Grupos defensores del medio ambiente dejaron esta ciudad de Japón desalentados tras la firma de un tratado mundial para reducir las emisiones de gases con efecto invernadero que causan el recalentamiento de la atmósfera.
Delegados de 159 países aprobaron un tratado que prevé la reducción de 5,2 por ciento en las emisiones de países industrializados y sólo será de cumplimiento obligatorio tras ser ratificado por los gobiernos luego de aceptado en los parlamentos.
Las organizaciones no gubernamentales (ONG) lamentaron informaciones según las cuales el tratado podría no ser ratificado por el senado de Estados Unidos.
"Si las amenazas de los críticos republicanos en el Congreso se convierten en realidad, podríamos tener otra mina terrestre", dijo Christoph Bals, de Germanwatch.
Bals se refirió al rechazo de Estados Unidos a sumarse a 121 países en la firma de un documento para prohibir las minas antipersonales.
El coordinador de prensa de la tercera conferencia de las partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático dijo que el protocolo estará abierto a la firma durante un año a partir del 16 de marzo de 1998, y entrará en vigor después de haber sido ratificado por 65 países.
El rechazo de Washington a ratificar el acuerdo sería "un gran paso atrás", dijo Bals, en particular porque Estados Unidos es responsable de 25 por ciento de las emisiones de los llamados gases con efecto invernadero, considerados una amenaza a la vida por muchos científicos.
Bajo el acuerdo sellado este jueves tras 11 días de duras negociaciones en que las diferencias dividieron a los países industrializados entre sí y con el Grupo de los 77 que aúna a 132 países en desarrollo, Washington está obligado a reducir 7 por ciento la emisión de seis gases entre el 2008 y el 2012.
La base para los tres gases más importantes, dióxido de carbono (CO2), metano (CH4) y óxido nitroso (N20) es 1990. Para los gases industriales, hidrofluorocarbonos (HFC), perfluocarbonos (PFC) y hexafluoruro sulfúrico (SF6) el nivel base es 1995.
Los últimos fueron incluidos en el protocolo por insistencia de Estados Unidos, que alegó que algunos de estos gases durarán 20.000 años y es inconsistente no cubrirlos.
Daniel F. Becker, del Sierra Club de Estados Unidos, dijo que hay razones para celebrar el hecho de que la conferencia de Kioto concluyó con un acuerdo para cambiar el estilo de vida del mundo industrializado, lo cual también tendrá un impacto sobre las naciones en desarrollo.
Por otro lado, agregó, el tratado de Kioto es "demasiado débil, y las lagunas son demasiado grandes para proteger a nuestras familias".
"Si el gobierno de Estados Unidos hubiera sido diligente para encontrar pasos para reducir la contaminación como ha sido en encontrar lagunas, Kioto habría hecho un monumento a la protección ambiental", dijo Becker.
Bill Hare, de Greenpeace International, dijo que el tratado es como un queso suizo, una de las distintas variedades disponibles en el estado europeo caracterizada por sus grandes agujeros.
Stefan Singer, del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) Alemania dijo estar "desilusionado" con el protocolo de Kioto, que no prevé penalidades automáticas y reales para "asegurar que el medio ambiente esté protegido contra el incumplimiento".
Las críticas están basadas en el hecho de que hace cinco años y medio los países industrializados se comprometieron a estabilizar sus emisiones de gases con efecto invernadero al nivel de 1990 en el 2000. Estos compromisos, que no eran de cumplimiento obligatorio, no fueron asumidos, recordaron varias ONG.
Fuentes de la convención acordaron que "muchas naciones industrializadas no tuvieron éxito en cumplir su anterior meta de situar sus emisiones en los niveles de 1990 en el 2000, y las emisiones en efecto aumentaron desde 1990".
Pero, en relación a los niveles de emisiones que podrían esperarse en el 2010 sin medidas de control, el objetivo del protocolo de Kioto representa una disminución de 30 por ciento.
"Por lo tanto el protocolo debería enviar una poderosa señal al mundo de los negocios de que necesita acelerar la entrega de productos y servicios respetuosos del medio ambiente", dijo una declaración de la ONU entregada a la prensa este jueves.
El embajador Raúl Estrada-Oyuela de Argentina, presidente de los comités ad hoc que condujeron la mayoría de las negociaciones, espera que el acuerdo tenga "un impacto real" sobre el problema de las emisiones de gases invernadero.
Este jueves, dijo el emabajador argentino, "debería ser recordado como el Día de la Atmósfera".
Rusia, Nueva Zelanda y Ucrania estabilizarán sus emisiones, mientras Noruega podrá aumentarlas hasta uno por ciento, Australia hasta 8 por ciento e Islandia 10 por ciento.
Según fuentes de la convención, si se comparan los niveles de emisiones estimados para el 2000, las reducciones totales requeridas por el protocolo serán en realidad de alrededor de 10 por ciento.
Respondiendo críticas, el secretario ejecutivo de la conferencia, Michael Zammit Cutajar, dijo que "la clave es poner en efecto políticas nacionales eficaces para influir sobre la conducta de la industria y los consumidores".
"También debemos asegurar que cada país haga el grueso de sus reducciones mediante sus sectores nacionales de energía, industria y transporte, y no en el exterior a través del sistema de comercio internacional de emisiones y otras disposiciones flexibles", agregó.,
El protocolo crea nuevos incentivos a la creatividad tecnológica y la adopción de soluciones que tengan sentido económico y ambiental más allá del cambio climático.
Según Zammit Cutajar, individuos, comunidades y compañías necesitarán jugar un papel activo en esta transición si se quiere alcanzar las emisiones prometidas por los gobiernos. (FIN/IPS/tra-en/raj/mk/lp/ip-en/97