunciados críticos del Papa, la mayoría de la población sigue al lado de Castro.

El primer secretario la UJC, Otto Rivero, declaró que los jóvenes cubanos se sienten comprometidos con la construcción de la sociedad socialista y la formación de hombres cultos, sencillos, solidarios e intransigentes ante cualquier injusticia o agresión.

Rivero lanzó la convocatoria oficial al VII congreso de la UJC, que, afirmó, "abordará la formación comunista de las nuevas generaciones de cubanos, esencial para quienes deben acompañar los años más trascendentes de la nación".

La UJC tiene alrededor de 500.000 miembros, es la única organización de tipo partidista legal en el país además del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y es considerada como la "cantera" que prepara a los militantes del PCC.

El congreso, previsto para diciembre de este año, tocará uno de los temas más criticados por Juan Pablo II a Cuba, el de la formación de los niños y jóvenes en el ateísmo.

El Papa dijo el miércoles en la Ciudad del Vaticano que espera que su visita a Cuba arroje un resultado similar al viaje que hiz a su natal Polonia en 1979, que contribuyó al fin del régimen socialista en ese país europeo.

"Desde que llegué me rodeó una gran manifestación de pueblo que maravilló a quienes, como yo, conocen el entusiasmo de las gentes latinoamericanas", dijo el pontífice. (FIN/IPS/da/dg/ip/98

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