AMERICA LATINA: Sida, el peligro de bajar la guardia

La carencia de políticas de prevención y el alto costo de los tratamientos pautan la realidad del sida en América Latina, señalan expertos de varios países del área en coincidencia con la celebración hoy del día mundial de lucha contra esa epidemia.

Estudios de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que desde 1986 se han registrado en el conjunto del continente americano cerca de 785.500 casos de personas que han desarrollado la enfermedad, de las cuales unas 461.500 murieron.

En 1995, la tasa de incidencia de sida por millón de habitantes en América Latina fue de 55,5, en América del Norte de 215,2 y en el Caribe de 247,1.

Actualmente, hay en el planeta 30 millones de seropositivos, personas que viven con VIH, el virus causante del sida, de las que la enorme mayoría (90 por ciento) habitan países subdesarrollados, en particular Africa y Asia. A su vez, se estima que otros 27 millones están contagiados pero lo ignoran.

"Si bien en América Latina no se ha llegado a los niveles de incidencia que tiene el sida en otras partes del Tercer Mundo, no hay que bajar los brazos", dijo Pedro Cahn, presidente de la Sociedad Argentina de Sida.

Informaciones difundidas demasiado habitualmente acerca de que en el mundo industrializado baja el nivel de infectados y la enfermedad pierde virulencia no contribuyen a la prevención, observó.

Esa vigilancia, esa resistencia a "bajar la guardia", debe ser aún mayor en zonas del planeta donde el Estado carece de medios suficientes para intervenir a posteriori y brindar a los enfermos la asistencia adecuada, destacó a su vez Jorge Periés, especialista argentino residente en París.

En Nicaragua, que actualmente cuenta con la menor incidencia de sida en América Central, el gobierno prevé sin embargo un fuerte aumento de los casos, en parte debido a la progresión de los niveles de marginalidad social, en parte a que los registros actuales están lejos de reflejar la realidad.

Un número creciente de personas en ese y otros países de América Central carece incluso de información acerca de cómo evitar el contagio.

"En los últimos cuatro años se ha incrementado cinco veces el número de casos captados ya como enfermedad y no como seropositivos", subraya un documento del Ministerio de Salud nicaragüense, que pronostica un total de 24.600 infectados con VIH para el 2000, contra 227 detectados entre 1987 y fines de 1995.

En América Latina, "faltan políticas adecuadas de prevención y la medicación -sobre todo los cócteles de medicamentos- no está al alcance de todos", insistió Cahn.

"Al no poder terminarse un tratamiento que se comienza, porque el paciente no consigue con la frecuencia requerida las drogas con las que debe proveerlo el Estado ni las puede comprar, porque son carísimas, comienzan a emerger cepas virales más resistentes a los medicamentos", señáló el médico.

La terapia aparentemente más eficaz para frenar el avance de la enfemedad, conocida como "triple plan", cuesta en América Latina unos 10.000 dólares por año y por persona, indica un informe de la OPS.

Aplicado desde 1995 y así llamado porque combina tres medicamentos, el"triple plan" logra eliminar la misma cantidad de células contaminadas que se reproducen diariamente en la persona portadora del virus, explicó la semana pasada en Montevideo su inventor, el estadounidense Martin Markowitz.

La eficacia de esa terapia fue destacada por Raúl Bustos, ministro de Salud de Uruguay, país donde su suministro a los infectados por VIH que lo necesiten es obligatorio para todos los centros de salud.

La aplicación del "triple plan" logró que en un año la cantidad de muertes causadas por el sida se redujera 50 por ciento, destacó Bustos.

Desde 1985, en Uruguay se conoce oficialmente la existencia de 2.411 infectados por VIH, aunque su número real treparía a 7.200. Los que desarrollaron sida llegaron a 979, y 519 de ellos fallecieron.

"Hay que precisar que el triple plan inhibe el desarrollo del sida pero no lo cura, ya que deja células infectadas en reposo, que sólo se pueden atacar por medio de una vacuna", destacó Markovitz.

El especialista estadounidense adelantó al diario El Observador de Montevideo que "en uno o dos años" probará una vacuna que combate precisamente a esas "células contaminadas en reposo".

Otros investigadores piensan por el contrario que un medicamento capaz de derrotar al mal tardará muchos años en ser descubierto.

"El alto costo de los cócteles de medicamentos como el 'triple plan' es sin duda uno de los problemas más acuciantes para las personas afectadas en todo el Tercer Mundo", comentó un integrante de una asociación de ayuda a seropositivos de Brasil.

Reunidos en noviembre en la ciudad uruguaya de Piriápolis, los ministros de Salud del Mercosur (bloque integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), más Bolivia y Chile, decidieron elaborar un plan de compras conjuntas de los medicamentos que intervienen en el "triple plan".

Con ello piensan reducir en 50 por ciento el costo global de esa terapia.

En Venezuela, una decisión judicial obligó al seguro social estatal a brindar medicamentos y tratamiento a los seropositivos, pero en la realidad eso no sucede debido al colapso de ese sistema, según señalan asociaciones de ayuda a personas contagiadas con el virus.

En ese país, donde desde 1982 se registraron oficialmente 7.024 casos de la enfermedad (4.081 pertenecientes a personas luego fallecidas), se creó una red de organizaciones sociales de asistencia a seropositivos para paliar la errática e insuficiente acción del Estado.

Documentos de la Organización Mundial de la Salud indican que en muchos países pobres, sobre todo de Africa y Asia pero también de América Latina (Bolivia, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, por ejemplo) la gran mayoría de la población no puede siquiera acceder a los exámenes de VIH. (FIN/IPS/dg/jc/he-pr/97

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