Una conferencia en Manila, Filipinas, sobre el trabajo doméstico infantil en Asia, reveló hoy que los abusos sufridos por los niños de parte de sus empleadores quedan en su mayoría sin denunciar porque ocurren en viviendas particulares.
El jefe de Almira, niña filipina que trabajaba como empleada doméstica, la obligaba a beber detergente líquido cuando ella no lavaba toda la ropa sucia.
En Katmandú, Nepal, a Dhiraj, de 11 años, y su hermana menor, les inyectaban un anestésico local en los labios para impedir que hablaran cuando su patrón, empleado de una firma farmacéutica, se enojaba.
"Solía encadenarme la pierna a la cama. También me ataba una pierna al picaporte de la puerta del baño y la otra a la ventana para que no pudiera sentarme durante horas", añadió Dhiraj.
Estos son algunos de los abusos sufridos por millones de niños empleados como domésticos en Asia que, con frecuencia, pasan inadvertidos por ocurrir en la intimidad del hogar.
El sufrimiento de los niños que trabajan como domésticos, ya sea en Asia, Africa o América Latina, plantea difíciles interrogantes para activistas y funcionarios del sector del Trabajo.
Estos trabajadores, algunos de tan sólo seis años, a menudo provienen de familias pobres de zonas rurales. Enviados a viviendas de la ciudad, trabajan largos horarios y tienen pocas oportunidades de recreación o de continuar su educación.
Es difícil calcular la cantidad de niños empleados domésticos, de los cuales cerca de 80 por ciento son niñas. Pero la Organización Internacional del Trabajo (OIT) indicó que Asia alberga más de 60 por ciento de los 120 millones de niños entre cinco y 14 años que trabajan en el mundo.
Un estudio en Filipinas estimó en 1995 que el país contaba entonces con más de 760.000 trabajadores domésticos entre 10 y 24 años. De esta cifra, 40 por ciento eran menores de 19.
Dado que los niños trabajan en viviendas particulares, el abuso verbal, físico y sexual es difícil de detectar y más ardua aun la protección de sus derechos. En este sentido son en gran medida invisibles. Algunos de ellos son prácticamente esclavos que trabajan para pagar deudas.
Aunque existe consenso de que los abusos, como los sufridos por Almira y Dhiraj, son inhumanos, no todos comparten la opinión de que el servicio doméstico infantil es una "forma intolerable o peligrosa de trabajo".
Muchos piensan que el trabajo infantil se asocia a las fábricas de alfombras o las minas, pero no lo vinculan con el servicio doméstico, común en muchos países en desarrollo.
"El problema es que la gente le ve un lado bueno al asunto", dijo Maria Alcestis Abrera Mangahas, del Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, de la OIT en Manila.
"Se debate la cuestión sobre si se trata o no de una forma intolerable de trabajo", declaró durante la conferencia.
En muchos países, las familias rurales envían a sus hijas a trabajar como domésticas con familias pudientes de las ciudades como parte de su capacitación o para conseguir otro ingreso. Algunos lo consideran un paso para acceder a una vida mejor.
Con frecuencia, los empleadores también creen que ayudan a la niña al brindarle alojamiento y permitirle convivir con su familia.
"El servicio doméstico por parte de los niños es una de las formas más comunes y tradicionales de trabajo infantil", sostuvo Bill Salter, especialista de la OIT sobre el sudeste asiático. "Pero es discutible si puede considerarse una forma intolerable de trabajo".
"Muchos pueden comprender el abuso que sufren los niños que trabajan en fábricas durante 12 horas por día, pero no entienden que alojar a los menores en sus casas podría ser un problema", explicó Jonathan Blagbrough, de la organización Internacional Contra la Esclavitud, radicada en Londres.
"Lo que asusta es que la gente y las propias niñas aceptan la situación (del trabajo infantil doméstico) como algo normal", añadió.
"Deberíamos decirle a la gente que no es normal" que los niños, por lo habitual niñas de poca edad, residan lejos de sus familias, vulnerables a situaciones de abuso, con pocas opciones para avanzar en la vida, dijo Blagbrough.
A pesar de lo delicado del tema del trabajo doméstico infantil, Salter dijo que queda claro para la OIT que este es intolerable si contribuye a violar los derechos humanos de los niños.
Esto se aplica claramente a los casos en que los niños son vendidos o utilizados para pagar deudas, si trabajan en ambientes peligrosos, sometidos a abuso físico y sexual, cumplen largas horas de trabajo en aislamiento durante la noche o son de poca edad.
La edad mínima de trabajo aceptada en el ámbito internacional es de 15 años.
La OIT concentra sus esfuerzos para limitar los abusos más extremos vinculados con el servicio doméstico infantil, sobre todo referidos a las niñas.
La organización pretende que se incluyan artículos contra las formas intolerables de trabajo infantil en una nueva convención, cuya adopción está prevista para 1999, la cual se aplicaría a todos los niños menores de 18 años. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/aq-lp/lb-hd/97