SUDAFRICA: La verdad de la ex esposa de Mandela permanece esquiva

La Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica investiga desde hace más de una semana el pasado de Winnie Madikizela-Mandela y sus guardaespaldas, pero la verdad permanece esquiva.

Varias contradicciones surgieron en las audiencias iniciadas el 24 de noviembre con el fin de aclarar la supuesta participación de la ex esposa del presidente Nelson Mandela y su Mandela United Football Club (MUFC) en 18 violaciones a los derechos humanos, incluidos ocho asesinatos.

Las audiencias pretenden establecer si Madikizela-Mandela fue la responsable de las acciones del Club, que sembró el terror en la localidad negra de Soweto a fines de los años 80. Ella afirma que no sabía nada.

"No los conocía. Esta es la primera vez que los veo", declaró Madikizela-Mandela en referencia a Zakhele Mbatha y Thulani Dhlamini, acusados de asesinar a Abu-Baker Asvat, un médico de Soweto.

Mbatha sostiene que cometió el homicidio en 1989 por órdenes de Madikizela-Mandela, quien le habría ofrecido una recompensa de 4.000 dólares.

La acusada también negó saber que en su casa se agredía a menores. Negó haber visto lesión alguna en cualquiera de los adolescentes y haber recibido cualquier visita del Comité Mandela de Crisis.

Sin embargo, se denunció que cuatro menores, entre ellos el difunto Stompie Seipei, fueron secuestrados de la casa del pastor metodista Peter Verryn, que los tenía a su cargo y, según trascendió, abusaba sexualmente de ellos.

Los cuatro adolescentes habrían sido golpeados en la casa de Madikizela-Mandela y Seipei asesinado, por considerarse un informante de la policía del apartheid.

"Eso es lo más absurdo que he escuchado", respondió a la acusación de haber ordenado el asesinato de Seipei, de 14 años, en 1989. "Me enteré de la muerte de Stompie por la prensa", añadió.

Varios testigos relataron también cómo Madikizela-Mandela y sus guardaespaldas habrían matado a los jóvenes Lolo Sono y Siboniso Shabalala, al novio de su hija, Sizwe Sithole, y a Kuki Zwane, Sicelo Dhlamini y Sibusiso Chili, con quienes riñó o a quienes acusó de espías.

"En el mejor de los casos, ella sabía de estas actividades criminales, y en el peor, las dirigió y participó activamente en los ataques", afirmó Azhar Cachalia, quien integraba el Comité Mandela de Crisis, formado en 1988 para investigar las actividades del club de fútbol y de su líder, Madikizela-Mandela.

"Hicimos cosas horribles como miembros del club de fútbol", reconoció Jerry Richardson, ex entrenador de los jugadores condenado por el asesinato de Seipei. Richardson lloró al recordar cómo agredió y mató adolescentes sospechosos de colaborar con la policía.

"Asesiné a Stompie según las instrucciones de Mami (Winnie). Ella nunca mató a nadie, pero nos ordenaba hacerlo. Lo maté como a una cabra, con tijeras de jardín", confesó.

No obstante, el testimonio de Richardson se contradice con la declaración de la médica forense Patricia Kelpp, de la Universidad de Witwatersrand, quien sostuvo que Seipei fue atacado con un objeto agudo, posiblemente un puñal.

El testimonio de Richardson también se contradice con el del testigo clave Katiza Cebekhulu, quien dijo a la Comisión que vio cómo la propia Madikizela-Mandela apuñalaba a Seipei.

Además, Richardson reconoció ante la Comisión que brindó información a la policía desde marzo de 1987.

En 1991, Madikizela-Mandela fue condenada a seis años de prisión por el secuestro de Seipei, pero la sentencia fue conmutada por una multa de 3.000 dólares.

Algunos testigos admitieron ante la Comisión que mintieron para proteger a la acusada durante el juicio por la muerte de Seipei. El testigo clave Cebekhulo fue sacado del país y no pudo ofrecer su testimonio.

Miembros de la policía complicaron la situación al admitir que difundieron rumores difamatorios sobre Madikizela-Mandela como parte de una operación de Comunicaciones Estratégicas (Stratcom).

Evidentemente, algunos de los cerca de 20 testigos llamados a declarar ante la Comisión mintieron, mientras otros negaron declaraciones realizadas anteriormente bajo juramento.

La Comisión no es un tribunal. Sólo espera descubrir la verdad y publicar sus conclusiones el próximo año, pero hasta ahora, la misión parece casi imposible.

De todas formas, aunque la acumulación de declaraciones confusas y a veces contradictorias no lleguen a constituir pruebas, tienen un peso irrecusable.

Si Madikizela-Mandela no fuera un personaje público, igualmente los relatos resultarían muy perturbadores, pero sucede que ella es candidata a la vicepresidencia del gobernante Congreso Nacional Africano, y las elecciones serán el mes próximo. (FIN/IPS/tra- en/gm/pm/ml/hd/97

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