CONGO-KINSHASA: Human Rights Watch condena autoritarismo de Kabila

El nuevo gobierno de la República Democrática de Congo (RDC, ex Zaire) no cumplió sus promesas de promover la democracia y los derechos humanos desde que tomó el poder el pasado mayo, afirmó Human Rights Watch (HRW) en su último informe.

El estudio publicado este jueves por la organización con sede en Nueva York acusa al gobierno del presidente Laurent Kabila de violar regularmente los derechos fundamentales y urge a canalizar la ayuda internacional a Kinshasa mediante organizaciones no gubernamentales hasta que la situación mejore.

"Tememos que la situación está encauzada en la dirección equivocada", expresó Peter Takirambudde, director de HRW/Africa. "Las pruebas que recabamos indican que hasta ahora no hay ni señales de democracia en las prácticas del nuevo gobierno", añadió.

Kabila, al frente de la Alianza de Fuerzas Democráticas para la Liberación de Congo-Zaire (AFDL), derrocó tras una rebelión de varios meses al dictador Mobutu Sese Seko, quien gobernó el país durante 32 años y falleció posteriormente en el exilio.

La publicación del informe de 49 páginas se produce una semana después de la primera visita de la secretaria de Estado de Estados Unidos, Madeleine Albright, a Kinshasa, donde elogió a Kabila por su "buen comienzo" en dirección a las reformas económicas y el Estado de derecho.

Albright prometió a la RDC 10 millones de dólares en ayuda inmediata para la reconstrucción y hasta 40 millones más el próximo año, así como un alivio sustancial de la deuda en caso de que Kabila implemente un programa de reformas económicas acorde a la voluntad de Estados Unidos.

Kinshasa tiene con Washington una deuda cercana a 1.500 millones de dólares adquirida durante el corrupto régimen de Mobutu, quien convirtió a uno de los países potencialmente más ricos de Africa en uno de los más pobres.

La visita de Albright formó parte de una gira por Africa Central en la cual se reunió con los líderes de Etiopía, Uganda y Ruanda, todos los cuales, al igual que Kabila, tomaron el poder por la fuerza y se rehusan a legalizar los partidos opositores y a tolerar el disentimiento político.

Tras reunirse con el presidente ugandés Yoweri Museveni, por ejemplo, la secretaria de Estado elogió a Uganda por sus reformas económicas y su "creciente respeto a los derechos políticos básicos".

Además, en un documento informativo oficial entregado a los periodistas que acompañaron a Albright, Uganda fue descripta como una "democracia unipartidaria".

El apoyo de Washington a los "príncipes soldados", como se denomina a veces a los dictadores africanos, causa creciente preocupación entre los grupos defensores de los derechos humanos.

Organizaciones como HRW temen que, pese a su compromiso verbal con los derechos humanos, Estados Unidos haya adoptado la estrategia de apoyar dictadores centroafricanos comprometidos con las reformas de mercado como forma de asegurar la estabilidad en la región e impulsar el crecimiento económico.

"Esta gira dice al resto de Africa: 'Ustedes necesitan sus propios soldados-príncipes"', lamentó Salih Brooker, director de estudios sobre Africa para el influyente Consejo de Relaciones Exteriores.

Ese sería un mal mensaje para enviar a Kabila, dice el nuevo informe de HRW, titulado "Camino incierto".

El informe condena el poder absoluto de Kabila como jefe de Estado, su control del sistema judicial, la proscripción de los oponentes políticos y la designación de una comisión constitucional que sólo incluye miembros de la gobernante AFDL.

Pese a las promesas de Kabila de celebrar elecciones en abril de 1999, parece que los partidos políticos de oposición tendrán escaso tiempo, o ninguno, para organizarse, denunció HRW.

Agregó que algunos miembros de esos partidos sufrieron tortura y malos tratos, y que varios defensores de los derechos humanos que se atrevieron a denunciar los abusos fueron detenidos arbitrariamente y maltratados.

Bajo estas circunstancias, exhorta el informe, los donantes deberían canalizar su ayuda a los civiles congoleños mediante organizaciones no gubernamentales locales e internacionales y agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La ayuda al gobierno, por otra parte, debería condicionarse a una mejora de la situación de los derechos humanos, el respeto a los principios democráticos y un progreso tangible en las demoradas investigaciones de la ONU sobre supuestas masacres de refugiados ruandeses durante la insurrección de Kabila, sugirió HRW. (FIN/IPS/tra-en/jl/mk/ml/hd/97

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