Personalidades y dirigentes católicos de Chile expresarán al Papa su rechazo al nombramiento como cardenal del obispo Jorge Medina, quien mantuvo un "silencio cómplice" ante los crímenes contra los derechos humanos y hoy apoya la llegada al Congreso de Augusto Pinochet como senador vitalicio.
Medina, de 71 años, es el Prefecto para la Congregación del Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, y el 21 de febrero será investido cardenal junto a otros 22 obispos, según anunció Juan Pablo II el domingo 18 de este mes.
"Durante 17 años de dictadura militar (del general Pinochet), monseñor Medina mantuvo una permanente identificación y colaboración con los que ejercían su dominio", señala una declaración pública de 21 católicos.
El grupo incluye al senador democristiano Jorge Lavandero, el diputado Vicente Sota, del Partido Por la Democracia, al presidente del Servicio Paz y Justicia-Chile, Luis Cárdenas, además de académicos, teólogos y dirigentes de organizaciones católicas.
Cárdenas indicó este domingo que harán conocer a Juan Pablo II su "pesar y malestar" por el nombramiento de Medina, invocando su "derecho a la libre expresión dentro de la Iglesia".
Una de las demandas fundamentales del grupo al Pontífice será la de que las designaciones de obispos "no continúen haciéndose a espaldas del pueblo de Dios y en forma poco transparente", y, en cambio "sean producto de un diálogo entre las comunidades cristianas y las autoridades eclesiásticas".
Medina es identificado como el obispo chileno más cercano al Papa, quien en 1985 lo promovió al cargo de obispo auxiliar de la diócesis de Rancagua, ciudad a 80 kilómetros al sur de Santiago, tras una misión especial que cumplió en el Vaticano.
En 1993 el polémico religioso ascendió a obispo del puerto de Valparaíso, la segunda diócesis en importancia de Chile, a 120 kilómetros al oeste de la capital, para ser nombrado a comienzos de 1996 en su actual cargo en el Vaticano.
Medina, un católico conservador a quien sus detractores califican además de ultraderechista, inflexible y fundamentalista, pasará a ser la cuarta jerarquía dentro del estado vaticano con su investidura cardenaliacia.
Al día siguiente de que se anunciara su promoción, declaró desde Roma que Pinochet "tiene todo el derecho" a ser senador vitalicio, "porque así se encuentra establecido en la Constitución, y la Constitución se cumple".
La Iglesia Católica chilena, encabezada en 1980 por el progresista cardenal Raúl Silva Henríquez, objetó entonces la transparencia del referendum en que Pinochet hizo aprobar la Constitución que le permitirá ser senador vitalicio desde el 11 de marzo.
La llegada al Congreso del ex dictador, en cuyo régimen se cometieron unos 3.000 crímenes contra los derechos humanos, ha sido calificada como "una afrenta para la democracia" por sectores de centro e izquierda.
El ministro de Relaciones Exteriores, José Miguel Insulza, criticó el día 19 las declaraciones de Medina sobre Pinochet. "No me parece propio que una persona que ocupa el cuarto lugar en la jerarquía interna de un Estado opine sobre asuntos de política interna de otro Estado", dijo el canciller.
La declaración de los 21 católicos afirma que en su gestión en Rancagua y Valparaíso, Medina mostró una "actitud inquisitorial y de rechazo frente a las comunidades eclesiales de base y al desarrollo de la opción preferencial por los pobres".
La ascendente carrera del nuevo cardenal es el más contundente testimonio del giro conservador que Juan Pablo II impuso a la Inglesia chilena desde que en 1983 el cardenal Silva Henríquez jubilara en el cargo de arzobispo de Santiago.
El abogado y experto en Teología Humberto Lagos destacó este lunes que son cada vez menos en la Iglesia los sacerdores nombrados obispos o cardenales que estuvieron ligados a la defensa de los derechos humanos en el pasado.
Según Lagos, Medina "jamás alcanzará la dimensión del cardenal Silva Henríquez, quien es un hombre que siempre defendió la vida, a los perseguidos y fue fiel a la parábola del buen samaritano".
El ascenso del obispo conservador al cardenalato "representa un nuevo obstáculo para el ya difícil proceso de transición a la democracia en Chile, pues su concepción de la sociedad es tajantemente crítica del respeto a la autonomía del mundo laico", afirman las 21 personalidades católicas.
En contraste con su "silencio cómplice" ante los crímenes contra los derechos humanos bajo la dictadura, Medina ha sido "tremendamente locuaz" para cuestionar políticas sociales y públicas de los gobiernos democráticos, agrega la declaración.
En 1995, con ocasión de la Conferencia sobre Desarrollo de la Mujer, celebrada en Beijing, Medina impugnó públicamente las posiciones planteadas por el presidente Eduardo Frei y su esposa, Marta Larraechea.
Fue también un detractor tenaz de los programas de difusión sobre afectividad y sexualidad del Ministerio de Educación y de campañas de información sobre preservativos del Ministerio de Salud y del Servicio Nacional de la Mujer. (FIN/IPS/ggr/dg/ip-hd/98