(IPS) La campaña por la autonomía de Tibet, ocupado por China hace casi 40 años, se convirtió en una causa exótica y popular en Occidente, en una tendencia manifestada por dos nuevos filmes que serán presentados este año.
Pero en medio del brillo del mundo cinematográfico y la cultura pop, los analistas cuestionan el impacto que este enamoramiento de la consigna "Tibet libre" tendrá en el destino del territorio.
Las producciones cinematográficas de Hollywood son "Kundun", sobre la juventud del Dalai Lama, y "Siete años en el Tibet", la historia de Heinrich Harrer, explorador austríaco que décadas atrás enseñó al joven Dalai Lama.
La lista de famosos de Hollywood que se suman a la campaña del Tibet incluyen a Martin Scorsese, quien dirigió "Kundun", Harrison Ford y Richard Gere.
Otras películas sobre el tema estarían en proyecto, y el cantante pop David Bowie incluyó recientemente en su nuevo álbum una canción en chino llamada "Siete años en Tibet".
El Tibet no había logrado hasta ahora la presencia que tiene más allá de círculos políticos y de activistas, un hecho que muchos exiliados tibetanos celebran y esperan usar en su campaña por la autodeterminación.
Las interrogantes sobre al futura orientación de la lucha del Tibet se plantean en momentos en que las conversaciones oficiales entre Tibet y China permanecen congeladas, y mientras envejece el Dalai Lama, de 62 años de edad.
La exposición mundial a estos temas ayudará a aumentar la conciencia sobre la lucha del pueblo tibetano, dijo Thubten Samphel, del Departamento de Información y Relaciones Internacionales en el gobierno en el exilio liderado por el Dalai Lama en Dharamsala, India.
Ambas películas de Hollywood tratan los temas tibetanos con sensibilidad y ayudan a lograr "una audiencia y un mercado mundial, y a tener un gran impacto", dijo Samphel.
Sin embargo, "demasiada asociación con Hollywood reduce la seriedad de la cuestión y la gente podría tomarlo a la ligera", advirtió Samphel.
Algunos expertos han advertido que el fenómeno podría reportar un respaldo emocional para Tibet, pero poco más que eso. Otros temen que los tibetanos sean presentados unidimensionalmente como víctimas.
Iróncicamente, la mayor información y conciencia sobre la lucha en el Tibet se produce en momentos en que los propios exiliados tibetanos se preguntan sobre el destino de su tierra en los próximos años.
Los chinos tomaron Tibet en 1951, para pronto violaron las promesas de respetar la libertad de religión y la cultura tibetana. Tras un alzamiento abortado en 1959, el Dalai Lama se retiró al exilio en Dharamsala, al norte de India.
Fuera de Dharamsala, el gobierno de Tibet en el exilio tiene 13 oficinas de representación, y abrirá una más antes de fin de año en Taiwan.
Desde 1979 hubo intentos de entablar un diálogo entre el Dalai Lama, líder espiritual y temporal de Tibet, y autoridades de China.
Pero el progreso ha sido poco, a pesar de las repetidas declaraciones del Dalai Lama de que no busca la independencia de China, sino asegurar el bienestar de seis millones de tibetanos y la "preservación de nuestra cultura y civilización".
Criticado por los chinos como separatista que busca la secesión del contiente, el Dalai Lama ha buscado detener la política china de migración a Tibet y la manipulación de personas religiosas para infiltrar instituciones religiosas.
Los chinos comenzaron a ejercer su influencia en los asuntos religiosos en Tibet, y en 1995 nombraron a su propio Panchen Lama, la segunda figura religiosa después del Dalai Lama.
No obstante, Samphel afirma que ultimamente hay algunas señales positivas. A comienzos de septiembre, la agencia de noticias estatal Xinhua anunció que 132 prisioneros en Tibet tenían libertad condicional y 111 habían sido liberados.
El motivo parece poco claro, pero Samphel dijo que la medida podría estar relacionada a la visita de este mes a Estados Unidos del presidente chino Jiang Zemin.
En abril, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, y su vicpresidente Al Gore se entrevistaron con el Dalai Lama, por lo cual algunos tibetanos exiliados consideran que la liberación de los prisioneros podría ser parte de un intento de China de acallar críticas si Washington toca el tema de Tibet.
La semana pasada el Dalai Lama dijo en entrevista con la cadena televisiva británica BBC que aún es optimista sobre los progresos con China, añadiendo que un creciente número de intelectuales en China comienza a respaldar la autonomía de Tibet.
El Dalai Lama dijo que cree que la autonomía genuina le permitiría a Tibet mantener su propia cultura e identidad, aunque ser parte de un país gigantesco como China ayudaría en el desarrollo físico y económico de Tibet, añadió.
"El socialismo y el altruismo tibetano se combinan muy bien juntos", dijo el líder en una entrevista. Durante una visita a Taiwan en marzo, sostuvo que el enfoque "un país, dos sistemas" podría funcionar en Tibet.
Pero su perspectiva moderada es muy debatida entre la comunidad de más de 100.000 exiliados tibetanos en el mundo, muchos de los cuales quieren la independencia total.
La falta de avances de las últimas décadas desató el debate sobre la estrategia de largo plazo de los tibetanos, las perspectivas de un acuerdo con China e incluso la futura autoridad religiosa y política del Dalai Lama.
El propio Dalai Lama ha dicho que los tiempos llaman a una mayor separación de la autoridad espiritual y política, agregando que si regresa a Tibet espera ser su "líder espiritual" y dejar su autoridad política.
También hay informaciones de que el Dalai Lama piensa alterar el proceso tradicional de sucesión religiosa, y una de las propuestas es elegir al sucesor no identificando su reencarnación, sino mediante un proceso de selección similar al de designación de los papas católicos.
Para un pueblo que busca su supervivencia como nación y como religión y cultura, "se trata de evitar que China influya en la sucesión del Dalai Lama", dijo Samphel. (FIN/IPS/tra-en/js/ral/lp/ip-hd/97