TAILANDIA: Crisis económica transformaría relaciones laborales

La crisis económica por la que atraviesa Tailandia podría transformar las relaciones entre los sindicatos, los empleadores y el gobierno, predijo un experto de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

Como la crisis tailandesa es un "caso de prueba" de la globalización aplicada al mundo en desarrollo, el cambio reflejaría también el nuevo rostro de las relaciones industriales en otros países del Sur.

"Considero que la situación actual es un estímulo para el desarrollo de las relaciones industriales", declaró a IPS en Washington Duncan Campbell, especialista en relaciones laborales de la OIT radicado en Bangkok.

La posibilidad de grandes pérdidas de empleos podría impulsar la negociación colectiva, a medida que el gobierno tailandés y los empleadores busquen implementar los despidos.

Al otorgar un paquete de emergencia de 17.200 millones de dólares, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recomendó reducciones de personal, pero las firmas que se enfrentan a una crisis de liquidez también quieren reducir sus costos mediante el despido de trabajadores.

La negociación colectiva no ha sido la norma en Tailandia, pero existe "el creciente reconocimiento de la necesidad de desarrollar sólidas relaciones industriales", señaló Campbell. Dicha necesidad fue ignorada durante los períodos de robusto crecimiento de la economía y el empleo.

"¿Cómo habrán de participar las relaciones industriales en lo que, a corto plazo, será la administración de la pérdida de empleo y, a largo plazo, el desarrollo de la cooperación laboral?", preguntó Campbell ante el probable aumento de disputas laborales y conflicto social.

Queda por verse si la respuesta incluirá una mayor representación de los trabajadores.

Gobierno, empleadores y sindicatos ya expresaron su voluntad de ampliar el ejercicio de la libertad de asociación, señaló Campbell. Además, los ministerios de Trabajo regionales buscan romper con la tradición histórica y evitar la intervención en las disputas laborales entre trabajadores y propietarios.

Sin embargo, "el trastorno en el sector del empleo existe y está relativamente generalizado. Será mucho peor antes de que las cosas comiencen a mejorar", pronosticó Campbell.

Mientras, la inflación provocada por la devaluación de la moneda de Tailandia, el baht, deteriora el nivel de vida de los trabajadores. "Los salarios se deprimieron como forma de intentar preservar el empleo, lo que significó otra pérdida de ingreso", indicó Campbell.

Los salarios se redujeron aún más cuando el gobierno, para reducir su déficit presupuestal, elevó tres por ciento el impuesto al valor agregado (IVA) que pagan todos los consumidores.

En el futuro inmediato, es probable que se reduzca la afiliación a los sindicatos a medida que los trabajadores pierdan sus empleos. Como ocurrió en otros países en desarrollo, muchos tendrán que buscar el sustento en talleres domésticos y puestos callejeros del sector informal.

El gobierno de Bangkok ofrece pequeños préstamos para ayudar a los empleados despedidos a volver a sus aldeas y convertirse en trabajadores independientes.

Campbell explicó que el "movimiento sindical tiende a organizarse en el sector público, el primero que corre peligro con los programas de ajuste estructural".

Estos programas han sido el fundamento de las políticas del Sur en desarrollo en los últimos 30 años y se están implementando en Tailandia a través del paquete de ayuda encabezado por el FMI.

No obstante, algunos de los empleados tailandeses despedidos podrían unirse a organizaciones como la Chiangmai HomeNet, una cooperativa de grupos de trabajadores desde el hogar.

El último Informe Mundial de Trabajo de la OIT destacó a HomeNet como ejemplo de un nuevo tipo de organización de trabajadores que surgió luego de que el empleo público y formal disminuyó, obligando a los despedidos, especialmente a las mujeres, a buscarse su propio sustento.

Otros ejemplos incluyeron al Sindicato de Trabajadores de Industria y Comercio de Ghana, que ofrece capacitación a los miembros de la Asociación de Peluqueros y Esteticistas de ese país.

En Argentina, "trabajadores despedidos del sector asalariado formal, que ingresaron al sector informal como mano de obra independiente, se unieron a asociaciones de tipo sindical que comprenden a aprendices del área informal y trabajadores asalariados", añade el informe.

Con frecuencia, los trabajadores del sector informal se organizan por temas que no son familiares para los sindicatos.

"Entre ellos, el alto precio de los insumos, el bajo precio de los bienes producidos, dificultades de acceso a créditos y servicios, amenazas de desalojo por las autoridades municipales y el riesgo de pérdida de ingreso" frente a la posibilidad de enfermedad, explica el informe.

Los sindicatos deben "informarse sobre los problemas de la mano de obra del sector informal" ya que muchos miembros de las organizaciones laborales están destinados a incorporarse al mismo, advirtió Campbell.

Ello permitiría que los sindicatos cuyo número de afiliados está disminuyendo puedan formar redes y hallar nuevos roles y también podría influir sobre los temas de negociación de las organizaciones cuyos miembros se enfrentan al despido.

"Si los programas de ajuste estructural también agotaran la fuerza de los sindicatos, entonces la búsqueda de nuevos miembros recibiría un nuevo impulso", añadió Campbell.

Los sindicatos de Ghana, por ejemplo, representan una fracción tan pequeña de la mano de obra que buscaron nuevas formas de atraer nuevos integrantes, o socios al menos, del sector informal.

El camino no será fácil para los sindicatos de Tailandia y otros países. "Al menos algunos gobiernos piensan que las garantías de libertad de asociación podrían ser un obstáculo para atraer la inversión extranjera directa", señaló Campbell.

Por su parte, algunos sindicatos podrían evitar nuevas alianzas con los trabajadores independientes y optar por concentrarse en los pocos empleos formales que quedan.

Muchas reformas que promueve el FMI pretenden adecuar las políticas económicas y financieras de los países en desarrollo a la globalización, que enfatiza el libre movimiento de capitales.

"A medida que las normas económicas se vuelvan más homogéneas, estimulando una mayor integración entre fronteras, habrá más oportunidades para realizar iniciativas internacionales entre los sindicatos", concluyó Campbell. (FIN/IPS/tra-en/aa/mk/aq-ml/lb-if/97

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