Los principales países productores de café de América Central apuestan a las investigaciones científicas que buscan aumentar la base genética del grano para hacerlo más resistentes a las plagas que actualmente asuelan los cultivos y encarecen el producto.
Las millones de hectáreas de plantíos de café que se extienden desde México hasta Brasil tuvieron su origen en no más de 10 individuos, llegados al continente en el siglo XVIII, lo que las hace muy débiles.
Dos individuos, uno de la variedad Typica y otro de Bourbon fueron los que dieron origen a toda la caficultura latinoamericana. Hoy se conocen 100 variedades del Typica, pero casi todas son genéticamente iguales.
Francois Anthony, genetista del instituto Orstom de Francia, explicó que, debido a su base genética tan estrecha, las plantaciones de café de América Latina son presa fácil de plagas y enfermedades que encarecen el cultivo.
Esta es una de las razones por las cuales las plantaciones se deterioran seriamente cuando los precios internacionales caen y el productor no cuenta con suficientes recursos para su mantenimiento.
"Lo que nosotros proponemos es una solución genética, mediante la cual crucemos variedades cultivadas con individuos silvestres recolectados en Etiopía entre 1964 y 1966 por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación)", dijo Anthony.
El científico francés forma parte del equipo de biotecnólogos del Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (Catie), organismo conformado por los países centroamericanos y la República Dominicana, al cual adhirieron en 1996 también México, Colombia y Venezuela.
Los individuos silvestres recolectados en Etiopía a mediados de la década del 60 fueron entregados al Catie, que actualmente tiene en Costa Rica una colección de 2.000 variedades, una de las más completas que existen en el mundo.
El experto destacó que los estudios sobre esa colección han permitido identificar tipos con buena resistencia a plagas como la roya, a nematodos y a una temible enfermedad conocida como antragnosis del café.
En la actualidad están seleccionadas cuatro variedades híbridas, obtenidas después de 15 años de estudios en mejoramiento genético.
Entre estas se encuentra la Nemaya, un tipo de robusta resistente a muchos nematodos pero que no da una buena calidad de café y que, por tal razón, se usa como patrón para ser injertada, después de cierto tamaño, con una arábiga.
Francois Cote, director del Centro de Biotecnología del Catie, explicó, por su parte, que el mejoramiento genético del café conlleva un largo proceso.
La primera etapa es la de caracterización, que permite buscar y escoger a los padres de nuevos híbridos, le sigue la del cruce del material genético, su evaluación, luego su multiplicación y finalmente, su difusión.
Explicó que se utiliza un sistema de clonación a partir de la hoja de una planta y los embriones se multiplican por millones en un bioreactor, para generar las nuevas plantas.
Esto significa que la institución está en capacidad de proveer todos las plantíos que necesite la región. Aunque no hay límites, se calcula que se podrían producir 10 millones de plantas por año.
Anthony coincidió con Cote en que en el Centro de Biotecnología se ha desarrollado un sistema muy poco costoso para multiplicar las variedades mejoradas por millones.
Hizo hincapié en que en las investigaciones que se realizan en Costa Rica, por primera vez en el mundo se utilizan variedades silvestres para hacer los cruces.
El científico francés indicó que se espera tener en pocos años nuevas variedades mejoradas y de base genética más amplia, a partir de cuatro posibilidades que se han identificado.
Mientras los científicos continúan su trabajo, se prevé, sin embargo, que las nuevas variedades traerán conflictos a la institución para determinar quién tiene derecho a poseerlas, como le sucede actualmente a otros centros de investigación en biotecnología.
Hasta ahora, al programa lo han financiado los países centroamericanos, el Catie, la Unión Europea y el gobierno de Francia, pero difícilmente los resultados puedan limitarse a sólo esos clientes.
"Nadie quiere pagar por el estudio de la biodiversidad. Sin embargo, algunos países que no son socios ya están solicitando material genético elaborado por el Centro de Biotecnología", afirmó el genetista.
"Esto supone un conflicto. Por un lado, los socios que pagan son los que tienen derecho a los resultados de la investigación y, por otra parte, se debe tomar en cuenta que la colección de variedades silvestres de café es de carácter público", indicó.
Sin embargo, los expertos prefieren avanzar en el trabajo y dejar que los conflictos políticos de la biotecnología se resuelvan más adelante. (FIN/IPS/mso/dam/dv-sc/97