Un llamado en favor de los pobres y de la reducción de las desigualdades entre países ricos y subdesarrollados lanzaron hoy los obispos americanos al término de un Sínodo regional realizado durante un mes en Roma.
El documento, de ocho páginas y 41 puntos, indica que los obispos ven "con alarma y consternación cómo aumenta año tras año la brecha entre los que tienen en abundancia y los que no tienen los mínimos recursos".
El Sínodo de América denuncia así los "sufrimientos de niños que se van a dormir con hambre, de padres y madres de familia sin trabajo o medios para sustentarse, de miles sin techo o sin trabajo por causa de las cambiantes e inestables condiciones del mercado".
A esos males se debe agregar el narcotráfico, la desviación de recursos hacia el comercio de armas, la corrupción política y económica.
El documento fue entregado este jueves al Papa Juan Pablo II para su aprobación y la elaboración oficial por el Vaticano de un texto sobre las conclusiones del Sínodo.
Raymundo Joseph Peña, obispo de origen mexicano de Brownsville, Estados Unidos, dijo a IPS que podría llegar a pasar un año antes que el documento pos-sinodal sea divulgado. "Lo único que puedo afirmar es que será antes del 2000", indicó.
Su difusión podría coincidir con la cuarta visita del Papa a México, a fines de 1998 o principios de 1999. Los obispos americanos pidieron al Pontífice que entregue el texto en el santuario de la Virgen de Guadalupe, en Ciudad de México.
El Papa celebrará el viernes una misa solemne en la Basílica de San Pedro para poner término oficial al Sínodo, que él mismo inauguró el 16 de noviembre y al que asistieron unos 300 obispos del América del Norte, del Sur y Central.
El presidente delegado de la Asamblea Especial para América del Sínodo, el colombiano Darío Castrillón, destacó en rueda de prensa este jueves que otros de los puntos evocados en las conclusiones del encuentro son la deuda externa y la situación de minorías sexuales y raciales en la región.
La "carga de la deuda externa e interna, que para muchos países parece no tener perspectiva de solución, ha sido una preocupación considerable durante el Sínodo", indicó Castrillón.
Los obispos reiteraron la posición expresada por el Papa Juan Pablo II de que los países acreedores reduzcan o condonen las deudas, "en un esfuerzo para ayudar a los habitantes de algunas de las naciones más pobres de la Tierra".
Medidas de ese tipo significarán "sólo el comienzo de la disminución de la carga de los pobres", señaló el obispo colombiano.
El Sínodo expresó también su solidaridad con los inmigrantes, las comunidades autóctonas "que han sufrido tanto a lo largo de estos últimos cinco siglos" y los "grupos minoritarios víctimas de prejuicios" en la mayoría de los países del área, entre los cuales incluyó a los homosexuales. (FIN/IPS/jp/dg/pr-ip-cr/97