/PERSPECTIVAS 1997-1998/ AMERICA LATINA: Integración atempera conflictos limítrofes

Los procesos de integración regional y de globalización mundial reducen los riesgos potenciales de desenlaces bélicos en los problemas limítrofes y geopolíticos, pero no pueden eliminarlos totalmente.

La integración comercial y los proyectos infraestructurales conjuntos convierten a los vecinos en socios cuyas economías interdependen, y el cada vez más intenso tránsito de bienes y personas estrecha las relaciones amistosas.

Por otro lado, como consecuencia de la globalización, la comunidad internacional tiene cada vez un papel más decisivo en la solución de conflictos entre países, como se comprobó en la crisis entre las naciones que integraban Yugoslavia.

"Sin embargo, las posibilidades de la mediación de terceros países en un conflicto entre dos naciones tiene límites", opina el general Sinesio Jarama, especialista en Inteligencia y ex asesor de la Cancillería peruana durante el gobierno militar izquierdista del general Juan Velasco Alvarado.

"Todavía sigue siendo válida la premisa geopolítica que dice que para cualquier país los mejores y más seguros aliados son aquellos con los que no posee frontera común", expresa.

"Los conflictos entre naciones pueden parecer resueltos o que están en vía de solución y permanecer adormecidos, pero si no se resuelven adecuadamente las contradicciones fundamentales pueden resurgir en cualquier momento con su carga potencial de riesgos bélicos y tensiones diplomáticas", añade .

Según Jarama, la intervención de la comunidad internacional en el diferendo peruano-ecuatoriano, el conflicto fronterizo más candente en la región, que ha provocado tres guerras entre ambos paises en los últimos 45 años, "fue importante pero no resolvió aún definitivamente el problema".

En ese conflicto la comunidad internacional estuvo representada por Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, países que firmaron como garantes el tratado limítrofe ecuatoriano-peruano de 1942.

Pero Ecuador recusó posteriormente el Tratado y ambos países han protagonizado dos guerras de relativa intensidad.

En la última, en enero de 1995, los garantes lograron detener el fuego antes que el conflicto desembocara en una guerra total y consiguieron sentar en la mesa de negociaciones a representantes de los dos países en Brasilia.

Las conversaciones no han concluido aunque ha sido emitido un acuerdo, la Declaración de Brasilia, por el que Perú, con el respaldo de Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos, ofrece a Ecuador un conjunto de concesiones no territoriales para el tránsito de personas y productos hasta el río Amazonas.

El eje de las demandas ecuatorianas es lograr una salida hasta el Amazonas, río al que consideran tener derecho histórico porque la expedición que lo descubrió en 1540, cuando Ecuador formaba parte de Perú, partió de Cusco e hizo escala en Quito.

La validez de la Declaración de Brasilia como instrumento de paz depende de una interpretación casi semántica entre los términos "sustitutorio" o "ampliatorio" .

"Si para Ecuador la Declaración sustituye sus posiciones previas se habrá logrado la paz definitiva, pero si la entiende como 'ampliatoria' significa que acepta las ofertas contenidas en el documento pero persiste en demandar la rectificación de los límites de", comenta el analista Flavio Solórzano.

A los problemas de discrepancias por el trazo limítrofe se suman a veces a rivalidades geopolíticas, como la que surgió este año entre Argentina y Chile.

Ambos países estuvieron al borde de la guerra en 1978 por el control del Canal del Beagle, desenlace que se evitó por intervención del Papa Juan Pablo II-

Este año la preferencia de Estados Unidos por Argentina como aliado regional de la Organización del Tratado del Atlántico Norte erizó los pelos de los militares y diplomáticos chilenos.

Esta rivalidad geopolítica desatada por Washington se produce cuando hay todavía dos puntos pendientes de solución.

Se trata del descontento chileno con el fallo que concedió a Argentina la Laguna del Desierto y la partición del helado territorio antártico que los argentinos llaman Hielos Continentales y los chilenos Campos de Hielo Sur.

Santiago tiene también un problema limítrofe en su frontera nororiental: las demandas bolivianas de restitución de sus territorios costeros, conquistados por Chile en la guerra de 1879 contra Bolivia y Perú.

Desde entonces, la recuperación de una salida al mar es el "leit motiv" de La Paz en todos los foros internacionales, y durante 1997 Bolivia llevó el tema de su mediterraneidad a la Cumbre Iberoamericana, el Grupo de Río, la Organización de Estados Americanos y el Mercosur.

En todas esas oportunidades, Santiago reiteró que no hay ningún problema limítrofe pendiente con Bolivia, porque este país cedió a Chile los territorios que reclama mediante un tratado bilateral, que una de las partes no puede desconocer por su cuenta.

Para compensar su forzada mediterraneidad, Chile ofrece a Bolivia facilidades portuarias, viales y comerciales en la ciudad de Arica, pero no puede concederle el corredor territorial que los bolivianos piden por esa zona porque antes perteneció a Perú y no puede ser enajenada a un tercero sin aprobación peruana.

Arica es también tema de una controversia de Chile con Perú, pero de tono menor, pues Lima abandonó desde 1975 sus históricas demandas de recuperación de las provincias de Arica y Tarapacá, anexadas por Chile a raíz de la guerra de 1879.

Entre 1968 y 1974 el gobierno militar peruano adquirió una poderosa fuerza de blindados y una flota de aviones Mig sovieticos, que, según algunos trascendidos, en caso de guerra hubieran sido tripulados por pilotos cubanos, pero Velasco fue derrocado y sus sucesores desmantelaron el plan.

"Tal vez pensaron que recuperar Arica y Tarapaca iniciaría otro siglo de armamentismo para defender la nueva frontera sur, y quizás temieron que Ecuador, en coordinación con Chile, atacara simultáneamente por el norte, y pragmáticamente optaron por la paz y el desarrollo", opina la socióloga Carmen Valer.

Entre Chile y Perú sólo hay discrepancias remanentes, como el recorte -para ampliar una avenida dispuesto por la Municipalidad de Arica- de una propiedad adquirida por Lima para alojar a los 10 mil peruanos que fueron despojados de sus viviendas por los ocupantes chilenos.

Forzados por la hostilidad oficial chilena, la mayoría de esos peruanos viajaron años después a Perú y los hijos y nietos de los que no quisieron salir son ciudadanos chilenos y ya nadie vive en la localidad.

Otro frente importante de disputas limítrofes en la región son los diferendos que mantiene Venezuela con Guyana, al este, por la región del Esqueibo, que constituye las dos terceras partes del territorio guyanés, y con Colombia, al oeste, por la delimitacion de las aguas y el subsuelo del Golfo que comparten.

Con Guyana se produjeron este año pasos positivos para sentar las bases de una negociación futura, bajo el auspicio del secretario general de las Naciones Unidas Kofi Amán, cuyo representante, el barbadiense Allister Mcyintire, propició un encuentro entre los cancilleres de los países litigantes.

En el diferendo entre Colombia y Venezuela desde 1990 actúa una Comisión Binacional Negociadora sobre la cuestión del Golfo de Venezuela y otros temas, como el manejo de las cuencas hidrográficas que comparten los dos países.

El clima que existe es el de una búsqueda armónica de solución.

Lo más importante este año fue que la cuestión del Golfo no tuvo protagonismo crítico en las relaciones entre Venezuela y Colombia, aunque el tema de las incursiones guerrilleras de un lado a otro de la frontera podría reabrir tensiones similares a las de 1994.

La movilidad de las guerrillas colombianas, que atraviesan las fronteras en busca de refugio temporal, también origina problemas con Panamá, que obligó a la apertura de una vía de comunicación directa enre los presidentes Ernesto Samper, de Colombia, y Ernesto Perez Balladares, de Panamá.

Ambos mandatarios promovieron una sombrilla de coordinación entre los ejércitos y servicios de inteligencia de sus países para intercambiar información y planear operaciones conjuntas contra las guerrillas y los bandoleros que operan en sus fronteras. (FIN/IPS/al/dg/ip/97

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