Los primeros tres días de peregrinaje del papa Juan Pablo II en Cuba ha dejado un balance positivo tanto para la alicaída Iglesia Católica local como para el solitario régimen marxista del presidente Fidel Castro.
El Papa ofició tres de las cuatro misas previstas en la isla, pronunció un discurso de saludo al arribar el miércoles y dirigió un mensaje al "mundo de la cultura". En todos los casos pidió nuevos espacios y tolerancia para la Iglesia Católica.
Pero no ha clamado por el respeto de los derechos humanos, como esperaban algunos antes de su llegada y sólo hubo un discreto pedido de gracia para varios presos políticos presentado el jueves al gobierno por miembros de su delegación.
En cambio, se pronunció en dos ocasiones contra el bloqueo de Estados Unidos.
Castro comentó brevemente al término de un acto en la Universidad de La Habana, la noche del viernes, que la visita de Juan Pablo II se ha desarrollado muy bien y espera que siga de la misma manera hasta este domingo, cuando regrese al Vaticano.
Tras el recibimiento popular del miércoles organizado por la Iglesia Católica y el gobierno cubanos, la participación en las misas y actividades realizadas por el Papa ha desbordado los pronósticos en cuanto a cantidad y fervor religioso.
Este viernes en la ciudad de Camagüey, 570 kilómetros al este de La Habana, una concentración cercana a las 200.000 personas protagonizó una de las más grandes muestras de fe religiosa ocurridas en ese lugar, de fuerte tradición católica, desde el triunfo de la revolución en 1959.
"Esta es una puerta que se ha abierto y que nadie podrá cerrar", dijo a IPS un católico practicante al analizar las muestras de tolerancia religiosa dadas por Castro con motivo de la visita de Juan Pablo II.
La única nota discordante la protagonizó este sábado Pedro Meurice Estiu, arzobispo de Santiago de Cuba, al recibir al Papa con motivo de la misa de coronación de la virgen de la Caridad del Cobre.
Algunos cubanos "han confundido el patriotismo con la lealtad a un solo partido", afirmó Meurice Estiu y añadio, al recordar el compromiso de la Iglesia con los más pobres: "Los más pobres entre nosotros son aquellos que no tienen el don preciado de la libertad".
Cubanos consultados en la capital de la isla consideran que Iglesia y gobierno "van a ganar" algo tras la inusual actividad religiosa que se está viviendo con motivo de la visita del Papa. Pero "cuando él se vaya todo va a volver a la normalidad", comentó un miembro del Partido Comunista que pidió anonimato.
En una entrevista con la televisión estatal antes de la visita, Castro aseguró que la invitación a visitar Cuba que le hizo a Juan Pablo II en noviembre de 1996 no tuvo motivación política ni buscaba beneficios para su gobierno.
Sin embargo, los analistas estiman que el acercamiento que se ha producido entre ambos representa un importante respaldo contra el bloqueo estadounidense y las presiones políticas de Washington contra Cuba desde hace más de 39 años.
La prisa con que el gobierno de Estados Unidos salió a desmentir el posible levantamiento del bloqueo a propósito de la visita del Papa revela que ha acusado el golpe de la posición contra el bloqueo del pontífice.
Washington y el Vaticano "tienen distintos puntos de vista sobre el bloqueo" pero eso no cambia nuestra posición, dijo el coordinador de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado, Michael Rannemberer, durante un encuentro con la prensa extranjera en La Habana el día 21.
Sin embargo, durante el encuentro era evidente su preocupación por minimizar los efectos de la visita de Juan Pablo II a Cuba, así como sus coincidencias con Castro en torno a la deuda externa y la necesidad de humanizar la globalización económica. (FIN/IPS/sh/ag/ip-cr/98