ASIA-PACIFICO: "Tigres" revelan fallas en modelo de crecimiento

Los habitantes del sudeste de Asia, que sopesan los daños de la crisis financiera causada a sus economías en los últimos meses, podrían estar ante las ruinas del modelo de crecimiento de los "tigres" asiáticos, advirtieron analistas.

Sin embargo, no es probable que este tipo de comentarios se escuchen en la cumbre anual del foro de Cooperación Económica Asia- Pacífico (APEC) que reunirá entre el 24 y el 25 de este mes en Vancouver, Canadá, a jefes de Estado de 18 países.

El objetivo de la cumbre, que tendrá lugar después del encuentro de cancilleres de los estados participantes del 21 al 22 de este mes, es intensificar la liberalización del comercio en Asia y aumentar la inversión de América del Norte en la región.

Las discusiones en la cumbre también se referirán a la necesidad de tomar medidas financieras para solucionar la inestabilidad monetaria y de los mercados que afectan a partes de Asia desde julio.

Japón encabeza la propuesta, con el respaldo de muchos países de la región, para crear un "fondo monetario asiático", un organismo de préstamos al que podrán recurrir en corto plazo las economías golpeadas por la especulación y la volatilidad de los mercados.

El interés de Japón es comprensible, dado que sus bancos cedieron más de 70.000 millones de dólares en préstamos al sudeste asiático desde 1996.

Sin embargo, Estados Unidos y el Fondo Monetario Internacional (FMI) sostienen que el fondo podría agravar los problemas monetarios y fomentar políticas irresponsables.

El Director Gerente del FMI, Michel Camdessus, dijo que las economías asiáticas estarían mejor con un grupo de supervisión regional en lugar de un fondo en tiempos de crisis.

A raíz de la crisis de confianza de Asia, las soluciones propuestas se limitan en su mayoría al ámbito financiero o monetario.

Por ejemplo, Fred Bergsten, del Instituto de Economía Internacional, con sede en Estados Unidos, sugiere que los líderes de APEC introduzcan un nuevo mecanismo para resolver las crisis monetarias.

"El mecanismo propuesto de APEC llenaría la brecha crítica que genera el actual sistema de advertencia anticipada", dijo.

Al hacerlo, APEC alentaría a las economías miembros a mantenerse en el camino de la liberalización del comercio y la inversión, sobre todo al liberalizar el sector financiero. Pero los activistas afirman que la raíz de los problemas de Asia no se limitan a la crisis monetaria.

Es tiempo de revisar el modelo que las economías de los "tigres" del sudeste asiático siguieron durante décadas, expresó Walden Bello, de la organización Focus on the Global South, de Bangkok.

La crisis "marca el desmembramiento de un modelo de desarrollo que trajo consigo cierto éxito pero también contenía las semillas de su propia caída", señaló en un nuevo informe, "Adicto al Capital: Diez años de Crecimiento y el Actual Trauma de Retirada de las Economías del Sudeste Asiático".

"Este modelo era de crecimiento rápido, alimentado no por el ahorro interno y la inversión, como en el caso de Taiwan y Corea del Sur, los clásicos nuevos países industrializados, sino por grandes cantidades de capital extranjero", explicó.

En otras palabras, el sudeste de Asia se acostumbró a su crecimiento durante los años de bonanza y dejó de prever los riesgos asociados a la "adicción al capital extranjero".

Desde Tailandia hasta Indonesia, las economías crecieron debido a la enorme inversión extranjera directa que Japón inyectó en los años 80, en búsqueda de bases manufactureras económicas.

Las naciones del sudeste asiático consiguieron los fondos que necesitaban para sostener el crecimiento rápido e hicieron lo que pudieron para atraer el dinero del exterior, incluyendo tasas de interés atractivas y cambios fijos. Los bancos, impresionados, compitieron entre sí por prestar dinero a estos países.

A principios de los años 90, los flujos de inversión comenzaron a estabilizarse y otras formas de capital privado, como las inversiones de cartera de fondos comunes, llegaron a los países de Asia en desarrollo en busca de mayores ganancias.

Pero a diferencia de la inversión directa, que es más difícil de retirar, el capital de cartera es más libre y, como lo demostraron los últimos acontecimientos, fácil de ahuyentar.

"La crisis asiática es comparable a una corrida de los bancos. Los inversores hacen fila para salir de la región. Gran parte del pánico se retroalimenta" advirtió Jeffrey Sachs, del Instituto de Desarrollo Internacional, de la estadounidense Universidad de Harvard, asesor de varios gobiernos asiáticos.

El problema comenzó y se extendió a medida que aparecieron los síntomas de problemas económicos mayores. Los bancos locales obtuvieron préstamos de dólares baratos y concedieron créditos, en ocasiones de manera irresponsable.

Un ejemplo es el de Tailandia, donde 40 por ciento de su deuda externa provenía de bancos con pocas o ninguna oficina de representación en el país.

Bello explicó que el dinero que ingresa a las economías de riqueza reciente con frecuencia no se dirige a los sectores productivos, como la manufactura, que necesitan grandes capitales y períodos de gestación más largos, sino a los ámbitos especulativos, como la construcción inmobiliaria.

Mientras, las exportaciones asiáticas estaban estancadas y la deuda externa de países como Tailandia ascendió a los 89.000 millones de dólares, 80 por ciento del cual era deuda privada y casi la mitad vencía a corto plazo.

Las balanzas de cuenta corriente no sólo se agravaron en Tailandia, sino también en Malasia e Indonesia. Pero a lo largo de los años, las cifras de crecimiento de estos países se mantuvieron saludables, encubriendo los problemas estructurales.

"Cuando el sudeste de Asia se subió al carro de la globalización, se debería haber preparado para las bajadas así como para las subidas. En su lugar, muchos permitieron que el crecimiento espectacular de la región los arrullara con una falsa sensación de invencibilidad y seguridad", afirmó Bello.

De todas maneras, los problemas de Asia pueden hacer bien. Los ataques del primer ministro malasio, Mahathir Mohamad, contra la especulación monetaria ya generaron un estudio sobre la forma de taimar los caprichos del mercado financiero.

Observadores señalan que la región haría bien en analizar modelos que no se basen en el crecimiento rápido dependiente del capital extranjero, la mano de obra barata y la integración sin restricciones a la economía mundial.

La crisis "abre el camino para que la gente considere nuevamente vías alternativas de desarrollo", dijo Bello.

Así mismo, existe la necesidad de desalentar lo que un funcionario del Banco Mundial denominó "viajes rápidos de ida y vuelta del dinero de corto plazo", el capital especulativo y las apuestas monetarias. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/mk/aq-lp/if/97

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