SALUD: Hijos de madres hambrientas propensos a infecciones

La alimentación recibida durante la vida intrauterina tiene un impacto directo en la capacidad de hacer frente a las infecciones durante la vida adulta, confirmó un nuevo estudio realizado en Gambia.

Un análisis de nacimientos y muertes en tres villas de Gambia reveló que los niños nacidos durante la estación húmeda, cuando el alimento es escaso, son 10 veces más propensos a morir como adultos jóvenes que aquellos nacidos en tiempos de abundancia.

Científicos de la Unidad Dunn de Nutrición de Cambridge liderada por el Andrew Prentice creen que los niveles de nutrición durante el embarazo tienen un efecto permanente en el desarrollo del sistema inmunológico del feto, dándole mejor o peor capacidad de luchar contra las infecciones.

Las implicaciones son relevantes para las mujeres embarazadas y las mujeres de todo el mundo.

En Gambia, la estación húmeda, entre julio y octubre, coincide con un período de hambre, cuando los alimentos básicos de la cosecha anterior se están agotando, y los adultos vuelcan gran cantidad de energía en plantar los campos para la próxima cosecha.

"El efecto en la población es profundo", dijo Prentice. Los niños casi dejan de crecer y los adultos pueden perder hasta seis kilogramos de peso, alrededor de la mitad de su grasa corporal.

La evidencia proviene de registros que datan de 1949 y permitieron al equipo rastrear a más de 3.000 habitantes de las villas Keneba, Manduar y Kantong Kunda.

Prentice y su equipo compararon a las personas nacidas en la estación de cosecha desde enero a junio con los nacidos durante los seis meses de las estación húmeda, y encontraron que los bebés morían en una proporción similar a la tasa de nacimiento.

Al alcanzar los 15 años, los nacidos durante la estación de hambre tenían una tasa de mortalidad cuatro veces mayor, y eran 10 veces más proclives a morir entre los 25 y 45 años que los nacidos en los buenos tiempos.

En el total de personas nacidas durante un año, 64 por ciento de las nacidas durante la estación seca sobreviven, pero sólo lo hacen 44 por ciento de las nacidas durante la húmeda. La causa dominante de la muerte es la infección.

La causa es el crecimiento pobre del feto debido a la mala nutrición de la madre. El feto debe decidir qué órganos pueden crecer, y es posible que limite el número de divisiones celulares en una parte crítica del sistema inmunológico, como el timo, donde las células desarrollan una "memoria" inmunológica de las infecciones.

El equipo de Prentice analiza ahora la clase de enfermedad más registrada en las clínicas locales. Si puede detectar un tipo de enfermedad que ocurre con más frecuencia, tendrá una señal de los componentes del daño inmunológico.

Aunque la investigación de Prentice se realiza en un país donde hay divisiones claras entre la abundancia y la hambruna, el experto cree que es aplicable a cualquier sitio en que las madres pobres no dispongan de suficiente alimento.

Pero en el mundo industrializado, donde las enfermedades infecciosas son un problema menor, los efectos de la mala nutrición en el sistema inmunológico del feto podrían desatar alergias y cáncer, sugiere Prentice.

Investigaciones previas realizadas por un equipo de la Universidad de Southampton sugirió una relación entre la mala nutrición fetal y enfermedades crónicas como cardíacas y diabetes.

La Unidad de Prentice, que es parte del Consejo de Investigación Médica, financiado por el gobierno de Gran Bretaña, también realizó un estudio de cinco años a mujeres en 28 villas de Gambia, y estudió a más de 2.000 bebés.

El estudio reveló que con dos galletas de maní diarias entregadas a las mujeres durante la segunda mitad del embarazo, unas 1.000 calorías, es posible mejorar el peso de los bebés nacidos durante la estación de hambre en 200 gramos, a casi el peso normal, incluso durante la estación de hambre.

Este suplemento permitió reducir a la mitad el número de bebés vulnerables de bajo peso, y también disminuir el número de niños nacidos muertos y las muertes durante la primera semana de vida.

Las mujeres embarazadas deben obtener una buena parte de la alimentación de la familia, pero este es un mensaje que puede ser difícil de difundir.

A menudo las propias mujeres comen poco para evitar grandes bebés que resulten en partos difíciles donde la atención de la salud es rudimentaria.

Con 25 millones de bebés que nacen cada año en el mundo pesando menos de 2.500 gramos, el límite de la Organización Mundial de la Salud para el peso bajo, y 90 por ciento de ellos en los países en desarrollo donde la mortalidad infantil es alta, un par de galletas al día no parece demasiado pedir. (FIN/IPS/tra-en/sl/rj/lp/he/97

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe