Es difícil sentir compasión por el humilde pez carpa, pero en la República Checa, donde esta Nochebuena se consumirán millones de pescados de esa especie, la lástima por ellos está creciendo.
Como cada 24 de diciembre, casi todas las familias checas se reunirán este miércoles en torno a una tradicional mesa navideña donde habrá carpa frita y ensalada de papas.
Para llenar tantos millones de platos, enormes baldes desbordantes de carpas flanquean las calles y plazas de la capital, mientras la sangre de los peces que los vendedores preparan para la venta fluye hacia los desagües.
Pero este año, ante la abrumadora mayoría de consumidores, se levantaron varias voces de protesta, según las cuales la matanza masiva de carpas atenta contra el equilibrio ecológico y los peces sufren mucho antes de ser limpiados y cocidos.
"Los peces son capaces de sentir dolor, y todo el proceso puede ser torturante para ellos", dijo Radovan Vales, presidente de la Liga Checa para la Protección de los Animales.
"Cuando son transportados y manipulados, por lo general carecen de agua suficiente y ello les dificulta la respiración", agregó.
Muchos ecologistas se manifestaron contra la matanza de peces a través de la prensa.
En Brno, la segunda ciudad del país, un grupo ambientalista distribuye folletos exhortando a los ciudadanos a tener una Navidad vegetariana y ofrece recetas de platos tales como hamburguesas de soja y repollo y panqueques de papa.
Algunos consumidores de carpa incluso sienten remordimiento. "No me gusta ver cuando las matan, pero son exquisitas", manifestó Agata Koci, quien dio vuelta su cabeza cuando aplastaban la cabeza del pescado con un mazo en el mercado de Praga.
El problema, según los defensores de los animales, es la forma en que se vende el producto, ya que en lugar de ir al supermercado y tomar una caja del freezer, los checos prefieren comprar las carpas vivas.
El transporte hacia el mercado y el almacenamiento pueden ser sumamente estresantes para los peces, que en cada etapa permanecen atestados en pequeños tanques con escasa agua.
Realizada correctamente, la matanza de los peces no tiene por qué ser dolorosa, pero muchos consumidores prefieren llevárselos vivos para que naden en la bañera un par de días antes de Nochebuena.
El agua de la bañera por lo general no es lo suficientemente fría y no se cambia las veces necesarias, por lo que el pez se asfixia más todavía. Finalmente, los pescadores aficionados suelen tomar al animal por sus agallas para inmovilizarlo, lo cual es terriblemente doloroso, según expertos.
"Algunas personas intentan quitarles las escamas cuando aún están vivos, y en un caso, a pedido del cliente, un vendedor estrujó a una carpa hembra para quitarle los huevos", relató el veterinario Ctirad Mikes.
Con el fin de detener los excesos, las autoridades repartieron folletos en los que se explica a los vendedores cómo cuidar de los peces en los recipientes y matarlos adecuadamente. Además, se realizan inspecciones regulares en los mercados y los infractores reciben multas de hasta 50.000 coronas (1.500 dólares).
El vendedor Miroslav Koptik, del mercado de Zbraslav (quien prefiere ganso para Navidad) explicó que él intenta tratar a las carpas lo mejor posible y sugiere a los clientes que lo dejen a él hacer la faena, pero muchos insisten en llevárselas vivas.
"Por supuesto que sufren. Lo sé porque soy un pescador", dijo Koptik mientras señalaba dos baldes donde una docena de carpas aguardaban lánguidamente su destino. "Pero es una tradición, y la gente las pide", concluyó. (FIN/IPS/tra- en/dr/rj/ml/en-cr/97