La economía de Venezuela creció 5,1 por ciento en 1997, "con un fuerte impulso del sector petrolero" de 8,8 por ciento, indicó hoy el Banco Central al entregar su informe correspondiente al año que concluye.
El sector no petrolero creció 3,3 por ciento, en contraste con la contracción de 2,8 por ciento en 1996, el magro repunte de 1,7 en 1995 y el bajón profundo de -4,6 por ciento en 1994, primer año del quinquenio de Rafael Caldera.
La industria de hidrocarburos, que el ex monopolio estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) comparte de modo creciente con capitales privados, creció 4,7 por ciento en 1994, 7,1 en 1995 y 4,9 por ciento en 1996, en tanto para 1998 prevé sus mayores inversiones de la década: unos 8.000 millones de dólares.
El presidente del Banco Central, Antonio Casas, destacó en su informe que la evolución del sector petrolero "obedece a la creciente demanda internacional resultante del sostenido crecimiento de las economías desarrolladas".
También contribuyó la tensión en el Golfo, que sostuvo el precio promedio del barril de petróleo venezolano en 16,49 dólares, dijo Casas. Aunque menor que los 18,39 dólares de 1996, el ingreso se favoreció por un mayor volumen de exportaciones.
Venezuela, que ya no oculta que viola la cuota de 2,36 millones de barriles por día que hasta este semestre le asignó la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), exportó en el año 3.065.000 barriles diarios, 300.000 más que en 1996, indic}o el Banco Central.
El país tendrá de nuevo la balanza más superavitaria de América Latina, con un excedente comercial de 11.400 millones de dólares, pues pese a que las importaciones crecieron hasta 12.331 millones de dólares, las exportaciones petroleras se mantuvieron altas, en 18.331 millones de dólares.
El producto interno bruto (PIB) no petrolero creció, según Casas, en primer lugar por el estímulo de la demanda agregada interna, con un aumento del consumo en los hogares durante la segunda mitad de 1997.
También, por mayores niveles de gasto público, tanto corriente como de inversión, por expansión de la inversión privada, y por "la fortaleza mostrada por las exportaciones" no tradicionales.
Esas exportaciones, cuyo primer destino individual es Colombia, crecieron 16 por ciento en 1997 para situarse en 4.700 millones de dólares, según el ministro de Hacienda, Freddy Rojas. El Banco Central ubicó el crecimiento en 11,4 por ciento.
La construcción, área contemplada por generar abundante empleo, apuntar al déficit de vivienda (un millón de unidades en un país de 22,5 millones de habitantes) y dotar de infraestructura a otros sectores, creció 12,6 por ciento en 1997, tras varios años de retroceso continuo, dijo el Banco Central.
La manufactura creció 2,6 por ciento (-5,8 en 1996) y el comercio en cinco por ciento, según el Banco Central, cuyo informe preliminar de este viernes no precisó el comportamiento de la agricultura y otros sectores de la actividad económica real.
El poder de compra de los venezolanos siguió resintiéndose por una inflación elevada, de 38 por ciento (103,2 por ciento en 1996). Un factor que contuvo la inflación fue la relativa estabilidad de la tasa de cambio, de unos 500 bolívares por dólar, según el Banco Central.
En materia fiscal, crecieron tanto los ingresos como los gastos. Este país, cuyo PIB se estima en 80.000 millones de dólares, tuvo ingresos fiscales equivalentes a 24,5 por ciento del PIB (20,1 por ciento en 1996).
El gasto del gobierno central creció de 19,7 a 22,8 por ciento del PIB (hay un superavit nominal de 2,5 puntos), y "la expansión se concentró en las erogaciones de naturaleza corriente", advirtió Casas, toda vez que la inversión directa se mantuvo en sólo 0,5 por ciento del PIB.
El informe menciona, sin entregar cifras o detalles, que el gasto en los programas sociales siguió disminuyendo. El Fondo Monetario Internacional ha recriminado al gobierno que se incumpla la promesa de destinar a tal fin al menos dos puntos porcentuales del PIB.
La situación monetaria y financiera se mantiene delicada, pues la liquidez (M2), temida como agente inflacionario, creció 56,8 por ciento en términos nominales, y sus tenedores (entidades y ciudadanos) prefirieron los instrumentos más líquidos, debido a la baja remuneración del ahorro.
El sector financiero se vio favorecido, según el informe, por los ajustes macroeconómicos, la apertura a la inversión externa y la mayor actividad empresarial. El índice de intermediación fue de 61 por ciento, frente a niveles de 46 por ciento en 1996 y 38 por ciento en 1995.
En síntesis, "los resultados alcanzados constituyen un punto de arranque para sentar las bases de un crecimiento estable y sostenible de la economía. La lucha contra la inflación sigue siendo el principal objetivo", según el Banco Central. (FIN/IPS/jz/ag/if/97