ARGENTINA: Algunas lecciones del tequila no fueron aprendidas

Hace casi tres años, cuando Argentina intentaba capitalizar las lecciones de la crisis financiera desatada en México, el llamado "efecto tequila", un experto recomendaba evitar el círculo vicioso de aumentar los impuestos, achicar gastos y endeudadarse en momentos de crisis.

Sin embargo, los consejos de Ricardo Hausmann, economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), parecen haber caído en saco roto pues hoy el gobierno argentino amenaza con aumentar impuestos para hacer frente a la crisis que en América Latina tiene epicentro en Brasil.

Cuando a fines de 1994 México devaluó su moneda y provocó un tembladeral financiero en todo el mundo, Argentina fue el país más afectado de la región. Hubo fugas de depósitos, cierres de bancos, la economía cayó cinco por ciento y el desempleo llegó a 18 por ciento.

Ahora, la crisis financiera encuentra al país con una banca más sólida y concentrada, con reservas como para neutralizar corridas y con un colchón de medidas anticrisis a las que el gobierno puede apelar si lo necesita.

Pero hay lecciones que parece no fueron bien aprendidas, como la que recomendaba no aumentar impuestos en medio de la crisis.

La Bolsa de San Pablo cayó 40 por ciento desde que comenzó la crisis en el sudeste asiático en octubre, y la de Buenos Aires tuvo una declinación de casi 35 por ciento. Brasil lanzó esta semana severas medidas de ajuste para evitar una devaluación.

Pero tanto el gobierno como la oposición, empresarios y economistas de diversas instituciones de Argentina coinciden en que el ajuste en Brasil redundará en un menor crecimiento de la economía nacional en 1998 sobre todo por causa de la restricción en las compras del país vecino.

Algunos ya pusieron números al impacto. Creen que las ventas externas caerán en 3.000 millones de dólares, que se crecerá menos del 5,9 por ciento previsto y que habrá dificultades financieras para cancelar 15.000 millones de dólares de intereses de la deuda externa que vencen en 1998, más el déficit previsto en 3.500 millones.

Para hacer frente a la tormenta, el ministro de Economía Roque Fernández -presidente del Banco Central cuando Hausmann dictó su conferencia en la Asamblea Anual del BID en Buenos Aires- cuenta con un fondo anticrisis de 7.000 millones de dólares que brndaría un grupo de bancos inmediatamente en caso de emergencia.

Pero ahora también reclama facultades extraordinarias para aumentar impuestos "transitoriamente" en caso de que sea necesario. La facultad de legislar sobre impuestos es materia indelegable del Congreso, donde hay mayoría oficialista hasta el 10 de diciembre.

Fernández estaría avalado por funcionarios del Fondo Monetario Internacional que están en Buenos Aires para negociar un acuerdo de facilidades ampliadas. La misión no es producto de la crisis sino que estaba prevista desde antes que comenzaran las turbulencias.

Legisladores del gobernante Partido Justicialista se muestran reacios a tratar el tema y prefieren debatirlo sin presiones, sobre todo cuando no pasó ni un mes de los comicios legislativos en los que por primera vez en 10 años el oficialismo sufrió una derrota electoral.

La propuesta del gobierno es ceder facultades para que el Poder Ejecutivo, en caso necesario, aumente el impuesto a las ganancias y otros impuestos internos, además de generalizar el impuesto al consumo en servicios eximidos como la educación o la salud privadas.

La oposición anticipó su rechazo al ajuste. El diputado Carlos Alvarez, que ganó las elecciones en la capital por la nueva Alianza de oposición, sostuvo que el gobierno "busca castigar a la clase media y a sectores populares" en lugar de luchar contra la evasión.

El economista Raúl Cuello, experto en temas tributarios, coincidió en que el gobierno debe mejorar la recaudación y no aumentar impuestos a los que ya los pagan. En Argentina, la evasión impositiva causa al fisco un agujero de 24.000 millones de dólares anuales.

Cuello advirtió que si el crecimiento económico está en vías de desacelerarse, la recaudación bajará no sólo porque será menor la masa de recursos tributables sino porque muchos empresarios apelarán a la evasión como sustituto del crédito encarecido por la crisis.

"La presión fiscal no puede subir justo cuando cae la actividad económica sino al revés, los impuestos debieron haber subido en los primeros años de la convertibilidad, cuando la actividad económica estaba en apogeo", observó el experto.

Para Cuello, el problema en Argentina es que la convertibilidad contribuyó a lograr la estabilidad pero nunca hubo un esfuerzo sostenido de lograr un equilibrio fiscal. "Chile y Colombia sí lo lograron y hoy son los menos vulnerables a las crisis", dijo.

En Argentina, el desequilibrio fiscal pone al sector público en constantes aprietos, que se acentúan en momentos de crisis.

Esta semana, el Estado debió pagar intereses de hasta 10 por ciento anual para colocar letras por 500 millones de dólares, un costo que está cercano al que se pagó en 1995, tras la devaluación mexicana.

Hausmann sostiene que si los países tienen sus cuentas en rojo, el círculo se vuelve vicioso en momentos de crisis pues el Estado requiere más fondos justo cuando la actividad merma y sale a pedir dinero cuando las tasas están subiendo, lo que agrava la situación y deriva en una recesión.

Su teoría, que quedó plasmada en un libro, fue uno de los ejes del debate de la Asamblea anual del BID en 1995, que se había propuesto obtener lecciones de la crisis mexicana que se había precipitado cinco meses antes. (FIN/IPS/mv/dg/ip-if/97)

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