La capital de Costa Rica se está viendo inundada por una lluvia de promesas previo a la celebración de las elecciones generales del próximo domingo.
Las dos agrupaciones mayoritarias del país escogieron el céntrico Paseo Colón, una de las avenidas más anchas de la capital, para reunir a sus seguidores y clausurar su campaña.
El candidato del opositor Partido Unidad Social Cristiana (PUSC), Miguel Angel Rodríguez, prometió un futuro de progreso y de bienestar en su acto público de este domingo.
Rodríguez reafirmó los compromisos que ha expuesto en toda su campaña: estabilizar la inflación, controlar el gasto público, aumentar los salarios, luchar contra la pobreza, apoyar a la educación, generar nuevos empleos y fomentar el crédito.
Utilizó la metáfora de un puente para referirse al paso de una Costa Rica supuestamente abatida por el desempleo, la pobreza y la desesperanza hacia otra en la que todos sus habitantes tengan "una vida buena".
El PUSC ha sabido beneficiarse del descontento popular con el gobierno de José María Figueres, uno de los más impopulares de los últimos 50 años, y se mantiene primero en las encuestas, con el 34,2 por ciento de las intenciones de voto.
Pese a haber logrado bajar la inflación y los índices de desempleo y de pobreza y controlar el gasto público, la administración Figueres se vio afectada por constantes denuncias de corrupción.
"A este lado (del puente) está la Costa Rica con dolor, donde la sombra de los desempleados ha entrado a oscurecer la felicidad de los hogares", dijo Rodríguez, quien también prometió seguridad ciudadana, promoción de la pequeña y mediana empresa y apoyo a las industrias de alta tecnología.
Aseguró asimismo que en su administración se harán mejoras a la infraestructura, habrá equidad de género, se combatirá la violencia, la injusticia y se eliminará el déficit de viviendas.
El mismo Paseo Colón fue escenario, el sábado, de un mitin del candidato del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), José Miguel Corrales, quien llega a esta elección debilitado por fuertes pugnas internas en su organización.
Corrales entró tarde a la campaña porque primero debió eliminar a colaboradores acusados de actos de corrupción.
También debió negar todo vínculo con el gobierno de Figueres, por quien, a pesar de militar en su mismo partido, ni siquiera votó en las pasadas elecciones de 1994.
Los sondeos le atribuyen apenas 26,1 por ciento de las intenciones de voto.
Para la concentración del sábado el PLN dio no obstante muestras de unidad. En el acto estuvieron presentes representantes de las diferentes corrientes internas, que exaltaron los logros del país bajo la conducción de ese partido.
Corrales, quien se define como un "socialdemócrata de corazón", atacó frontalmente al PUSC y a su candidato.
"Frente al neoliberalismo de nuestros adversarios estamos luchando para que los costarricenses sean más saludables, tengan mejor atención médica cuando la necesiten y siempre una vejez digna", afirmó.
Entre sus promesas, reafirmó que terminará con el déficit de viviendas, que diversos estudios siutuán en 150.000.
Para enfrentar el problema, desde hace 12 años se instituyó el bono de la vivienda, un aporte en efectivo que sirve para comprar terreno, pagar parte de una casa o construir una de pequeño tamaño. Corrales dijo que entregará 23.000 bonos en cada uno de sus eventuales cuatro años de gestión .
Se comprometió igualmente a "crear nuevas oportunidades para la clase media" y a no privatizar empresas del Estado, que seguirán siendo "patrimonio de todos", según dijo.
En las elecciones del domingo podrán ejercer el voto 2.045.000 costarricenses. De ellos, según las encuestas, se abstendrá alrededor del 22 por ciento, cuatro puntos más que los que lo hacen habitualmente. (FIN/IPS/mso/dg/ip/98)