AMERICA CENTRAL: La otra cara de la maquila

La violación de los derechos humanos y laborales dio mala imagen a la industria textil de América Central, pero aun así muestra un ángulo atractivo para la región: genera 250.000 empleos y millones de dólares en divisas.

En El Salvador, 32 plantas cerraron sus puertas en 1996 debido a problemas laborales, según un informe sobre la industria de la maquila centroamericana de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Oficina para Actividades de Empleadores.

Asimismo, el gobierno de Honduras se vio obligado a exigir a las maquiladoras -la mayoría de capital asiático- condiciones justas a sus empleados, tras una investigación de las denuncias hechas en 1996 sobre persecución a dirigentes sindicales.

Daniel Camacho, coordinador de la Comisión para la Defensa de los Derechos Humanos de Centroamérica (Codehuca), aseguró que las empresas maquiladoras conllevan una "forma de esclavitud moderna" y son parte del proceso de pérdida de los derechos económicos y sociales de la población centroamericana.

En su opinión, esta actividad promueve la derogación de los derechos laborales a través del trabajo domiciliario, mediante el cual el obrero no tiene derecho a vacaciones, aguinaldo, cesantía y seguridad social.

El presidente de la Cámara de Textiles de Costa Rica, José Berliavsky, afirmó que los países del área deben velar para que la industria textil que se instale en sus territorios sea estable, de alta tecnología y respete los derechos laborales.

En el caso de El Salvador, los mismos empresarios indican que los problemas laborales impidieron que en los últimos dos años se concretarán nuevas inversiones, pero estiman que el sector crecerá en 1998 entre 20 y 25 por ciento.

Miguel Angel Salaverría, empresario de la zona libre El Pedregal, aseguró que ese crecimiento se deberá a las fuertes inversiones en maquinaria y en la capacitación del personal.

En Costa Rica, no se han presentado problemas laborales tan graves y la industria textil actualmente pone al día su tecnología para incrementar sus ventas, que crecieron 15 por ciento en 1997, según la privada Oficina de Cuotas Textiles.

Entre enero y octubre de 1997 la exportación de textiles y ropa confeccionada a Estados Unidos superó en 125,5 millones de dólares las ventas efectuadas a ese país en el mismo período del año anterior, dijo Irene Arguedas, directora ejecutiva de la Oficina de Cuotas Textiles.

Ese tipo de industria se encuentra en un proceso de expansión, como sucede en otros países centroamericanos. Dos empresas importantes -BorCar y Cartex- abrirán próximamente modernas plantas textileras fuera de San José.

Berliavsky dijo que las textileras generan entre 40.000 y 50.000 empleos directos en Costa Rica.

La maquila costarricense se diferencia de la del resto de América Central en que "se desarrolla un proceso de confección completo, desde la importación de los hilos para fabricar las telas hasta la elaboración de prendas con finos acabados", dijo.

Berliavsky acotó que la industria textil está efectuando transferencias de alta tecnología para incrementar la producción y satisfacer la demanda de los cada día más exigentes mercados internacionales, como Estados Unidos, principal importador de telas y ropa de Costa Rica.

Las cifras de la Oficina de Cuotas Textiles verifican que esta rama de la producción va en ascenso: entre enero y octubre de 1997 las ventas de Costa Rica a Estados Unidos representaron 826,5 millones de dólares, mientras que en el mismo período de 1996 representaron 711 millones.

Costa Rica y Honduras son los principales exportadores de textiles de la región.

El informe de la OIT sobre desarrollo de la maquila en el istmo, elaborado en 1997 pero con los datos de exportaciones de 1995, detalla que en este último año las ventas totales de Costa Rica a Estados Unidos fueron de 1.129 millones de dólares.

En ese mismo año, Honduras exportó 1.049 millones de dólares, El Salvador 674 millones, Guatemala 822 millones, Nicaragua 97 millones y Panamá 77 millones de dólares.

Costa Rica presenta un costo mayor de mano de obra. La hora de trabajo de un operario tenía un costo de dos dólares en 1997, frente a 0,9 dólares en Honduras y en El Salvador, 0,95 en Guatemala y 1,8 dólares en Panamá. El informe no incluye datos sobre Nicaragua.

Arguedas manifestó que actualmente Honduras experimenta un auge en la atracción de inversión extranjera en el área textil. Nicaragua y El Salvador realizan, por su parte, esfuerzos en el mismo sentido para fortalecer el comercio exterior, reactivar la economía y crear nuevos puestos de trabajo.

Berliavsky descartó que las maquiladoras instaladas en Costa Rica se trasladen a países vecinos para reducir costos de mano de obra. Por el contrario, aseguró que los textileros se modernizan para adecuarse a los requerimientos de los importadores.

Otras fuentes industriales expresaron que un aspecto positivo en Costa Rica es la sustitución que ya se empezó a hacer de ropa interior de fibras sintéticas por telas de algodón, que tienen una gran aceptación en Estados Unidos.

"No queremos empresas golondrina", dijo Berliavsky, en alusión a algunas compañías que un día abren sus puertas y sorpresivamente se retiran a otro país o, peor aún, se declaran en quiebra y tratan de evadir los compromisos adquiridos con los trabajadores. (FIN/IPS/nm-mso/ag/if/98

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