En 1997 Estados Unidos continuó dando a Colombia un duro tratamiento por sus "falencias" en la lucha contra el narcotráfico, pese a que atenuó su lenguaje en relación al gobierno de Ernesto Samper.
Según dijo a IPS el analista Luis Valencia, de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Los Andes, a futuro las relaciones bilaterales no ofrecen mejores perspectivas.
En lo relativo al problema del narcotráfico la política estadounidense sigue teniendo como eje "la represión en los países productores" de drogas, señaló.
Para el analista, a esa temática de carácter estructural, se suman las constantes violaciones a los derechos humanos, que han comenzado a incidir en el deterioro de las relaciones bilaterales.
Entre las señales positivas, el embajador de Colombia en Washington, Juan Esguerra, consideró la visita que el jefe de la Oficina de Estados Unidos para la Política Antidrogas Barry McCaffrey hizo en octubre a Bogotá.
Esguerra afirmó en esa oportunidad que Washington "tiene ahora una visión de conjunto de la lucha antidrogas" y entiende que esa tarea "requiere un tratamiento más expedito y reuniones con las autoridades" expertas en el tema.
Para otros funcionarios del gobierno colombiano también fue positiva la receptividad a los planteamientos hechos por el presidente Ernesto Samper en la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas en septiembre.
En esa ocasión, Samper afirmó que "se requiere una corresponsabilidad ética del problema (del narcotráfico), que no sea sólo un problema de Colombia" y anunció que ante el foro multilateral en 1998 propondrá la discusión de una agenda global sobre el tema.
Estas señales, en opinión del analista Juan Tokatlián, del Instituto de Estudios políticos y de Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional, muestran que "hay indicios de cambio en el lenguaje y el tono" de la administración del presidente Bill Clinton.
Tokatlián advierte, no obstante, que "sería erróneo concluir que los problemas entre Wasghington y Bogotá estén en vías de una definitiva solución".
Para el experto, es posible suponer que las dificultades persistan y se incrementen en nuevos campos pero con un sentido menos personalizado hacia Samper.
El nuevo tema de la agenda por la que Estados Unidos ha comenzado a presionar a Colombia es el de las violaciones a los derechos humanos y la participación de militares en ellas.
Tokatlián dijo por otra parte a IPS que en 1997 la política de Estados Unidos hacia Colombia estuvo caracterizada por el descarte de la idea de forzar la caída de Samper.
Para ciertos analistas, en esa actitud influyó el remplazo anunciado del embajador de Estados Unidos en Colombia Myles Frechette y del secretario del Departamento de Estado Robert Gelbard, dos de los más vehementes críticos del gobierno de Samper.
Sin embargo, tanto Curtis Kamman, que relevará a Frechette, como Pete Romero, el sustituto de Gelbard, parecen tener una actitud "dura" ante Colombia.
Kamman afirmó en su declaración de confirmación ante el Senado de su país el 10 de septiembre que el narcotráfico es el tema central en las relaciones de Estados Unidos con Colombia y que los narcotraficantes colombianos "no sólo no respetan la frontera estadounidense sino tampoco la de sus vecinos".
Para el inicio de 1998 "el" tema será el del "certificación" o no de la política antidrogas de Colombia por el Congreso estadounidese, en marzo.
Todo hace pensar que Bogotá será nuevamente "descertifcada".
Para ello juega que si bien el Congreso aprobó la reintroducción de la extradición en la Constitución, lo hizo sin darle carácter retroactivo, como lo reclamaba Washington, lo cual exlcuye a los jefes del Cartel de Cali presos desde hace algo más de un año.
También incide la denunciada infiltración de dinero del narcotráfico en la campaña electoral de Samper en 1994.
La descertificación, medida unilateral criticada por varios gobiernos, implica la aplicación a discrecionalidad del Ejecutivo estadounidense de sanciones comerciales al país afectado.
Pese a que Colombia fue descertificada en 1995 y 1996 no se le han impuesto sanciones comerciales, recordó María Isabel Patiño, presidenta del Consejo Empresarial Colombia-Estados Unidos, "debido a la gestión del sector privado" del país sudamericano.
El año próximo tendrán lugar elecciones parlamentarias en Estados Unidos, por lo cual no sería extraño que el problema del narcotráfico sea utilizado como instrumento político en el debate, indicó. (FIN/IPS/yf/dg/ip/97