La niña, menor de seis años, se acerca al vehículo y pide una limosna al conductor. En sus brazos, bien dormida, está una criatura de apenas meses de nacida. A esa hora, casi diez de la noche, muy pocos vehículos están estacionados frente a la Casa Presidencial.
Para los residentes de la capital de Nicaragua escenas como ésta se han vuelto habituales. Es una realidad demostrativa, según los organizadores del Primer Foro Nacional sobre Trabajo Infantil en Nicaragua, que comenzó este miércoles, de un aumento y una degradación crecientes del mercado laboral infantil.
"Indica que estamos frente a un fenómeno de masificación en edades cada vez más tempranas, y en actividades cada vez más marginales", afirmó a IPS María Ivette Fonseca, funcionaria de Redd Barna, organismo noruego perteneciente a la alianza mundial "Save the children".
Un reciente estudio, titulado "Cómo los niños y niñas ven su mundo", confirma que año con año los menores se incorporan al trabajo infantil en edades más tempranas.
En un universo de 120 niños y niñas encuestados, los resultados indican que 13 por ciento se incorporó a trabajar antes de los seis años. Y 45 por ciento lo hizo entre los 7 y 9 años.
Puede deberse "al deterioro de la situación económica de la familia, pero también hay que preguntarse si los niños y las niñas son identificados cada vez con mayor intensidad como una de las principales fuentes de ingreso de la familia", señalan los autores del estudio, Bertha Rosa Guerra y Gustavo Pineda.
Según la misma investigación, la gran mayoría de los niños y las niñas dedican de 3 a 6 horas diarias a trabajar.
"Cuatro horas de trabajo diario deben considerarse un tiempo excesivo, ya que si sumamos las cuatro horas diarias en la escuela, eso significa que ellos pasan prácticamente todo el día fuera de la casa", agregan los autores.
"Esto puede ser una de las causas por la que los niños inician un distanciamiento con la familia", insisten Guerra y Pineda, lo que poco a poco va generando un proceso que llamaron de 'callejización'.
En Nicaragua, según estadísticas del Ministerio del Trabajo, hay más de 160.000 niños, niñas y adolescentes incorporados al mercado laboral. De éstos, 45 mil corresponden al grupo etario entre los 10 y 14 años.
Más de 87 mil reciben una remuneración por su trabajo. En el sector familiar trabajan sin remuneración alrededor de 73 mil menores de ambos sexos.
No obstante, los organizadores del I Foro Nacional sobre Trabajo Infantil consideran que la cifra podría ser hasta dos veces mayor, ya que en toda Centroamérica -en general- las estadísticas gubernamentales no son confiables.
Para Fonseca, de Redd Barna, lo dramático del tema estriba además en que la sociedad nicaragüense en general muestra cierto grado de rechazo e indiferencia al trabajo infantil, y en particular contra los llamados "niños de la calle".
"La sociedad en general demanda penalización y castigo en lugar de buscar soluciones", comentó a IPS.
"Esto muestra un enorme desconocimiento sobre el problema", tanto de parte de la sociedad como del gobierno, ya que este último carece de políticas claras en relación al fenómeno social.
"Las acciones que han expresado y puesto en ejecución (el gobierno) no se corresponden con la magnitud que está alcanzando el problema", comentó Fonseca.
En 1996, el Fondo Nicaragüense de la Infancia y la Familia (FONIF), realizó un censo con niñas y niños trabajadores, en seis departamentos del país, y éste confirmó que muchos desempeñan trabajos peligrosos y que conllevan graves riesgos a su salud.
De acuerdo a los resultados, 35,7 por ciento trabajan como vendedores ambulantes, 14,2 por ciento como vendedores fijos, 10,9 por ciento como recolectores de basura, y 3,5 por ciento como cargadores en los mercados.
Por su parte, el estudio realizado por Guerra y Pineda refiere que 71 por ciento de los niños y niñas trabajan en la calle, y sólo 12 por ciento lo hace en la calle y en la casa. Un 16 por ciento de ellos lo hace en los basureros.
A nivel nacional, el FONIF atiende a 8.000 "niños de la calle", a través de sus propios institutos e indirectamente a través de centros pertenecientes a organizaciones no gubernamentales, subsidiados por el Estado.
"Vamos a seguir con los niños que están en los centros comerciales, en los estacionamientos de los supermercados, en los estacionamientos de los buses y en los mercados mismos", dijo Luis Gonzáles, directivo del FONIF.
"Vamos a demostrar la determinación del gobierno de atender a la niñez y de respetar sus derechos, ya que los niños menores de 14 años no deben trabajar, hay un compromiso internacional firmado por Nicaragua para erradicar todo este tipo de trabajo y estamos atacando el problema en varios frentes", afirmó.
Según los estudios realizados, 92,4 por ciento de los menores trabajadores afirma que labora para ayudar a la sobrevivencia familiar.
Un porcentaje importante, 22,8 por ciento, dice que lo hace para ayudarse en sus estudios, ya que a pesar de que constitucionalmente la educación pública es gratuita, lo cierto es que están obligados a hacer "aportes voluntarios" a lo largo del año escolar.
El Censo del FONIF, realizado en 1996, estima que el total de ingreso de los niños y niñas dedicados a la mendicidad es de 62 córdobas semanales (6 dólares), mientras que los que se dedican a recoger basura obtienen 202 córdobas semanales (20 dólares).
En tanto, los que se dedican a la prostitución reúnen alrededor de 598 córdobas semanales (casi 60 dólares). "En otras palabras, las actividades de mayor riesgo representan un fuerte incentivo económico", dicen los organizadores del Primer Foro Nacional.
De acuerdo al mismo Censo, 60 por ciento de los ingresos que reciben van a manos de sus madres, 19 por ciento para sus propios gastos, 10 por ciento para algún familiar, y 13 por ciento trabaja para "personas conocidas".
El 54 por ciento del ingreso lo reciben en dinero en efectivo, 23 por ciento en comida, y 22 por ciento en otras formas de pago. (FIN/IPS/rf/jc/pr-hd/97