NICARAGUA: Un proyecto faraónico para una pequeña localidad

La vida del remoto pueblo de Punta Mico, en la costa caribeña de Nicaragua, cambiará de modo radical si se concreta el plan de habilitar en la zona un puerto de contenedores y una vía ferroviaria hasta el Pacífico como alternativa al canal de Panamá.

Casi 50 kilómetros al sur del puerto pesquero de Bluefields, capital de región autónoma del Atlántico, Punta Mico ofrece una bahía natural de aguas profundas.

Es aquí donde un consorcio nicaragüense se propone construir el puerto, una zona franca y la estación central de un tren de alta velocidad para unir el Caribe con el Pacífico.

La costa caribeña de Nicaragua, de escasa población y abundante en junglas y pantanos, fue hace tiempo un protectorado británico.

Muchos de los criollos de habla inglesa (que denominan el lugar Monkey Point) y los indígenas miskitos, ramas y sumus que allí habitan aún consideran su territorio un espacio ajeno al resto del país, que está inclinado sobre el océano Pacífico, es de lengua castellana y residencia de nueve de cada 10 nicaragüenses.

La economía de la región autónoma está deprimida, y el empleo remunerado permanente no existe.

"Nuestra economía está vinculada íntimamente con la correcta administración de nuestros recursos naturales", explicó Francisco Campbell, representante de la región atlántica en el Parlamento de Centroamericano (Parlacen).

"Debemos asegurarnos de que la actividad forestal no se limite a la tala de árboles. Es necesario disponer de formas de procesamiento de los recursus extraídos, ya se trate de madera o de la pesca. Así es como se crean empleos", señaló Campbell.

Apenas unas 600 personas habitan Punta Mico. Criollos de las islas caribeñas se establecieron hace más de 110 años en la zona, que ya albergaba a los ramas. El canal seco, si se construye, cambiará en gran medida la vida de la población local.

No hay caminos para llegar a Punta Mico, que se encuentra al norte de la reserva del bosque tropical Indio Maíz. Barcos camaroneros anclan en la bahía, pero las naves de pasajeros no se detienen en la zona.

El transporte es lento y peligroso. La población utiliza canoas llamadas "pangas" para viajar, pescar y llevar sus productos al mercado.

El gobierno inauguró el año pasado una clínica de salud, aunque las visitas de los médicos no son periódicas y la única enfermera del pueblo, Pearl Watson, se fue a Bluefields. Varios pacientes murieron en Punta Mico por falta de atención, aseguró Watson.

La vida en Punta Mico es muy difícil, según sus habitantes. No hay empleos remunerados y los huracanes que periódicamente llegan del Caribe derriban las viviendas y arrasan los cultivos.

Pero la tierra sigue siendo fértil. "Cualquier cosa que uno plante crece", afirmó una mujer. La mayoría de las familias cultivan pequeños predios con frijoles, arroz y mandioca, cosechan bananas y cocos y pescan en la bahía.

La única actividad comercial es actualmente la pesca del tiburón. "Vendemos las aletas para exportación, ya que la población nicaragüense no come la carne", dijo Edwin Hernández, residente en Punta Mico.

Hernán Presida crió a 12 hijos en Long Beach, cerca de Punta Mico. Como la mayoría de sus vecinos, cultiva un poco de todo y también pesca tiburones para venderlos en Bluefields.

Presida teme que el puerto proyectado arruine la pesca local. "Supongo que no van a quedar más camarones ni tiburones, porque se trasladarán a otras zonas", pronosticó.

Algunos indígenas rama que viven en el lugar también temen que su estilo de vida tradicional sea afectado. "Claro que el canal seco sería una ayuda para los indígenas, pues crearía empleo. Pero espero que no nos molesten", dijo Angela Bejanmín MacRae.

En cualquier caso, la mayoría de los pobladores alientan expectativas ante el proyecto de canal "seco", del que aguardan empleo y prosperidad. "A mí me parece que sería algo bueno, porque habría algunos empleos. La vida sería mejor, creo", dijo Marina Benigno.

"Ahora necesitamos ayuda. No tenemos dinero, ni gasolina, ni motores, ni barcos", advirtió otro poblador de Punta Mico.

La población podría enfrentarse a otros problemas antes de que la creación de empleo se materialice. Ya aparecieron extraños que reclaman la propiedad de tierras locales, mientras la mayoría de las familias residentes no tienen títulos legales de sus viviendas.

En una asamblea, la enfermera Watson destacó que la población no estaba informada del proyecto de canal seco cuando los promotores de la iniciativa se presentaron en el lugar.

"Nadie nos dijo nada, ni el gobernador ni el último funcionario. Un día, la compañía vino a negociar con la comunidad de Punta Mico. ¿Cómo podíamos hacerlo si no teníamos información sobre el canal?", se preguntó.

Watson y sus vecinos trabajan con el departamento nacional de la reforma agraria para obtener un título comunal de propiedad de la tierra.

La ex presidenta Violeta Chamorro (1990-1997) creó una comisión nacional para resolver los reclamos de los indígenas sobre las tierras de la costa del Caribe, y la asamblea local aprobó una resolución que legaliza los títulos en Punta Mico.

De acuerdo con Benigno Torres Cristian, del departamento de reforma agraria, el emplazamiento propuesto para el puerto se halla en tierras comunales, cuya venta está prohibida por la constitución.

"Así que sugerimos a la comunidad que la arriende. Con la renta a obtenerse se podría construir escuelas y realizar proyectos sociales", dijo Cristian.

"Queremos que el proyecto (de canal seco) se desarrolle aquí, en Nicaragua, pues lo necesitamos. Pero la comunidad local debe participar del mismo desde el comienzo hasta el fin. Si esa participación se logra, la obra estará garantizada", aseguró. (FIN/IPS/tra-en/pc/mk/aq-ff/dv/97

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