La isla venezolana de La Tortuga, paraíso escondido del Caribe para un turismo exclusivo, fue esta semana un cementerio de un centenar de delfines, varados en su costa norte por causas que aún se investigan.
La muerte de 94 delfines moteados del Atlántico y el salvamento gracias a la acción humana de otros 70 no tiene precedentes en Venezuela, y autoridades y activistas ambientales coinciden en que la mortandad habría sido natural.
El hallazgo se produjo el domingo, cuando el encargado de un campamento turístico de la isla que no tiene habitantes permanentes avistó a la manada de cetáceos, desperdigados por Playa Caldera, en una cala donde suelen congregarse yates y veleros privados, única manera de llegar al lugar.
La Tortuga está situada a unas 13 millas de la nororiental costa venezolana y tiene 171 kilómetros cuadrados.
El ministro del Ambiente, Rafael Martínez, dijo el miércoles que sólo este lunes se conocerán los resultados de los estudios toxicológicos que se comenzaron a realizar el martes a muestras de aguas y de tejidos del último delfín en morir, rescatado el lunes aún moribundo.
El llamado varamiento de la manada de delfines moteados, científicamente designados como Stenella frontalis, coincide con el estreno del Año Internacional del Océano, destinado a frenar el amenazante deterioro de la vida marina.
La directora de la oficial Profauna, Mirna Quero, indicó tras regresar de La Tortuga que en apariencia no hay signos de intoxicación en la zona, mientras que el biólogo marino Jorge Bolaños consideró que posiblemente el delfín líder enfermó y buscó la costa para descansar llevando a la muerte a la manada.
El miércoles comenzó el proceso para incinerar a los delfines, de los que se tratará de preservar el cráneo para tareas de investigación y entrega a instituciones educativas y científicas. La tarea se realizará con apoyo de la Vigilancia Costera de la militar Guardia Nacional y voluntarios.
El director de la no gubernamental Fundación de la Naturaleza, Diego Díaz, aseguró que "el varamiento de delfines es tan complejo como su estructura social, por lo que no existe una única causa del fenómeno".
El encallamiento de mamiferos marinos ocurre con relativa frecuencia en sus habitat en todo el mundo, pero en Venezuela el peor caso afectó hasta ahora a 20 delfines, que lograron ser salvados, y se produjo en la isla de Margarita, casi paralela y al este de la muy menor y aislada La Tortuga.
En Margarita, en lo que va de siglo han varado un centenar de cetáceos, precisó Profauna.
El científico José Luis Naveira, el mayor experto en delfines de Venezuela, indicó que incluso pudo suceder que el radar del líder de la manada fuera alterado por el eco de las ondas magnéticas que mueven a los continentes, dentro de una de las nuevas teorías sobre los encallamientos masivos de cetáceos.
El delfín moteado es propio del trópico, llega a medir 2,5 metros de largo y vive hasta 40 años. Muy sociables, siguen en ocasiones a las embarcaciones durante varios días y cuando viven en alta mar pueden viajar hasta en grupos de 2.000 ejemplares. (FIN/IPS/eg/ag/en/98