CUBA-EEUU: Comienza octava ronda de negociaciones sobre migración

Representantes de los gobiernos de Cuba y Estados Unidos comenzaron este martes en La Habana la octava ronda de coversaciones sobre asuntos migratorios desde la "crisis de los balseros" registrada hace tres años.

El diálogo, provocado por el éxodo de unas 30.000 personas en el verano de 1994, se confirma como el único punto de coincidencia entre La Habana y Washington que, tras una aparente distención, afrontan un período de crecientes tensiones.

La estatal Agencia de Información Nacional de Cuba aseguró que durante el encuentro "volverá a evaluarse el cumplimiento de los acuerdos migratorios suscritos entre ambos países" en septiembre de 1994 y mayo de 1995.

La realización de rondas periódicas entre La Habana y Washington fue establecida por el acuerdo del 9 de septiembre de 1994, que puso fin a la "crisis de los balseros" y comprometió a ambos países a normalizar el flujo migratorio.

Estados Unidos se comprometió a conceder al menos 20.000 visas anuales a personas que deseen emigrar a su territorio y, a cambio, Cuba aceptó impedir por los medios a su alcance las salidas ilegales.

Una declaración conjunta emitida en mayo de 1995 estableció la devolución a la isla de toda persona interceptada al intentar un ingreso ilegal a Estados Unidos y la promesa cubana de no tomar represalias por el delito de "salida ilegal del país".

La posibilidad de extender los acuerdos a la repatriación de toda persona procedente de la isla que logre entrar de modo ilegal a Estados Unidos fue anunciada al final de la quinta ronda en diciembre y aún se mantiene entre los temas pendientes.

Pero los acuerdos parecieron tambalearse tras el derribo, el 24 de febrero del pasado año, de dos avionetas civiles por fuerzas aéreas cubanas y la aprobación por el gobierno de los Estados Unidos de la ley Helms-Burton que endurece el bloqueo a la isla.

La llamada "crisis de las avionetas", que enfrentó en tribunales internacionales a ambos países, provocó un viraje radical en las relaciones bilaterales que vivían un incipiente proceso de distención, desde la firma del acuerdo migratorio de mayo de 1995.

Las tensiones se sucedieron este año y tuvieron una nueva escalada en noviembre con el rechazo oficial cubano a un proyecto de enmienda que parte de catalogar a Cuba como una amenaza para la seguridad de los Estados Unidos.

Así y todo, los acuerdos migratorios mantuvieron su vigencia por responder al interés de ambos gobiernos impedir una nueva ola de emigrados ilegales, según expertos.

Autoridades estadounidenses devolvieron a la isla desde mayo de 1995 a unos 800 indocumentados que intentaron llegar a Estados Unidos por vía marítima o penetrar en la Base Naval de Guantánamo, enclave militar de Washington a unos 900 kilómetros de La Habana.

La Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana (SINA) ha cumplido también su compromiso de otorgar, al menos, 20.000 visas anuales para habitantes de este país socialista que desean emigrar de forma permanente a ese país y reúnen los requisitos para hacerlo.

Entre los temas pendientes podría aparecer la solicitud cubana de extradición de José Fernández Pupo, un ex militar que en el verano del pasado año secuestró un avión comercial cubano para conseguir asilo en Estados Unidos.

Fernández Pupo fue absuelto del delito de piratería aérea el verano pasado, pero un juez de inmigración de Estados Unidos declaró sin lugar la petición de asilo.

"Hasta el momento, el gobierno estadounidense no adoptó decisión alguna sobre Fernandez Pupo ni informó si, de acuerdo con ese fallo, lo entregará a las autoridades cubanas para su juzgamiento en Cuba", dijo este martes unna emisora de radio estatal.

Cuba podría retomar también la revisión del proceso de concesión de visados por la parte estadounidense a personas que desean visitar por un tiempo breve a sus familiares radicados en Estados Unidos.

Observadores locales aseguran que cada vez se hace más difícil conseguir una visa en la isla para viajes de visitas familiares a territorio estadounidense y que muchas personas prefieren desistir de la idea antes de acudir a la SINA.

En la isla, con algo más de 11 millones de habitantes, se considera que todo el mundo tiene un familiar, cercano o lejano, que reside en Estados Unidos.

En 1990 vivía el país norteamericano 1.043.922 cubanos, nueve por ciento de la población de origen hispano y 7,5 por ciento de la del estado de Florida, según el censo de ese año.

Granma, órgano oficial del gobernante Partido Comunista de Cuba, afirmó que la octava ronda se extenderá dos días y estará encabezada por el presidente del Parlamento cubano, Ricardo Alarcón, y el subsecretario de Estado para Centroamerica y el Caribe, de los Estados Unidos, John Hamilton.

Pero trascendidos en La Habana aseguran que el encuentro, que como es costumbre se realizará a puertas cerradas y rodeado de un total hermetismo, podría terminar este mismo martes. (FIN/IPS/da/mj/ip pr/97

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